lunes, 26 de marzo de 2012

Patria, fe y post-revolución cubana

Visita de Benedicto XVI, Cambios

Patria, fe y post-revolución cubana

El énfasis gubernamental en los orígenes católicos de la nación cubana
forma parte de la consolidación del tránsito, iniciado ya hace años, del
marxismo-leninismo soviético al nacionalismo "martiano"

Pablo Stefanoni, La Paz | 26/03/2012 9:48 am

Con todo esto del viaje del papa a Cuba me acordaba del título de un
extenso libro de Manuel Vázquez Montalbán. El título refería —aunque su
contenido iba mucho más allá— a la visita del anterior Papa, Juan Pablo
II a la isla caribeña hace 14 años. Y por estos días el enviado de Dios
vuelve a entrar a la capital cubana, en medio de un lento pero
irreversible proceso de transición al que los medios oficiales y el
Gobierno refieren como una "actualización del socialismo".

En un momento donde el propio término socialismo se ha vuelto bastante
indefinible, pensar en qué consistiría su actualización no resulta menos
enigmático. Por ejemplo, en la socialista China según un reporte citado
en DPA, los 75 diputados más ricos superan la posesión total de bienes
de todos los congresistas de EEUU; los dos mejor ubicados tienen más de
6.000 millones de dólares. Pero aunque se habla mucho de la vía china —y
vietnamita— como modelos para una transición cubana, la Isla es bastante
diferente a estas naciones asiáticas.

Lo que se ve por estos días es una consolidación del tránsito iniciado
ya hace años, del marxismo-leninismo soviético al nacionalismo
"martiano". Y es ahí donde puede operar bien el redescubrimiento de los
orígenes católicos de la nación cubana, como se puede ver en un artículo
sintomáticamente titulado "Patria y Fe", publicado en el estatal
Juventud Rebelde. Y en ese caso, aunque se cita la famosa entrevista de
Fidel Castro con Frei Betto ("Fidel y la religión") no se trata de la
debilitada iglesia progresista sino de la visita del Sumo Pontífice y de
la iglesia oficial, una relación que cada vez parece más estrecha y
plagada de elogios. Como escriben Arturo López-Levy y Lenier González en
Foreign Policy en español (21/3/2012), "En este contexto la visita papal
contribuye a la agenda del Gobierno cubano en tres niveles: consolida el
diálogo institucional entre la Administración de Raúl Castro y la
Iglesia Católica, creando incentivos para que esta última participe de
forma ordenada en la renovación del sistema vigente; contribuye a crear
un ambiente internacional favorable a los proyectos de apertura y
reforma aún sin abandonar el régimen unipartidista, y refuerza la imagen
de un país en transición frente a la cual se elevan los costos de la
rígida posición estadounidense de aislamiento contra Cuba".

El largo artículo antes citado (Patria y Fe), de Alina Perera, nos
recuerda que no solamente de materia están hechos los seres humanos —ni
la revolución— y que no es posible dejar de lado la dimensión
espiritual. Y al mismo tiempo rescata la importancia simbólica de la
Virgen de la Caridad del Cobre en la identidad nacional. Otro artículo,
esta vez en el también estatal Granma (no hay medios que no sean
estatales en la Isla) se titula "Bienvenido a Cuba Su Santidad Benedicto
XVI" y comienza diciendo: "Nuestro país se sentirá honrado en acoger a
Su Santidad con hospitalidad y mostrarle el patriotismo, cultura y
vocación solidaria y humanista de los cubanos, en que se sustentan la
historia y la unidad de la Nación". Agrega también que "Recientemente,
la 'Virgen Peregrina' recorrió todo el país en compañía de creyentes y
no creyentes", un dato extraño porque en cualquier país quienes van a
los actos religiosos son los creyentes… a no ser que el Estado
socialista los mande. Los adjetivos no parecen elegidos al azar cuando
se dice que "Su Santidad conocerá a un pueblo seguro en sus
convicciones, noble, instruido, ecuánime y organizado", características
sin duda necesarias para que una transición ordenada —donde la vieja
élite no pierda el poder— tenga éxito. Este pueblo —y también los
adjetivos están bien elegidos— "lucha por la dignidad humana, la
libertad, la independencia, la solidaridad y el bien común", cosas con
las que la Iglesia no puede dejar de coincidir, al menos en el papel.

Así se va completando el mapa de la transición que no deja de
desconcertar a los dinosaurios de Miami: control de las fuerzas armadas
en la economía y de la política, debilitamiento del Partido y
nacionalismo crecientemente poscomunista en la ideología. El problema es
que el exaltado pluralismo religioso que rescata el artículo de Juventud
Rebelde no tiene correlato en el pluralismo político. La Iglesia
Católica (y otras) pueden difundir sus mensajes, organizar reuniones,
publicar, etc., cosa que un partido de izquierda no oficialista, por
ejemplo, está vedado de hacer. Tampoco potenciales sindicatos no
estatizados, para defender a los perdedores de la transición. En este
marco, los llamados a "no politizar" la visita del Papa no dejan de
tener su rasgo curioso, cuando la visita papal es un operativo político
de enormísima magnitud para la Iglesia y el Estado cubano.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/patria-fe-y-post-revolucion-cubana-275258

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