viernes, 30 de marzo de 2012

La Papafobia

La Papafobia
Jueves, 29 de Marzo de 2012 16:16
Escrito por Luis Cino Álvarez

Cuba actualidad Arroyo Naranjo, La Habana, (PD) La semana pasada, luego
de la invitación cardenalicia para que la policía política desalojara
por la fuerza a los trece disidentes que ocuparon por más de 48 horas la
Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, en Centro Habana, expresé el
bochorno que sentía por la actitud de la jerarquía eclesiástica.Pero eso
no quiere decir que yo, que apenas puedo llamarme católico porque lo soy
casi por inercia, por costumbre o porque no puedo vivir sin creer en
algo, me vaya a montar en la ola anticlerical y anticatólica en la que
muchos se montan por estos días, a propósito de la visita del Papa
Benedicto XVI.

Cada cual tendrá sus motivos para sumarse a la ola y la papafobia. Están
los no creyentes, ateos y agnósticos, y los que tienen otros credos. Los
que sienten impotencia ante tanta calamidad, desesperanza y desfachatez
y se sienten abandonados hasta por la mano de Dios y los que dicen ser
sus representantes. Los que se sienten decepcionados porque la jerarquía
católica olvida la función social de la iglesia y a cambio de migajas,
se dedica a hacer mala política. Quienes esperan, no se sabe por qué, lo
que no hay que esperar del Papa, un milagro, en estos tiempos que es
sabido que no son de milagros.

Los entiendo perfectamente. Lo que no puedo entender es el irrespeto, la
intolerancia, el oportunismo político y los ministros de otros credos
que tratan de traer agua por cauces torcidos a sus molinos -¿máquinas
moledoras?- de la fe.

Así que advierto que no esperen de mí catilinarias ni un ultimátum antes
de la Yihad contra Su Santidad. Como mismo no se me ve comulgar por las
sacristías, tampoco voy a sumarme al coro de gospel de los predicadores
que, a falta de mejores argumentos, hablan del Anti-Cristo, de Roma como
si fuera la de los Césares y el Circo, y echan mano de citas bíblicas
fuera de contexto o que se pueden interpretar según convenga a cada cual.

Tampoco me uno a los que por estos días enumeran la larga letanía de los
viejos pecados históricos de la Iglesia Católica que todos conocemos, y
que ahora resulta tan oportuna para validar los argumentos acerca de la
complicidad de la jerarquía eclesiástica nacional con la dictadura. Me
pregunto por qué son remisos a usar esa buena memoria en asuntos
históricos también respecto a los pecados de Estados Unidos, de Europa,
o de ese capitalismo que se hizo amasado con sangre y hoy en crisis,
pero que creen a ultranza que es la panacea a todos nuestros males.

Ya me parece escuchar a los que hablarán con ironía o algo peor del daño
que me hizo estudiar a Marx a la cañona. Les contesto recordándoles el
daño que nos hicieron a todos con aquello de que "la religión es el opio
de los pueblos" y otras pendejadas ¿leninistas? Miren cuán jodidos y
desnortados nos tienen hoy a nosotros y a nuestros hijos.

Con tantos culpables como hay de nuestros desastres, sólo atinamos a
exigir del Papa que vive en Roma lo que no somos capaces de hacer como
pueblo.

¿Por qué la soberbia de creernos, como opositores, que tenemos el
derecho de impedir a los católicos cubanos ser visitados por el Papa?
Digan lo que digan, sí es numeroso el rebaño. Y no necesariamente es
abiertamente opositor. La mayoría está loca porque se acabe la
dictadura, pero no sabe como ni se atreve a decirlo claramente, casi ni
a pensarlo, porque le han inculcado el miedo, no sólo a las represalias,
las coacciones, los cuerpos represivos y las cárceles, sino también al
cambio y a lo que vendrá después. La dictadura consiguió eso porque,
entre otras cosas, durante décadas nos mantuvo alejados de Dios.

Se dice que los cubanos no son mayoritariamente católicos, sino
santeros. Que sólo un 10% son católicos practicantes. Otros,
conceptualmente menos ortodoxos, dicen que los católicos son más del 60%
de la población. Lo cierto es que habrá muchos santeros (se calcula que
un 70%), pero casi todos están bautizados, van a la iglesia, y si les
preguntan, dicen que son católicos "a su manera". Justamente como yo. Y
de esos habemos bastantes.

La actitud alcahueta del cardenal Ortega ya no es noticia. Respecto a
con quién se debe reunir o no el Papa, no hay mucho que explicar.
Benedicto XVI viene no solo en visita apostólica, sino también como jefe
de Estado del Vaticano, que por cierto, es un estado totalitario como
quiera que se mire. Aunque sus gulags y su policía política sean de tipo
espiritual. Por mucho que nos disguste, el Papa se reunirá con el
mandatario cubano. Puro protocolo. Si dedica unos minutos siquiera a las
Damas de Blanco es una opción moral. Pero si no tiene por qué recibir a
opositores, tampoco tiene que reunirse con Fidel Castro, que por estar
retirado, es un ciudadano más –¿no es acaso el Compañero Fidel?- , por
demás, excomulgado por la Iglesia Católica desde hace 50 años.

No tengo mucho más que decir respecto a la visita del Papa. Ni siquiera
sé bien por qué me desgasto en escribir esto. Es sólo porque reventaría
si no digo algo. Digamos que no me da la gana de quedarme callado ante
tantos llamados oportunistas a incendiar los templos y curas-alguaciles
que amenazan -¡ay, san Ignacio de Loyola!- con crear sus propias
brigadas de respuesta rápida.

Sé que la visita del Papa Ratzinger poco aportará a la solución de
nuestros problemas. Estuve hace 14 años, por primera vez parado en la
Plaza de la Revolución, en la misa que dio allí Juan Pablo II. Por si no
lo sabe el Departamento Seguridad del Estado fui uno de los varios
centenares que gritaron ¡libertad! –aunque por la TV no se escuchara tan
fuerte como hubiésemos querido, tal vez debido a ese viento misterioso
que soplaba aquella mañana Pero que no se preocupen los segurosos, que
en la misa habanera de Benedicto XVI –aunque me dejasen asisitir, que lo
dudo- no pienso estar. ¿Para qué? Me conformo con la bendición que
recibirá todo mi pueblo. Todos. También los que hoy padecen de Papafobia
y de modo entusiasta e irresponsable practican surf en la cresta de la
ola anticatólica. Supongo que coincidirán conmigo en que una bendición
-y máxime en tiempos difíciles- nunca está de más.

Para Cuba actualidad: luicino2012@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/3744-la-papafobia.html

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