domingo, 4 de marzo de 2012

Los recolectores clandestinos

Los recolectores clandestinos
marzo 4, 2012
Jorge Milanés Despaigne

HAVANA TIMES, 4 marzo — Venían del fondo del comedor y de pronto echaron
a correr desaforadamente calle abajo con una lata. Detrás, un policía
les silbaba tratando de detenerlos.

Mientras, me detuve al otro lado de la calle a observar. "Hasta ahí
llego su puerco," —me dijo un señor— "les van a pegar tremenda multa, y
pobre del que se la vendió. Porque ahí no hay quien se coma lo que
cocinan…."

Por los años 80 y principios de los 90, la mayoría de los comedores y
restaurantes recogían los desechos de comida. Me acuerdo que era en una
cámara de conservación donde frecuentemente un camión los recogía para
alimentar el porcino del estado.

Luego, con el Periodo especial se dejó de recoger por la falta de
combustible y de transporte que garantizaba la recogida. En el mejor de
los casos, porque otros lugares cerraron por no tener nada que vender.

Ante la imposibilidad de recogida de desechos y una oportuna aparición
de posibilidades para vender el salcocho a esas personas que crían
animales, se creó un mercado subterráneo.

Al principio el precio de la lata de estas sobras era de veinte pesos en
moneda nacional, pero ahora es de cincuenta.

Evidentemente, por un lado es una fuente de ingreso económico para
quienes se dedican a tales menesteres, y por otro, con el afán de
garantizar tamaña entrada económica, no se elaboran los alimentos con
calidad.

No conozco comidas buenas en los hospitales; ellas obedecen al régimen
dictado por el médico, pero se le podría dar la cocción requerida…

Esas son las razones por las cuales llegan más residuos de comida a los
recolectores clandestinos.

Hoy, cuando se elaboran alimentos, existen condiciones para hacerlos con
buen punto, mas no sucede así.

Hay una intención velada: que las personas casi no la coman y pueda
venderse.

http://www.havanatimes.org/sp/?p=59127

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