domingo, 25 de marzo de 2012

La Iglesia en la cuerda floja

Publicado el sábado, 03.24.12

La Iglesia en la cuerda floja

La visita del papa Benedicto XVI es motivo de gran regocijo para la
Iglesia Católica cubana y para sus fieles, pero además de un enorme
desafío representa un peligroso acto de equilibrismo
Victoria Burnett y Randal C. Archibold
The New York Times

LA HABANA -- Apenas en los últimos días, con una visita inminente del
Papa Benedicto XVI, el Reverendo Roberto Betancourt ha sido testigo de
primera mano de la difícil posición de la Iglesia Católica de Cuba:
ahora con mayor influencia que nunca, pero con dificultades para llenar
sus bancos. Hay feligreses que entran libremente a la parroquia de
Betancourt, la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad en el centro de
La Habana, para depositar flores ante una efigie de la patrona del país,
pero rara vez se quedan para la misa de Betancourt.

"Ella cuida de mí, ella me da lo que necesito", afirmó Rosario
Rodríguez, de 36 años, que se describió como católica y practicante de
santería, quien dijo que estaba "demasiado ocupada" para asistir a misa.

Ahora mismo han llegado manifestantes que la semana pasada estuvieron
dos días en la iglesia de Betancourt, clamando por libertades políticas,
hasta que fueron desalojados por la policía. Su expulsión impulsó a
otros a criticar a la Iglesia por estar demasiado cerca del gobierno.

"Este es un momento muy riesgoso", apuntó Betancourt sobre la necesidad
de la Iglesia de equilibrar sus papeles como diplomático y guardián de
los derechos del pueblo, "porque es el momento del que dependerá el
futuro de nuestra misión con el pueblo cubano".

Benedicto enfrenta un reto: la primera visita de un Papa desde la
histórica visita de Juan Pablo II en 1998. El perfil de la Iglesia como
una institución ha subido marcadamente en años recientes en medio de un
brote de tolerancia religiosa que no se había visto desde el triunfo de
la Revolución de 1959, con líderes eclesiásticos promoviendo libertades
políticas y económicas, negociando la liberación de docenas de
prisioneros políticos en el 2010 y brindando consejos para reestructurar
la economía.

Al mismo tiempo, la Iglesia ha enfrentado dificultades para atraer a mas
feligreses y enfrenta críticas en el sentido de que sus lazos se han
vuelto demasiado cómodos con el estrecho círculo de gente que toma
decisiones en Cuba.

"La Iglesia desafía discretamente al régimen, por lo cual éste no la ve
como una gran amenaza", sostuvo Christopher Sabitini, alto director de
estrategia en el Consejo de las Américas.

En México, la primera parte de su viaje de cinco días por dos países, el
Papa encontrará muchedumbres en uno de los países más católicos del
planeta, las cuales probablemente acudirán a él en busca de palabras
tranquilizadoras con respecto a la violencia que sacude al país.

Sin embargo, en Cuba, uno de los países menos católicos —además de menos
democráticos— de América Latina, la visita está más cargada. Se dice que
el actual pontífice eligió la isla, que visitó en 1998 como alto
consejero del Papa Juan Pablo II, para honrar los deseos de su
predecesor de un cambio transformador y para promover la fe. Cuba
también es uno de los pocos rincones de la Iglesia que no han sido
sacudidos por escándalos de abuso sexual.

El Papa Juan Pablo, nacido en Polonia, era conocido por su desdén hacia
el comunismo, en tanto el Papa Benedicto, de Alemania, también ha
demostrado su desagrado hacia ideologías que dejan poco espacio para la
fe; Cuba fue ateísta oficialmente hasta comienzos de los años 90.

Sin embargo, funcionarios del Vaticano dijeron que el Papa Benedicto no
vendría con la intención de hacer arengas. Al mismo tiempo, en una
entrevista publicada este jueves, el segundo funcionario de mayor
importancia del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, descartó
insinuaciones en el sentido de que el gobierno cubano explotaría la
visita del Papa. Bertone expresó su confianza en que la llegada del Papa
"contribuya al proceso de desarrollo hacia la democracia".

Incluso antes de su llegada, se está acumulando la presión en Cuba para
que el Papa aborde el tema de los derechos humanos. Días después de que
fue ocupada la iglesia de Betancourt, docenas de integrantes de las
Damas de Blanco expresaron que la policía los había detenido durante
varias horas el domingo pasado y les había advertido de que no se
manifestaran durante la visita del Papa. El grupo ha exigido una reunión
con Benedicto XVI, pero no ha recibido respuesta alguna.

Funcionarios estadounidenses también albergan grandes expectativas
respecto de la visita del Papa. Un funcionario de alto rango del
Departamento de Estado anticipa que el Papa, en su reunión con el
gobernante Raúl Castro, sacará a colación el caso de Alan Gross,
contratista estadounidense encarcelado desde diciembre del 2009.

Gross, quien trabajaba en un proyecto con financiamiento del gobierno
estadounidense enfocado en el fomento de la democracia, fue declarado
culpable de actuar para desestabilizar al Estado cubano después de que
haber sido sorprendido suministrando equipos de telefonía satelital y
otros aparatos de comunicaciones a organizaciones judías.

La Iglesia Católica de Cuba ha participado desde hace mucho tiempo en un
cauteloso acto de equilibrismo.

Encabezada por el arzobispo de La Habana, Cardenal Jaime Ortega y
Alamino, la Iglesia se ganó elogios por negociar la liberación de
docenas de prisioneros políticos en el 2010, pero muchos disidentes se
molestaron porque estuvo de acuerdo con el gobierno en que esos
prisioneros salieran del país, hacia España.

En deferencia a la edad (84 años) y fragilidad del Papa Benedicto, su
visita presenta un itinerario ligero y se clasificó como esencialmente
pastoral.

Funcionarios del país pronostican que asistirán cientos de miles de
personas a una misa papal en la Plaza de la Revolución, donde Fidel
Castro se estuvo dirigiendo a los cubanos durante varias décadas antes
de enfermar en el 2006 y ceder el poder a su hermano.

Un poco más de la mitad de la población de Cuba, de aproximadamente 11
millones de habitantes, se identifica como católica, según el Pew Forum
on Religion and Public Life, en comparación con el 85 por ciento de los
mexicanos. De los católicos cubanos, cinco por ciento o menos asisten a
la Iglesia y muchos practican la santería, extendido sistema de
creencias que mezcla la religión yoruba de raíces africanas con el
catolicismo. Para ellos, Nuestra Señora de la Caridad, o Nuestra Señora
del Cobre, a la cual identifican como Ochún, es la deidad yoruba del
amor, la fertilidad y el dinero.

"El gran desafío pastoral de la Iglesia en este momento radica en
aprovechar esta enorme manifestación de fe en la Virgen y evangelizar de
nuevo al pueblo cubano", apuntó Betancourt. "Esa es una dura tarea
después de medio siglo de descristianización".

Victoria Burnett informó desde La Habana y Randal C. Archibold desde
Ciudad de México. Gaia Pianigiani contribuyó con información desde
Ciudad del Vaticano y Ginger Thompson desde Washington.

http://www.elnuevoherald.com/2012/03/24/v-fullstory/1160445/la-iglesia-en-la-cuerda-floja.html

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