domingo, 25 de marzo de 2012

Esperando a Benedicto XVI: Babalú y bula papal

Esperando a Benedicto XVI: Babalú y bula papal
Publicado el Sábado, 24 Marzo 2012 06:33
Por Café Fuerte

Me entristece ver a la gente de La Habana entregada al aterrizaje del Papa.

Concurren varios aspectos que contribuyen a que no me sienta del todo
bien con esta devoción.

La cantidad de vejaciones, de imposiciones, que tuvo que soportar la
gente de parte del mesianismo revolucionario fue enorme, a cambio de
solo algunas migajas, escasas, entre las que se encontraban dos hechos,
que felizmente los alejaban de la parte más nefasta de la Iglesia
Católica: una educación basada en la Teoría de la Evolución, que frente
a la de la Creación dejaba como beneficio inmediato el cuestionamiento a
todo poder absoluto, a toda inmovilismo teórico y dogma; y la conversión
en obsoletas de las costumbres atávicas y asfixiantes que desde tiempos
inmemorables padecía la población a raíz del adocenamiento a que era
sometida por los cánones de dicha Fe, como los temores al placer , al
conocimiento del cuerpo y del erotismo. Y evitando que la milenaria
institución medie en terrenos cívicos y de Salud Publica como son el
divorcio y el aborto.

Pérdida de lo más valioso

Lamentando, sin embargo, la pérdida de lo más valioso de esa religión,
su carácter humanitario, la educación en valores que descansan sobre la
existencia del prójimo, y en el beneficio de la comunidad, así como la
inmensa sabiduría en lides cotidianas y la gran cultura general que
constituye su acervo y su tesoro más preciado, infinitamente más que las
joyas del Vaticano y de las diferentes coronas.

Algo más importante si se quiere, es que el verdadero sentimiento
religioso había aflorado en medio de la represión del mismo modo que
cuando los esclavos tenían prohibida la adoración a las deidades del
panteón Yoruba de donde muchos de ellos provenían.

Y se fue dando en la población una especie de sincretismo, la gente
nunca dejó de creer íntimamente, pero ya estaban diluidas las costumbres
rituales en actitudes y actos reflejos apartados, inconexos con otros,
sumamente originales al no poder refrendarse en los demás.

Esto que en un principio podía constituir una rémora, pasó a conformar
una bendición ya que permitió el retorno del verdadero sentimiento
religioso sin la participación, ni del Estado, ni de la Iglesia, ni de
directriz alguna, que deja en situación de pureza a las tímidas,
inocentes y primarias manifestaciones religiosas del pueblo lego en esta
materia. Como podía ser mi generación sin educación religiosa alguna,
con una fuerte predisposición contra la teoría de que la Idea dio lugar
a la Materia, pero que no por ello carecía de todo sentimiento de
trascendencia, de continuidad de la existencia, de misticismo.

Religiosidad para descontentos

En lo más intimo lamento la pérdida de dos extremos, que con esta
institucionalización y normalización del sentimiento religioso, se
extravíe lo más granado en instrucción, en invitación al cuestionamiento
y estudio constante de la naturaleza, y por el otro extremo que se
desvanezca el uso de los rudimentos, de las utensilios primitivos
espirituales, intuitivos, muy personales e intransferibles, para
canalizar el sentimiento religioso en detrimento del antiguo, pero
novedoso para ellos, instrumento dogmático y de consumo de masas.

También podría haber una tercera y es que lamento que ya se esté
instrumentando la religiosidad para canalizar los descontentos, cuando
son sentimientos que deberían andar por carriles diferentes, por salud
para ambas.

Es como si en el polo opuesto al materialismo que proponía el marxismo,
tuviese lugar el nido nuevamente, para la génesis de las más antiguas
inquietudes, jamás respondidas por ciencia alguna, preguntas intimas del
orden privado cuyo capital es la inquietud en sí, no la respuesta.

Lamento que cuando las futuras generaciones estén perdidas en sus dudas,
en sus diversos mundos de fracasos y desaciertos, encuentren apoyo
únicamente en elementos fetiche pactados, en convenciones tan generales
que no alcancen a llegar a lo más profundo de su interrogante, de la
duda, del dilema, de la angustia que preside la búsqueda del más allá. O
del más acá.

Con inocencia y perplejidad

Yo, que creía sostenerme en un sistema filosófico materialista que a la
postre no deja de ser idéntico al sistema filosófico idealista en
rigidez y orden, me sorprendo echando de menos la posibilidad de la
verdadera espiritualidad, de la auténtica llegada a la antesala del
conocimiento de donde venimos y hacia donde vamos, a través de la
conexión más intima con el espíritu que nos acompaña desde los
principios de los tiempos, y que ya nos está acompañando en lo que será
el mañana. Habida cuenta de que todo transcurre aquí y ahora, y que por
ende todos los tiempos están presentes a la vez.

Lejos de ver la afluencia colectiva y de masas a esta nueva forma de Fe
como una contrapartida, un contrapeso a la uniformidad, a la
disgregación del individuo que plantea la dictadura del proletariado, lo
veo como su continuación, su hermano gemelo igual de absolutista. Otro
plato en la misma cena.

O quizás todo sea más práctico, cuando para conectarse con el más allá
se precisen solo unos minutos frente a una imagen, con unas pocas
palabras ya establecidas y una o dos persignaciones; en lugar de perder
el tiempo inapreciable en hallar el correcto camino en el campo, las
botellas exactas, y el tono preciso en sus cuerdas vocales, cuando ora
vencidos ora vencedores, le dedicamos con inocencia y perplejidad
nuestros cantos reciclados a Babalú Ayé.

* Sobrino del Che Guevara. Vivió como refugiado en Cuba por 15 años y
permaneció en La Habana hasta 1988. Actualmente reside en España y
escribe un libro testimonial sobre su experiencia cubana y el peso del
mito que rodea a su célebre tío guerrillero.

http://cafefuerte.com/opinion/opinion/puntos-de-vista/1695-esperando-a-benedicto-xvi-babalu-y-bula-papal

No hay comentarios:

Publicar un comentario