sábado, 24 de marzo de 2012

Derechos Humanos en Latinoamérica: antecedentes históricos

Derechos Humanos en Latinoamérica: antecedentes históricos
[24-03-2012]
Julio César Gálvez
Ex preso de Conciencia de la Causa de los 75

(www.miscelaneasdecuba.net).- Cuando ya han transcurrido meses de la
celebración del 63 aniversario de la proclamación de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, el cumplimiento de la misma en
América Latina varía mucho de un país a otro.

Colombia, con la presencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia ̶ FARC ̶ desde hace más de 60 años en la vida política de la
nación, y años más tarde las Fuerzas Paramilitares, ambas con sus
secuestros, desapariciones, ejecuciones sumarias y la tortura contra
civiles y militares, amparadas en el narcotráfico, han alcanzado
proporciones epidémicas.

En Perú, donde cientos de personas continúan en las cárceles acusados
de actividades subversivas por pertenecer al grupo terrorista Sendero
Luminoso. Honduras, donde un golpe de Estado derrocó a Manuel Zelaya por
inconstitucional, lo que provocó disturbios, heridos y muertos durante
las protestas.

Nicaragua, donde Daniel Ortega está acusado de fraude electoral
para reelegirse, después de modificar la constitución violando lo
establecido en la misma. Guatemala, donde la esposa del presidente
Alvaro Colom se divorció, en un rejuego político para tratar de
perpetuar a la familia en el poder.

México, donde los periodistas son asesinados por denunciar el
narcotráfico y el aumento de la violencia contra las mujeres. Bolivia
donde Evo Morales arremete contra los indígenas que lo apoyaron para
asumir la presidencia.

Correa en Ecuador coartando la libertad de prensa. Venezuela, camino del
retroceso, gracias a las políticas impuestas por Hugo Chávez, sed violan
los derechos elementales de sus ciudadanos. No son los únicos.

En otros, la brutalidad policial, las condiciones inhumanas en las
cárceles, y las violaciones a los derechos económicos, sociales y
culturales es cosa diaria. Si hay una violación común, hoy en día, en la
mayor parte de los países de América Latina, es la impunidad, la falta
de castigo ̶ y a menudo de investigación ̶ sobre aquellos que son
responsables por cometer los abusos más viles y horrendos que puedan
imaginarse contra los derechos humanos.

Cuba, quizá sea el único país del continente americano, y hasta del
mundo, donde se violan, de forma sistemática y encubierta, todos los
derechos humanos en su conjunto desde hace más de 50 años. Baste señalar
el aumento de la represión, las golpizas y las detenciones contra
pacíficos disidentes durante los últimos meses. En estos momentos, y a
pocos días de la tan controvertida visita del Papa Benedicto XVI a la
isla, se desconoce el paradero de varios opositores detenidos y
desaparecidos desde el pasado 20 de marzo, por tratar de realizar una
marcha demandando libertad de expresión y democracia.

Pero todo esto tiene su antecedente histórico, si se parte de la base
que América Latina está unida " por un pasado de dominio colonial,
lengua, historia y tradiciones comunes". A lo que hay que agregar la
tozudes de las neuronas de gobernantes en gran parte también.

La conquista española entre 1492 y 1650 exterminó a más del 70 por
ciento de unos 70 millones de habitantes que existían en la región
cuando Cristóbal Colón piso tierra firme en La Española, hoy República
Dominicana. España, como imperio colonial sometió con dureza y esclavizó
a los originarios de sus nuevos dominios en América para hacerlos
trabajar despiadadamente en busca de oro y riquezas, de los que
despojarles para enviar a la Madre Patria. Llegó a ser el más poderoso y
extenso imperio de todos los tiempos, pero terminó en total bancarrota y
derrotado militarmente en 1898 ante Estados Unidos – acción que nunca
han perdonado ̶ con la perdida de Puerto Rico y Filipinas y la
independencia de Cuba, donde empleó " hasta el último hombre y la última
peseta" como dicen popularmente, "Más se perdió en Cuba".

La Revolución Haitiana ̶ precursora y paradigmática ̶, que se
independizó de Francia en 1804, que condujera a la primera república
negra del mundo, donde sólo 12 mil de los 300 mil habitantes con que
contaba eran blancos libres, y que de hecho, sería la primera verdadera
revolución independentista de América Latina, siguió el ejemplo, después
traicionado de la Revolución Francesa, de quien tomó los postulados de
las corrientes del pensamiento liberal en los campos filosóficos y
políticos: Libertad, Igualdad, Fraternidad.

El proceso de independencia de América Latina, que costó cientos de
miles de vidas, detonó y se encarriló luego de que España fuera invadida
por Francia en 1808 y se promulgara la Constitución de Cádiz de 1812, ̶
de la que celebramos su Bicentenario ̶ que contribuyó a instaurar en la
península un orden más igualitario, una economía más liberal, un
organismo judicial uniforme, en los que se abolieron los gremios, y
desamortizó la propiedad de la iglesia, pero lamentablemente no lograron
modificar de fondo la cultura política española, ni arraigar por tanto
las costumbres democráticas.

Hidalgo, San Martín, Sucre, Bolívar, Martí. Son héroes, países y
procesos distintos, pero todos con un mismo fin: la independencia del
poder colonial de España y la libertad de sus pueblos. Fueron ardientes
defensores de la dignidad y los derechos en igualdad de los seres
humanos mucho antes de que existiera un documento que lo respaldara.

América Latina ha tenido revoluciones inconclusas; países que lograron
emanciparse de un colonialismo formal pero que luego sufrieron distintos
tipos de injerencia extranjera. De la dependencia del imperio de España
durante la colonia, pasó a la subordinación de Gran Bretaña en el siglo
XIX, a la presión de Estados Unidos en el pasado siglo XX y a la nueva
etapa de influencia de China y Rusia en el presente siglo XXI.

El discurso oficial habla de unidad en América Latina, pero eso es pura
retórica. América Latina está desunida por ser la zona de mayor
disparidad en el mundo en materia de ingresos económicos entre ricos y
pobres, una de las causas de violaciones de los Derechos Humanos.

Unos 205 millones de personas son pobres y 79 millones son indigentes,
según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, sin
embargo, es una de las regiones mayores productoras de materias primas
esenciales para los países industrializados y que mejor ha podido
resistir el fuerte impacto de la crisis financiera actual.

La hermandad latinoamericana no está presente en la coherencia de los
discursos de sus gobernantes. Hay división, ausencia de un proyecto
común; izquierdas y derechas intransigentes e intolerantes, visiones
distintas y adulteradas sobre lo que es independencia y soberanía
nacional. Crisis de valores éticos y morales de sus políticos.

Todo lo cual implica serias violaciones de los derechos más elementales
de los ciudadanos de estos países.

Las rencillas entre naciones tienen componentes personales: el
caudillismo. Ese mal endémico heredado de la etapa colonial de mentes
calenturientas y obcecadas, donde la prepotente y autosuficiente figura
patriarcal es eterna en el mando, desde donde arrasan con todo lo
establecido y convierten a su antojo las instituciones y la democracia
en provecho personal; manipulan a los pueblos para cambiar las
constituciones y beneficiarse para seguir ostentando el poder.

Las divisiones y discusiones entre Chile, Perú y Bolivia, permanecen
intactas desde la Guerra del Pacífico, llevada a cabo entre 1879 y 1883.
Bolivia le reclama a Chile la salida al mar. Muchos de los países
sudamericanos tienen interpuestas demandas y reclamaciones ante la Corte
Penal Internacional a los que se suman Nicaragua y Costa Rica por
situaciones limítrofes.

América Latina está dividida: de, un lado los gobiernos conservadores
afines a la política de Washington, como Colombia y hasta el presente el
Perú, del otro lado la izquierda autoritaria, intransigente y populista
de Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Fernando Lugo, quienes
siguen los dictados de una filosofía desfasada aplicada por Fidel
Castro, quien ha convertido a Cuba en un Estado policial represivo,
atrasado tecnológicamente y dependiente en lo económico del exterior,
mientras en medio, una socialdemocracia a la europea, con Brasil y Chile
como estandartes.

Atrás quedó la noche del 10 de diciembre de 1948, en París, donde 48 de
los 56 delegados presentes aprobaron la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, sin duda uno de los documentos más trascendentales en
la Historia de la Humanidad. La historia lo recoge, aunque se hable poco
de ello, Arabia Saudita y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas, quien se jactaba de la defensa de la democracia, se
abstuvieron de aprobar la Declaración, mientras todos los países de
América presentes en la votación, entre ellos Haití, emitieron su fallo
favorable.

Hoy vivimos en un mundo más democrático y plural, donde los derechos
humanos deben ser respetados como un acto de justicia e igualdad entre
los hombres.

Por eso para los latinoamericanos siempre deben estar presentes las
palabras del Benemérito de las Américas, el mexicano Benito Juárez,
cuando sentenció: " El respeto al derecho ajeno es la paz ".

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35570

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