Lunes, 19 de Marzo de 2012 04:07
Jorge Olivera Castillo
Cuba actualidad, Habana Vieja, La Habana, (PD) Los brutales toletazos de
la policía no aparecieron en las pantallas de los televisores cubanos.
De la barahúnda de gritos, acusaciones y golpes tampoco hubo copias en
las emisoras de radio. En la prensa escrita, solo el colofón de la
noticia: el anuncio de que el presidente de Bolivia, Evo Morales,
promulgaba la Ley General y Trato Preferencial para discapacitados.
La mayoría de los cubanos no se enteraron de las refriegas ocurridas
entre decenas de policías y cientos de bolivianos con diversos
impedimentos físicos que demandaban una debida protección social. El
asentimiento del mandatario llegó tras la aplicación de excesivas
medidas de fuerza contra los manifestantes.
Entre las medidas disuasorias, aparte de los bastonazos y empellones,
estuvo el lanzamiento de gases lacrimógenos y la aplicación de corriente
a las sillas de ruedas. A propósito de las refriegas, no pocos inválidos
rodaron por el pavimento desde sus frágiles medios de locomoción.
Algunos quedaron semidesnudos y severamente lesionados.
La orden de desalojarlos de las inmediaciones del Palacio de Gobierno a
cualquier precio, se reflejó en una actuación policial que bien podría
calificarse como abuso de lesa humanidad.
Las únicas reyertas que tienen amplia cobertura en los medios de
comunicación cubanos, son las protagonizadas por el movimiento Occupy
Wall Street y la Policía de Nueva York, así como sus réplicas dentro de
Estados Unidos y en varios países de Europa y América Latina.
De más está decir que la selección de estas imágenes apunta más a la
distorsión que a un balance objetivo del problema. El propósito se
inserta dentro de una estrategia enfocada en explotar las debilidades
del sistema capitalista y no en brindar una perspectiva general de la
controversia.
Por suerte, dentro de estos países, incluida Bolivia, existe una prensa
libre donde es posible, al margen de potenciales manipulaciones,
acercarse a la esencia de los diferentes problemas sociales, políticos y
económicos.
En cambio, dentro de Cuba los filtros del gobernante partido comunista
coartan las probabilidades de forjarse un genuino estado de opinión de
lo que sucede dentro y fuera del país.
El parcialismo es consustancial a una ideología que criminaliza la
pluralidad de criterios y enajena cualquier intento de disminuir el
control mediático, que no deja ningún eslabón suelto.
Evo Morales, junto a toda la comparsa de la Alternativa Bolivariana para
América Latina y el Caribe (ALBA) tienen garantizado un lugar de
privilegio en la prensa cubana. Ninguno de sus errores saldrá en las
páginas del periódico Granma, en el Noticiero Nacional de Radio o en
alguno de los cuatro canales de televisión.
En la lista de naciones favorecidas por una generosa cobertura mediática
habría que agregar a China e Irán, sobre todo la última, que se opone de
manera tan radical a Occidente, fundamentalmente a Estados Unidos y sus
aliados.
La sistematización de las palizas contra los disidentes pacíficos
cubanos, a manos de las turbas parapoliciales, continuarán en la sombra,
fuera de las cámaras, los micrófonos y las impresoras, todo bajo el
control del partido único.
Similar orden de Evo Morales contra los inválidos, se repite dentro de
Cuba. Solo con las diferencias de que Raúl Castro no usa gases
lacrimógenos, los golpeadores son reclutados en universidades y oficinas
del partido y las víctimas incluyen a mujeres indefensas.
Aquí la prensa es otro verdugo listo para el apaleamiento mediático
contra los desobedientes.
Para que no queden dudas de la "sagacidad" periodística de los
reporteros oficiales, entre las noticias estelares publicadas en días
recientes se destacó el hecho de que la sal ya se puede adquirir fuera
de la libreta de racionamiento. ¿Un logro, una broma de mal gusto o un
disparate?
Saque usted sus propias conclusiones.
Para Cuba actualidad: oliverajorge75@yahoo.com
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