Sudar no es para nuevos ricos
ZUNILDA MATA, La Habana | Junio 20, 2017
La pasajera se queja del calor mientra mueve frenéticamente el abanico.
"En unos días voy a instalar un aire acondicionado", se justifica el
chofer del taxi y agrega que cobrará "más caro el pasaje". En verano
todos sueñan con climatizar sus habitaciones o vehículos, pero sufrir o
no la canícula depende del bolsillo.
El 2013, y después de ocho ocho años de prohibición, el Gobierno
autorizó la importación por los viajeros de aparatos de aire
acondicionado, cocinas eléctricas, refrigeradores y hornos microondas.
Fue el disparo de arrancada para una avalancha que invade los
aeropuertos, las terminales portuarias y las agencias de envíos a Cuba.
"En ese vuelo llegaron seis splits (aparatos de aire acondicionado)",
contaba este sábado una empleada de la Terminal 3 del Aeropuerto
Internacional José Martí de La Habana. El avión procedente de Cancún,
una ruta muy apreciada por las mulas, trajo también una decena de
televisores pantalla plana, ocho minibares y dos computadoras de mesa.
Entre las cajas que se amontonan alrededor de la estera se ven las
unidades que irán dentro de las habitaciones y las que quedarán
colocadas en una azotea o un muro exterior, una ironía cruel, porque en
el principal aeropuerto del país los viajeros se quejan del calor y
sueltan la gota gorda mientras esperan las maletas.
"Es difícil saber el número de splits que está entrando cada día",
asegura la empleada. "Es raro que llegue un vuelo de Panamá, México o
cualquier otro país cercano que venga sin al menos dos aparatos". En las
filas para pagar el sobrepeso de equipaje y la importación de
electrodomésticos se ve a los recién llegados cargados de bultos.
Los residentes permanentes en Cuba, nacionales o extranjeros, pueden
importar dos aires acondicionados de hasta una tonelada de refrigeración
en cada viaje. Solo en la primera ocasión -a lo largo de un año- pagan
los aranceles en pesos cubanos a un precio que va desde 150 a 200 CUP.
El resto de veces abonan esa cantidad en pesos convertibles (CUC).
El negocio es redondo. Incluso pagando en CUC el viajero podrá revender
en el mercado negro un split de una tonelada en unos 650 CUC por un
aparato que le ha costado menos de 350 dólares. Las marcas que entran
con más frecuencia en el país son Midea, LG, Carrier, Royal, Daewoo y
Prestiger. Los precios han caído hasta un 30% desde que se autorizó la
importación y dado el volumen de oferta seguirá esa tendencia.
Las tiendas estatales intentan competir con la venta "por la izquierda"
pero tienen precios más altos, un número menor de modelos y el
desabastecimiento vuelve inestable el suministro.
Los splits se han ido incorporando lentamente al paisaje de ciudades y
pueblos. Si antes se colocaban de manera discreta para no hacer visible
una economía más holgada que el resto, ahora la tendencia es exhibirlos.
"Ahí vive gente con billete", advierte Igor, un bicitaxista que aguarda
a sus clientes en las cercanías de la Plaza de Carlos III. Mientras
pedalea y muestra algunas partes de la ciudad, el ciclista busca con la
mirada estas señales de familias con dinero. "Donde quiera que hay un
aparato de aire acondicionado están forrados", reflexiona. No solo
adquirir uno de estos aparatos marca la pertenencia a un grupo social,
lo más difícil es costear su funcionamiento.
Buena parte del suministro eléctrico sigue estando subsidiado. "El
consumo promedio mensual del sector residencial en 2013 fue de
aproximadamente 180 KWh/cliente", aseguró Marino Murillo. Por esa
cantidad un consumidor paga 36,60 CUP, "mientras que al Estado le cuesta
220 CUP", advirtió el vicepresidente.
Mantener el aire acondicionado de una tonelada encendido toda la noche
puede disparar el consumo eléctrico por encima de los 400 CUP mensuales,
el salario de un profesional. Sin embargo, muchas familias se deciden a
hacerlo, agobiadas por el calor o porque quieren alquilar habitaciones a
extranjeros.
"El aire acondicionado y el agua caliente no pueden faltar en este
negocio", cuenta Rocío, quien gestiona junto a su madre un hostal
colonial en Trinidad. Con tres habitaciones de alquiler, cada una con
split, minibar y televisor, las emprendedoras pagan una tarifa eléctrica
de cuatro dígitos. Consideran que, aún así, "da negocio" en una zona con
una alta tasa de ocupación durante todo el año.
En noviembre de 2010 comenzó a regir una nueva tarifa eléctrica
progresiva que penaliza con gravámenes de hasta un 300% a los hogares
que consumen mensualmente más de 300 kilowatts/hora (KWH), una situación
que ha disparado los fraudes eléctricos.
Un ingeniero de la Empresa Eléctrica en La Habana contó a 14ymedio las
nuevas formas con que los ciudadanos buscan robar la electricidad. Antes
"eran tendederas de cables visibles que eran fáciles de detectar o
adulteraciones a los metros contadores que un técnico notaba enseguida"
pero "ahora rompen hasta la calle para pasar los cables y se confabulan
con trabajadores de la empresa".
El especialista asegura que existen "vecinos colindantes con entidades
estatales que roban la electricidad de una empresa, un almacén, una
carpintería o hasta un policlínico". Detalla que casi siempre "son casos
de gente que tiene algún negocio altamente consumidor, como un horno
eléctrico de hacer pizzas, una planta de chapistería, una paladar o
muchos aires acondicionados".
El ingeniero recuerda a una familia en que "hasta los niños más
chiquitos tenían un split en el cuarto y lo dejaban encendido todo el
día". Un vecino alertó de la situación cuando supo que pagaban una
tarifa eléctrica muy baja. La denuncia trajo a los inspectores y
descubrieron que el contador estaba adulterado. Además de la multa
"tuvieron que pagar de manera retroactiva todo lo que debían".
Para combatir los fraudes se sustituyeron los contadores analógicos por
otros digitales y en algunas zonas del país se están volviendo a cambiar
por unos nuevos de tecnología infrarroja. Pero las tretas son inagotables.
"El vecino de los altos vive solo y es jubilado, me pasa un cable con
electricidad y a cambio yo le pago también su consumo", cuenta un
próspero emprendedor que regenta una cafetería en la calle Zanja. "Así
reparto el consumo y no me sale tan caro" porque evita que todos los
kilowatts gastados vayan a una sola cuenta con el consiguiente recargo
progresivo.
El cuentapropista tiene además tres aires acondicionados instalados a lo
largo de la casa. "Sin esto no se puede vivir aquí, porque esta casa
apenas tiene ventanas al exterior y la cocina del negocio genera mucho
calor", explica. Los aparatos los compró en el mercado informal y está
esperando "que bajen un poco los precios" para adquirir un cuarto.
"No es lo mismo ser cubano de ventilador que cubano de split",
reflexiona. "Mientras que uno se la pasa molesto, al otro se le nota que
tiene aire acondicionado porque está menos estresado".
Source: Sudar no es para nuevos ricos -
http://www.14ymedio.com/sociedad/Sudar-nuevos-ricos_0_2239576025.html
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