Quiénes ganan y quiénes pierden con las medidas de Trump
27 Junio, 2017 7:34 pm por Luis Cino Àlvarez
Arroyo Naranjo, La Habana, Luis Cino (PD) Las medidas con respecto a
Cuba anunciadas por el presidente Trump en Miami el pasado 16 de junio
han sido sobrevaloradas. Han primado las emociones, la exageración, y no
se ha prestado demasiada atención a sus reales alcances –los que están
más allá del wishful thinking- y los costos para las partes involucradas.
A los asistentes al acto en el teatro Manuel Artime, olvidados de la
prudencia política, se les fue la mano en la euforia y el entusiasmo.
Van a pagar un precio por ello. Y no era para tanto. Después de todo,
Trump hizo menos de lo que esperaban los más radicales. En eso, fue más
sensato y prudente que ellos. ¿Imaginan si Trump hubiera cerrado las
embajadas, roto las relaciones y limitado las remesas y los viajes de
los cubano-americanos? ¿Habrían mostrado el mismo regocijo? Pues
entonces, habría sido la ocasión perfecta para que el régimen castrista
los presentara como enemigos del pueblo cubano, gozosos de sus penurias.
Aun así, con lo que hubo, el régimen los presenta como tales. Y también
como anexionistas, terroristas, batistianos (¡a estas alturas!) y otros
piropos. Era de esperarse. Por eso, no se les podía regalar argumentos
para la algarabía que era sabido que armarían los propagandistas de la
dictadura. Hubiera sido preferible que las banderas norteamericanas en
el teatro hubiesen sido tantas como las cubanas, que también se hubiera
escuchado el himno cubano, que Trump dosificara la retórica y los
asistentes el júbilo.
Los opositores que viajaron de Cuba para asistir al acto debieron tener
en cuenta que sus actitudes allí serían usadas en su contra. Y no lo
digo solo por la represión, que no dudo que ahora será peor, sino porque
les granjeará animadversión entre un amplio sector de la población
cubana, desinformado por las paparruchas del Granma y el NTV y que
todavía, de una forma u otra, se deja manipular por el régimen, máxime
cuando les inducen a creer que sus bolsillos, y por ende, sus estómagos,
se verán afectados.
Por estos días he escuchado en la calle los comentarios de zoquetes y
musulungos que lloran por los dólares que perderá GAESA –ellos dicen "el
país"- a causa de los turistas norteamericanos a los que se les hará más
difícil venir a Cuba. De ese dinero, ni un centavo iba a ser invertido
en beneficio del pueblo, pero la propaganda del régimen los convenció de
que tienen que llorar y mostrarse indignados ante esta "nueva agresión
del imperialismo yanqui".
El régimen, más que indignado, está aprovechando esta coyuntura para
volver al atrincheramiento y al cierre de pestillos. En definitiva, es
en el terreno en que más cómodos se mueven. No pueden estar sin la
animosidad del enemigo. Lo demostraron cuando desperdiciaron todas las
oportunidades que tuvieron con Obama. Lo que hicieron fue asustarse, más
de lo que se han asustado ahora con los anuncios hechos por Trump. Son
lo suficientemente matreros como para buscar la forma de arreglárselas y
convertir a Gaviota y las demás dependencias de GAESA en empresas
civiles, y disfrazar a los jingshangs (empresarios militares) de
cooperativistas, emprendedores, cuentapropistas, o cualquier otra cosa
que les permita seguir recaudando dólares.
Respecto a las trabas a los norteamericanos para viajar a Cuba, Trump
dejó intactos los viajes en grupos. Esos son los que más benefician al
régimen castrista y le son más fáciles de manipular. Esos viajeros se
hospedan en los hoteles y apenas tienen contacto con los cubanos de a
pie en las visitas dirigidas a instituciones culturales, educacionales y
sitios de interés histórico, o sea, a las aldeas Potemkim preparadas al
efecto. Luego, se van hablando maravillas de lo que vieron en Cuba, que
fue lo que el régimen quiso que vieran.
En cambio, se les dificultará viajar a Cuba a los estadounidenses que
pretendan hacerlo de forma individual, como turistas, que son los que
generalmente, para ahorrar dinero y conocer mejor a los cubanos, se
hospedan en casas, comen en paladares y se desplazan en almendrones.
Les va a ser difícil asimilar el golpe a los dueños y empleados de las
paladares y los hostales y a los que alquilan sus carros para
transportar a los turistas. Con estas medidas de Trump se hará más
remoto el empoderamiento del sector privado. Ese era uno de los pivotes
principales de la política hacia Cuba de Obama. Y como Trump está
obsesionado con borrar completo el legado de Obama…
Trump no hallará modo de fortalecer al sector privado en Cuba. No lo
hay, al menos en las actuales circunstancias. Ni Obama ni Trump han
comprendido que en un régimen totalitario como el que hay en Cuba
existen mecanismos que imposibilitan la conformación de una clase
adinerada de propietarios, independiente del estado y que eventualmente
pueda aspirar a reformas políticas. ¿Acaso no les está expresamente
prohibido a los cubanos acumular propiedades y capital?
Los cubanos no acabamos de convencernos de que para conseguir la
libertad y la democracia, lo principal depende de nosotros, y seguimos
culpando a Kennedy, a Obama y esperando milagros de Trump.
Visto el relativamente poco alcance de las medidas de Donald Trump, que
el régimen vuelve al discurso de plaza sitiada, que los ortodoxos y
retranqueros del régimen han salido fortalecidos, que se vislumbra un
incremento de la represión contra los opositores, y que Trump, cumplidos
sus compromisos con los políticos cubano-americanos, tan ocupado como
está, en largo rato volverá a ocuparse de Cuba, ¿hay motivos para el
optimismo? Ustedes me disculpan, pero yo no los veo.
luicino2012@gmail.com; Luis Cino
Source: Quiénes ganan y quiénes pierden con las medidas de Trump |
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