El pantanoso terreno de la riqueza
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 02/06/2017
Hace casi un cuarto de siglo el oficialismo lanzó una batalla contra los
ingresos ilícitos que terminó con la detención de decenas de
delincuentes pero también de prósperos emprendedores. Bastaba tener la
fachada de la casa recién pintada, llevar ropa nueva o portar una cadena
de oro para ser denunciado en medio de la temida Operación Maceta.
El humor popular acuñó un chiste en el que se describía el arresto de un
"nuevo rico" en el año 2030, por la infracción de tener tres latas de
leche condensada y dos escobas. Con bromas de ese tipo se señalaba el
punto más flaco de la razia contra los acomodados. ¿A partir de qué
punto se puede considerar que alguien es un acaudalado o un acaparador?
El relativismo que rodea tales definiciones ha vuelto a quedar de
manifiesto durante la última sesión extraordinaria del Parlamento en la
que se respaldó la prohibición de acumular propiedades y riquezas. Aún
falta que semejante limitación quede expresada en la ley y se establezca
un claro límite a la posesión de bienes materiales.
Los diputados de la Asamblea Nacional podrían verse abocados a definir
el monto de dinero que los ahorristas tendrán permitido guardar en sus
cuentas bancarias, qué cantidad de ropa podrán colgar en sus armarios,
el número de pares de zapatos que usarán y hasta el volumen de champú
que utilizan cuando se lavan la cabeza…
Parece absurda tal enumeración, pero limitar la riqueza pasa por
precisar en qué consiste la cantidad admitida y dónde comienza lo
prohibida. Sin esas precisiones –la mayoría de las veces ridículas y
eludibles– todo queda en el terreno de la subjetividad, a merced del
capricho de quienes aplican el castigo.
Para agregar humedad a ese pantano legal, los adalides de tales
prohibiciones son, en la mayoría de los casos, personas que ni siquiera
tienen que meter la mano en el bolsillo para comprar comida. Viven de
privilegios, suministros gratuitos y prebendas que los separan de la
cotidianidad y de las estrecheces de la mayoría de los cubanos.
Ellos, que han acumulado todas las riquezas, temen que alguien, que no
ha asaltado un cuartel, empuñado un arma o gritado consignas, se mude a
pocos metros de sus mansiones, administre un hotel más competitivo que
los gestionados por las Fuerzas Armadas y logre –la peor de sus
pesadillas– tener la autonomía económica para comenzar una carrera política.
Source: El pantanoso terreno de la riqueza -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/pantanoso-terreno-riqueza-asamblea_nacional-cuba-cubanos-plan_maceta-limitar_la_riqueza_7_2228847094.html
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