Otro 18
La Santísima Trinidad del pueblo cubano, el pueblo cubano-americano y
USA es un falso ídolo: en política, el pueblo cubano está solo
Arnaldo M. Fernández, Broward | 26/05/2017 1:12 pm
El apoyo a la democracia necesita,
por supuesto, muchísimo dinero
Claudio Fuentes (Estado de SATS)
El año fiscal 2018 será otro, tanto para USA como para Cuba. El Director
de Presupuesto Mick Mulvaney acaba de presentar el primer borrador del
plan de la administración Trump, que incluye suprimir todas las partidas
destinadas a Cuba. Desde luego que así no se cortan de cuajo los fondos
de apoyo a la transición a la democracia en el archipiélago, que
seguirán fluyendo desde programas genéricos tras repartirse entre todos
los países incluidos, pero de entrada habrá unos $20 millones menos.
Así tenemos el primer indicio significativo de cumplimiento de aquel
vaticino formulado el pasado 23 de noviembre por el representante Mario
Díaz-Balart a El Nuevo Herald: "La política hacia Cuba cambiará
dramáticamente con Trump". Y todo parece indicar que, como afirmó
también a El Nuevo Herald el senador Marco Rubio el 4 de abril de este
año, "Trump va a tratar a Cuba como la dictadura que es."
Ya sabemos que muchos planteos de Trump no abundan en detalles y a lo
mejor "la dictadura que es" entraña que, para Trump, tanto su
desgobierno como su oposición no merecen ser objeto de inversiones
porque el retorno es nulo, cero, nada.
La soledad del corredor de fondo
Quizás Trump pensó ver al pueblo cubano-americano en las calles de Miami
con líderes al frente que formulen propósitos políticos claros y
viables, en vez de la cantaleta sobre la represión política en Cuba a
través de periodiquitos, radioemisoras, telecentros y blogósfera de
habla hispana, que igualmente arremetieron contra él en campaña y siguen
arremetiendo contra él hasta gratis.
En todo caso pensó tener pruebas convincentes de la Isla de Cuba
pintoresca ingobernable, con muertos y heridos en las calles, muchos más
presos y opositores con las uñas sacadas o turulatos por picana
eléctrica. Quizás pensó ver a Cuba en plena debacle tras el deceso de
Castro el Viejo, pero a lo mejor vio un funeral bien ordenado, con un
fugaz contratiempo para diversión de la galería.
Seguidamente habría visto —o le reportaron— un desfile militar y marcha
popular igual de ordenados en la Plaza de la Revolución, así como otro
desfile allí mismo a favor del gobierno, tan o aún más populoso que las
marchas contra el gobierno en Venezuela, con otro fugaz contratiempo de
un corredor solitario con la bandera americana, que fue interceptado a
patadas y trompones sin que nadie saliera a apoyarlo. Y cuando le
dijeron, si es que se lo dijeron, que en la prensa de Miami comentó este
último incidente con el titular: "La Plaza ya no es de los Castro. Por
un minuto fue de los cubanos libres", Trump quizás pensó que no tiene
que invertir para nada en semejante anticastrismo.
La oposición pacífica jamás aprendió la lección histórica que el
anticastrista visceral Antonio Vecina resumió así: "Es un error del
exilio [creer] que los Estados Unidos les va a sacar las castañas del
fuego". Por eso hubo jolgorio con aquel twitazo de Trump post mortem de
Castro: "If Cuba is unwilling to make a better deal for the Cuban
people, the Cuban/American people and the U.S. as a whole, I will
terminate deal". Sólo que la Santísima Trinidad del pueblo cubano, el
pueblo cubano-americano y USA es un falso ídolo. En política, el pueblo
cubano está solo, como aquel corredor con su bandera.
Ese pueblo viene arrostrando la dictadura castrista de partido único por
más de medio siglo porque guarda complicidad con ella y las minúsculas
minorías de la disidencia, oposición o resistencia no atinan a
ganárselo. Desde luego que tales minorías son víctimas de la represión,
pero la represión política no es obstáculo que pueda removerse sin
remover a la propia dictadura, ya que constituye uno de sus rasgos
esenciales junto con el partido único, la ideología oficial de turno y
el triple monopolio sobre las armas, los medios fundamentales de
producción y los medios convencionales de comunicación masiva. Así que
para hacer política opositora hay que arrear con todo eso y buscar cómo
revirar a la gente.
A este último respecto hay solo dos opciones: la revuelta popular o el
voto. Todo lo demás es el cuento fantástico sobre "discursos de la
resistencia" o "proyectos políticos emergentes" que no hacen otra cosa
que parir líderes sin masa. Si los disidentes salen a la calle y son
apabullados por turbas castristas, la realidad política es que no hay
turbas anticastristas, ergo: no hay potencial de revuelta popular. Y si
la única alternativa —luchar por el voto— se emprende con bombo y
platillo afuera más papelería dentro, como planillas de candidatos y
carpetas de seminarios, se pierde también la clave política.
En el contexto cubiche, toda lucha electoral empieza por proponer
candidatos en una asamblea vecinal (circunscripción electoral) y para
eso, antes que preparar candidatos, hay que preparar a la gente que
votará. Y si la gente no vota por los opositores o no va a las asambleas
o le importa un comino que arrastren (porque se tiran al suelo) a las
Damas de Blanco que todavía quedan, a la situación de líderes opositores
sin masa se sumaría otra más surrealista: luchar por la democracia sin
demos.
Coda
Ni los informes sobre presos políticos y detenciones arbitrarias, ni los
domingos de represión —ya ni siquiera se marcha, sino que apenas se
puede salir de la casa— ni el cacareo en los medios sirvieron para que
la represión política en Cuba disuadiera a la Unión Europea de abandonar
su Posición Común y a Washington de restablecer primero plenas
relaciones diplomáticas con La Habana y sacar ahora a Cuba de su
presupuesto. Lo que sí viene propiciando la represión política es que
ciertos líderes sin masa se avecinden en USA, como últimamente Laritza
Diversent y El Sexto, con el declarado cuento, digo: compromiso, de
continuar peleando a distancia por la democracia en Cuba. Y también
propicia que otros de esos líderes sigan girando por el mundo libre como
si nada. Este miércoles, por ejemplo, el inefable Fariñas largó la
conferencia "La vida de un revolucionario" en el Foro de la Libertad
Oslo 2017. No puede juzgarse mal a Trump por abstenerse de invertir en
anticastrismos así.
Source: Otro 18 - Artículos - Opinión - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/otro-18-329438
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