En Cuba, el que investiga termina siendo investigado
WENDY GUERRA
Es difícil encontrar información e ingresar a los archivos en Cuba.
Para acceder a la tesorería de la Biblioteca Nacional, por ejemplo,
necesitas una carta de cierto centro laboral que te ampare, un documento
del CDR o de alguna institución que responda por ti. No cualquiera puede
entrar y sentarse a leer un periódico de otras décadas, certificados o
documentos que puedan regalarte una pista sobre la historia oficial.
Todo esto se convierte en una trampa, pues, al pedir permiso para
investigar ya estás siendo investigado.
En las venas de la memoria histórica habita el verdadero misterio de un
país, los entresijos sociales, los pequeños residuos del ayer, los
hechos que flotan entre paréntesis bordados de misterios que señalan a
sus protagonistas como héroes o culpables.
La casa de Celia Sánchez –una de las colaboradoras más cercanas de Fidel
Castro desde los tiempos de la Sierra Maestra– en La Habana se custodia
con una posta en la calle 12 que resguarda, no solo aquel espacio
construido como hogar para ella, su familia y Fidel. Ese apartamento de
El Vedado almacenó con celo el verdadero intríngulis de lo que un día
sucediera en la Sierra Maestra y los acontecimientos acaecidos durante
los primeros años de la Revolución cubana, esos que algún día
historiadores, autores literarios y académicos tendrán derecho a
consultar y a descifrar.
En 1958 Celia le explica a Fidel la importancia de recoger para el
futuro todos los documentos, pequeños papeles y pistas que explicarían
la compleja realidad que ellos estaban viviendo.
"Hay muchos papeles sin importancia hoy, pero que para un futuro y para
la historia serán de gran valor. Mi interés en esto ha sido para que
cuando se escriba esta historia sea lo que realmente es y no dejen estos
papeles escribir historietas. Nada prueba más que los documentos, por lo
que todo importa después".
En 1963 Celia procesa y archiva todos los manuscritos como parte de sus
funciones como secretaria de Estado. El 4 de mayo de 1964 y bajo su
iniciativa se funda la Oficina de Asuntos Históricos de Estado (OAHCE),
que atesora más de 159,000 fondos fotográficos en 28 colecciones y más
de 56,000 fondos documentales. Su apartamento quedaba ya pequeño a todos
estos documentos, y así fue como se creó un espacio en el otrora Banco
Hipotecario Mendoza, ubicado en el Palacio Aldama.
¿Supo Celia lo difícil que sería un día como hoy para una escritora
cubana entrar a consultar este archivo?
Cómo penetrar estos asentamientos, quién o quiénes tienen el derecho a
estudiar o a contar la historia. Me pregunto si no se han borrado,
eliminado o expurgado zonas complejas de estos hechos.
Cuál será el período de tiempo en el que los documentos deben permanecer
en los archivos de gestión y en los archivos centrales, antes de su
destrucción o transferencia a los archivos históricos.
¿Quién vigila a la vigilancia histórica?
Si difícil es encontrar el modo de leer un periódico en una biblioteca
normal, cómo acceder al nudo del conflicto épico y, bajo todas estas
circunstancias, cómo creer en las batallas que se narran en los libros
oficiales bajo esta situación de absoluto misterio.
Para acceder al Archivo Nacional se necesita también realizar un
trámite, mediante una petición formal, carta personal (que se tomará o
no en consideración) y o la carta oficial de una institución remitida a
Martha Ferriol, directora de dicho archivo. Nadie puede entrar
libremente a consultar ningún papel o libro dentro de este espacio u
otros espacios de consulta. Debes explicar cuál es el destino final de
tu investigación y esperar a ser o no ser aprobado.
En el artículo 7 del decreto ley No. 265/2009 "del sistema nacional de
archivos de la república de Cuba" se plantea: "La dirección de cada
archivo, atendiendo al estado de conservación, a la confidencialidad de
la información que contienen, y a la protección de los derechos de las
personas naturales y jurídicas refrendados legalmente, puede restringir
el acceso a determinados documentos".
Esto es comprensible pues en todas partes del mundo existe limitación o
restricción, plazo de retención de ciertos documentos, y la
desclasificación es parte paulatina del descongelamiento de la
información teniendo en cuenta los compromisos históricos o éticos
circunstanciales con esta memoria viva. Es lógico que no se pueda
acceder a una zona aun vedada de la información, pero me pregunto por
qué las bibliotecas no dejan fluir libremente a los curiosos asistentes
sin necesidad de cartas oficiales. Por qué en dichas bibliotecas no hay
libre acceso a internet, por qué entrar a ellas es como pasar una línea
de fuego armada de tu carnet de identidad, un espacio vigilado,
custodiado donde te hacen sentir culpable de lo que aun no has investigado.
Source: En Cuba, el que investiga termina siendo investigado | El Nuevo
Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article148980634.html
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