jueves, 4 de mayo de 2017

Cuando el abusador es el Gobierno

Cuando el abusador es el Gobierno
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 04/05/2017

Cursaba el tercer grado y la maestra eligió a la niña más agresiva de mi
aula para jefa de destacamento. Le dio carta blanca para que controlara
a los más pequeños. Más tarde, la abusadora alcanzó un cargo en la
Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media y entró en la Unión de
Jóvenes Comunistas. Hoy forma parte activa de un Comité de Defensa de la
Revolución, es corrupta y violenta, pero muy valorada por las
autoridades de su zona.

El Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex), dirigido por
Mariela Castro, inició una campaña contra una forma de bullying o acoso
homofóbico y transfóbico en las escuelas. La iniciativa incluye a la
familia para "entender de qué se trata, ayudar a las niñas y los niños,
a los adolescentes, los jóvenes, y todo el personal de la institución
escolar", asegura la sexóloga.

Castro cataloga como de un nivel "bastante bajo" la presencia del abuso
escolar en la Isla, una afirmación que demuestra –cuando menos– su falta
de conexión con la realidad cubana. Sin cifras oficiales confiables,
cualquier investigación sobre el tema debe apelar a la vivencia personal
de los individuos y es entonces cuando afloran las historias y los
testimonios del matonismo en el ámbito docente.

Los preuniversitarios en el campo, promovidos por el expresidente Fidel
Castro, fueron un reservorio de esos abusos, muchos de ellos realizados
bajo la mirada impasible de los profesores. Suicidios, violaciones,
robos sistemáticos contra los más frágiles y estructuras de poder más
típicas de las cárceles que de un centro docente, eran el pan de cada
día de quienes asistimos a esas escuelas.

Recuerdo la primavera de 1991, cuando un estudiante se lanzó desde el
tanque de agua del preuniversitario República Popular de Rumanía, hoy
provincia de Artemisa. Lo hizo acosado por las burlas y las presiones de
varios colegas. Estábamos en el horario recreativo de la noche, todos
apiñados en el pasillo central, cuando sentimos el estruendo de su
cuerpo contra el concreto de la cisterna.

Sus acosadores nunca pagaron aquella muerte, sus datos nunca fueron a
parar a las estadísticas de estudiantes víctimas del bullying y una
familia tuvo que enterrar a un hijo sin poder ponerle nombre a lo que le
había sucedido: abuso. Las semanas posteriores a aquella muerte otro
estudiante se abrió las venas en canal –por suerte no murió– y un grupo
de alumnos de doce grado le dio una paliza a otro de décimo por "tener
plumas".

Sin embargo, el atropello en los centros escolares no queda ahí. Hay
muchas formas de acosar a un estudiante y no todas provienen de
compañeros de aula, ni son motivadas por estereotipos sexuales,
estrictos roles de género o bravuconería de grupo. La violencia
ideológica, ejercida desde el poder y con la anuencia de las
administraciones docentes, es otra manera de infligir daño psicológico.

Hace pocas semanas, una estudiante de periodismo de la Universidad
Central de Las Villas fue víctima de un abuso institucional que dejará
un daño anímico y social permanente sobre esta joven de apenas 18 años.
Para colmo, los líderes de la Federación Estudiantil Universitaria se
comportaron con Karla Pérez González como los abusadores de la escuela,
como los líderes de una pandilla o los macarras de turno.

Tras la expulsión, la exalumna ha sido víctima de un nuevo tipo de
acoso, esta vez encarnado en una campaña de fusilamiento de la
reputación que daría risa si no fuera porque está encaminada a destruir
su autoestima y convertirla en una no-persona. Hacer algo así con una
estudiante de tan corta edad es un acto de violación desde el poder,
persecución con ropaje de disciplina escolar.

Esos abusadores protegidos desde arriba terminan sintiendo que pueden
destruir vidas, denunciar inocentes y golpear a otros mientras lo hagan
protegidos por una ideología. Un sistema que ha fomentado el matonismo
político en sus escuelas y sus calles, no puede enfrentar el bullying en
toda la complejidad que el problema presenta.

Hacer campañas sonoras, para llenar titulares de la prensa extranjera y
colectar cuantiosos fondos de organizaciones internacionales no es la
solución para todos esos menores cubanos que ahora mismo tienen que
lidiar con el golpe físico, las burlas de otros colegas o el
adoctrinamiento partidista en sus escuelas.

Source: Cuando el abusador es el Gobierno -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/abusador-Gobierno_7_2211448834.html

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