Opositores cubanos, ¿a favor del embargo o del pueblo?
Eso de no beneficiar a la población en Cuba con tal de no beneficiar a
nuestra dictadura responde a una fracasada aberración
miércoles, agosto 12, 2015 | José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba. -Entre los males que va a dejarnos Fidel Castro como
herencia, alinean la rigidez de pensamiento, la intolerancia y una
cierta enfermiza inclinación hacia el fanatismo político. Lo curioso es
que tales rémoras no las sufren hoy sólo los fidelistas. Se trata de un
legado que el adoctrinamiento nos sembró en la sangre a todos, desde
niños, y con el que cada uno de nosotros influye y se deja influir, por
ósmosis, en su entorno familiar y en el resto de sus relaciones de
convivencia. A muchos cubanos, y en particular a los que están contra la
dictadura, les disgustaría constatar hasta qué punto han sido penetrados
por el fidelismo.
Sin embargo, es un hecho que esta herencia forma parte del pan cotidiano
entre nosotros, en todos los estratos de la Isla y entre las más
diversas manifestaciones, sociales, culturales, intelectuales,
políticas… De manera que los miembros del movimiento de oposición
pacífica no tendrían por qué ser ajenos a ella.
Una muestra, al menos para mí, es apreciable en la actitud de los que
ahora continúan aferrados al supuesto orgullo patrio de apoyar el
embargo de Estados Unidos contra el régimen cubano, y proclaman como
inaceptable el complejo proceso de restablecimiento de relaciones entre
ese país y la dictadura.
En el plano particular, no tengo nada que reprocharles. Cada cual es
libre de sostener sus propias ideas. Y ya que las tienen, lo más natural
es que las defiendan. Incluso, algunos de los pocos que han asumido esta
posición expresan diáfana y hasta atinadamente sus argumentos. Piensan,
por ejemplo, que nuestro régimen totalitarista es irreformable, y en eso
llevan la razón. También se preguntan por qué el gobierno estadounidense
tendría que negociar con la dictadura cubana sin tomar en cuenta al
pueblo, lo cual es asimismo coherente desde su perspectiva como
opositores. Aunque tal vez no lo sea desde la perspectiva del gobierno
estadounidense, que está comprometido, ante todo, con la conveniencia de
sus propios gobernados. Eso sin contar con que, no obstante no haber
sido consultados, los cubanos de la Isla, en inmensa mayoría, ven con
buenos ojos el acercamiento de Estados Unidos.
Y justo ese detalle es el que al parecer no han valorado algunos
opositores que siguen defendiendo el embargo y el aislamiento oficial
entre Estados Unidos y Cuba. ¿Puede un político aspirar a tener éxito
como representante de un conglomerado si manifiesta propósitos
contrarios a lo que ese conglomerado desea?
¿No han evaluado la posibilidad de que las nuevas circunstancias que se
deriven de esa cercanía con la forma de vida estadounidense, podría
beneficiar su propia labor política como opositores e incluso mejorar su
poder de convocatoria?
Tales circunstancias están exigiendo desde ya que la oposición contra la
tiranía sea conducida por políticos maduros, no sólo capaces de lograr
que la población identifique los preceptos y las actitudes que les
ayudarán a manejar por sí misma su capital humano y a progresar por
encima de las ataduras, también deben ser capaces de liderar tales
búsquedas con sagacidad e inteligencia.
No bastará (no ha bastado nunca pero aún menos en lo sucesivo) con el
coraje de enfrentarse en minoría contra las hordas rabiosas de la
Seguridad del Estado. Están obligados, creo yo, a buscar nuevos caminos
para aumentar ostensiblemente la cifra de sus simpatizantes y para
conseguir que la gente les siga, puesto que aquí no somos más ni menos
cobardes que en cualquier otro país.
Quizá lo que falta para que nuestra gente eche a un lado sus miedos y se
materialice la tan deseada respuesta popular, es que dejen de ver a los
opositores sólo como personas atrevidas, que intentan predicar con el
ejemplo exponiéndose a las pateaduras del régimen, pero que no
complementan ese arrojo personal con la divulgación de propuestas
movilizadoras, y no aprovechan políticamente (como políticos que son)
las múltiples coberturas que ofrece el régimen con sus insuficiencias,
torpezas, violaciones, ilegalidades y atropellos.
Winston Churchill, con su cinismo habitual, dijo alguna vez que un
político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes
próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no
ocurrió lo que él predijo. No ha sido hasta ahora el caso de los
políticos que conforman la oposición pacífica en Cuba. Pero podría
ocurrirles a los que –por estar mal aconsejados quizá- continúan
apostando por la permanencia del llamado bloqueo y confían únicamente en
lo que puedan hacer los gobiernos estadounidenses contra el régimen.
Eso de no beneficiar a la población en Cuba con tal de no beneficiar a
nuestra dictadura responde a una fracasada (y realmente insensible)
aberración que tal vez les convenga defender a tres o cuatro políticos
cubano-americanos, cuyas aspiraciones personales no creo que converjan
en sustancia con las de nuestra gente de a pie. Pero sinceramente dudo
que funcione como estrategia de lucha para nuestra oposición interna, y
aún menos ante el imperativo de los nuevos tiempos.
Source: Opositores cubanos, ¿a favor del embargo o del pueblo? | Cubanet
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https://www.cubanet.org/opiniones/opositores-cubanos-a-favor-del-embargo-o-a-favor-del-pueblo/
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