Sexoturismo a todo tren
[21-03-2013]
Dr. Darsi Ferrer
Ex Preso de Conciencia
(www.miscelaneasdecuba.net).- Uno de los capítulos más bochornosos de
los últimos cincuenta años, a cargo del régimen de los hermanos Castro,
salió a la luz pública en una investigación realizada recientemente por
The Toronto Star y El Nuevo Herald, que cataloga a Cuba como uno de los
principales destinos de turismo sexual, al estilo de paises como
Tailandia, México y Camboya. Saltó en ese trabajo, además, que las
autoridades del país muestran una escasa preocupación por combatir la
prostitución infantil asociada a este fenómeno.
Entre las referencias que se manejan en esa investisgación, recuerdan el
caso de Liliana Ramírez Espinosa, una niña de 12 años que murió mientras
participaba en jolgorios sexuales, con consumo de drogas y alcohol
incluidos, acompañada de varios turistas extranjeros y de algunos
adultos nacionales de ambos sexos.
En el mundo, el turismo sexual surgió en la antigüedad con los viajes
comerciales y se desarrolló en las zonas portuarias, ligado a la
práctica de la prostitución y la apertura de centros nocturnos, burdeles
y cabarets. Consiste en hacer turismo con el propósito de mantener
relaciones sexuales. Muchos de esos turistas son pederastas que se
dedican a escoger de víctimas a menores de edad, con la intención de
materializar sus aberraciones, en lo que consideran un ambiente más
permisibo que el de sus paises y disfrutan de las ventajas de contar con
incentivos económicos en sus bolsillos.
Sin dudas, la explotación sexual constituye un ataque horrendo a la
dignidad y los derechos de los niños, y es una forma de violencia y
abuso infantil. No existe justificación de ninguna índole que ampare la
comisión de esa clase de delito, o el no tomar todas las medidas
posibles para impedirlos o condenarlos con el rigor que la ley permita.
Los niños y adolescentes víctimas de la explotación sexual sufren graves
trastornos emocionales, psicológicos y físicos como resultado de esos
eventos traumáticos. La violencia física implícita en el abuso sexual
provoca lesiones, dolor y miedo, además de sentimientos de culpabilidad,
de desprecio hacia sí mismo, de depresión, y en algunos casos, hasta
puede llevar a la víctima al suicidio. Asimismo, los niños son más
vulnerables a las enfermedades de transmisión sexual (ETS), entre ellas
el VIH-SIDA.
Con frecuencia estos menores son estigmatizados y se enfrentan a serias
dificultades para mantenerse vinculados a sus actividades escolares. Y
no experimentan la misma interacción social, ni se desarrollan de la
misma manera que otros niños y adolescentes. Por ende, es más difícil
para las víctimas de la prostitución infantil mantenerse o vivir como
adultos independientes más adelante en sus vidas. La salud, el bienestar
y las oportunidades futuras peligran a causa de los traumas y
consecuencias de la explotación sexual.
Es tarea de todos, principalmente de la familia, proteger a los niños y
velar por garantizarles un ambiente y desarrollo normal, acorde a sus
necesidades biolólogicas, psicológicas y sociales.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=38859
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