domingo, 24 de marzo de 2013

Llamadas telefónicas

Llamadas telefónicas
Jueves, 21 de Marzo de 2013 14:20
Alfredo Nicolás Lorenzo

Cuba actualidad, El Cerro, La Habana, (PD) Si de teléfonos se trata, en
todas partes se cuecen habas, pero estoy convencido de que en Cuba mucho
más. Es insólito que a principios del siglo XXI uno esté hablando por
teléfono y de repente aparezcan voces cruzadas, o se escuche un aguacero
metálico, o una grabación anuncie que el teléfono de mi casa " no
existe", o que la propia voz se repita como un eco. En Cuba el sencillo
gesto de levantar el auricular, marcar un número y que alguien conteste
del otro lado, se ha convertido en un milagro.

No creo que este abuso sea una fatalidad. Si en Cuba la vida diaria se
ha convertido en una alambrada de pequeños o grandes problemas, no
siempre se debe a que seamos un país pobre, azotado por la política de
un solo bando, sino simple y llanamente por la incompetencia, porque
falló un eslabón de la cadena, porque alguien no hizo su trabajo, se
quedó dormido o se equivocó porque tenía un problema. Tan simple como
eso. Y entonces comienzan las historias tristes.

Un buen día uno alza el auricular y la línea está muerta. No hay más
remedio que bajar al teléfono público para reportarlo a ETECSA. Pero el
primer teléfono público no da tono, el segundo tiene suelto el cable y
el tercero se traga la moneda. El cuarto, a dos kilómetros, sí funciona,
pero fue ubicado por un genial estratega acústico de tal forma que el
ruido de los frenazos y pitos de la avenida se concentra dentro de la
concha.

Entonces uno llama a la compañía y después de veintisiete ocupados por
fin timbra. Uno, dos, tres... once, dieciséis. Me aterra la cantidad de
oficinas públicas que no contestan el teléfono en días hábiles. ¿Será
que están de fiesta? Nuevo intento, y contra todo pronóstico, alguien
responde. Es una voz grabada que pide paciencia y que nos deja por un
rato con la música de Vivaldi, hasta que al fin nos recibe otra voz
hostil, sin duda elegida en un concurso de antipatía, que nos pide el
número del teléfono dañado. Tras copiarlo y decir "el daño quedó
registrado" la voz cuelga sin despedirse.

Pasa el tiempo y un día vemos a un revisor de ETECSA abriendo una caja
de líneas. Una fuerza irracional emerge de lo profundo, corremos hacia
él, lo agarramos del cuello y lo llevamos hasta nuestra calle. El pobre
hombre, asustado, abre la caja en la que está nuestra línea y nos dice:
"El problema es en la central. Llame a Daños". Atraídos por la figura
del revisor, otros vecinos bajan enfurecidos. El hombre, muy tranquilo,
revisa cada línea y repite su frase: " Hay que llamar a Daños". El
pensionado del 302 propone secuestrarlo y exigir por su liberación el
arreglo de todas las líneas. La del penthouse está de acuerdo, pero
quiere antes meterle la cabeza en el agua hasta que diga los nombres de
los responsables. Fin de la historia.

La injusticia genera violencia y ya es hora de preguntarse en serio si,
al lado de los grandes dramas nacionales, la incompetencia de ciertas
empresas no estará contribuyendo también a la atmósfera nociva y
violenta en que vivimos. Porque los grandes problemas nos matan, pero
estos pequeños problemas sólo nos hacen la vida imposible mientras
estamos vivos.

Para Cuba actualidad: alfredonicolaslorenzo4@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/6866-llamadas-telefonicas.html

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