La impagable deuda interna
Miércoles, Julio 11, 2012 | Por Osmar Laffita Rojas
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -A tres meses de que comience
el VII Control Interno, que llevará a efecto la Contraloría General de
la República a 250 empresas, del 29 de octubre al 30 de noviembre, la
situación reinante en la contabilidad y las finanzas de la mayoría de
las empresas cubanas es realmente funesta.
Por la indisciplina y el desorden reinantes en toda la actividad
contable y financiera de ministerios, uniones y empresas, ya se ha hecho
habitual que dichas entidades no honren sus obligaciones refrendadas en
los contratos, y se atrasen los pagos de las cuentas por pagar y cobrar.
Por sus elevados montos, en estos momentos tales deudas resultan
prácticamente impagables.
Esta crisis es consecuencia directa de que la gestión empresarial en
Cuba nada tiene que ver con el mercado. Como prima la planificación
centralizada, el verdadero director de las uniones y empresas es el
ministro del ramo y los llamados directores son simples ejecutores de
las órdenes que emanan de las instancias superiores. Por ello, se ha
hecho normal que los ejecutivos de las empresas se desentiendan de estas
deudas: el dinero no es de ellos y no les preocupa en manos de quien
está, y mucho menos dónde está.
Al cierre del primer cuatrimestre del presente año, el estado de las
cuentas por cobrar y pagar en las provincias Pinar del Río, Ciego de
Ávila y Villa Clara, sumada con las del Ministerio de la Agricultura,
ascienden a más de 650 mil dólares, y el monto de las cuentas vencidas
es de más de 26 mil dólares. Para la paupérrima economía cubana, estas
cifras son altas.
El pasado año la Contraloría General de la República realizó auditorias
a 290 empresas, pero las millonarias cifras pendientes de cobrar y pagar
son una muestra de que no se ha avanzado en la solución de este mal que
infecta la economía nacional.
De las 553 deficiencias detectadas en la citada auditoria la mayoría
continúa sin solucionarse, lo cual evidencia la alarmante progresión de
los impagos y de las cuentas vencidas. A ello se suman los descuadres
entre los saldos de estas cuentas y los documentos que las soportan.
Los ministerios y uniones empresariales son los principales responsables
del desorden reinante. Su asesoramiento, supervisión y control no son
realizados como exigen las resoluciones y leyes vigentes, lo que ha
propiciado el descontrol administrativo y contable reinante en las
empresas. Tales descontroles hacen que las informaciones que las
empresas brindan por lo general no sean dignas de crédito.
La ineficiencia y el descontrol reinantes en los aparatos contables
redundan en la violación de las relaciones contractuales, así como en
los incumplimientos de los plazos de pagos y cobros.
El incremento de las cuentas vencidas es el resultado del mal estado de
los registros contables, debido en parte a los pésimos salarios que
recibe el personal de contabilidad y a su deficiente preparación.
Hay gerentes deshonestos que recurren deliberadamente a las letras de
cambio con el fin de camuflar el desfavorable estado de cuentas de sus
empresas, y las firman sabiendo que realmente no tienen el dinero para
amparar tales operaciones.
Lo que ocurre con la impagable deuda interna es responsabilidad de los
ministros y, por debajo de ellos, de todos los funcionarios que ignoran
su obligación de exigir que se cumpla con los contratos firmados. El
descontrol es el caldo de cultivo ideal de la corrupción.
ramsetgandhi@yahoo.com
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