Otro derrumbe mortal
Lunes, Julio 30, 2012 | Por Leonel Alberto P. Belette
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Luego de casi 22 horas de
hurgar entre escombros, los bomberos habían conseguido llegar al
cadáver destrozado de quien parece ser Raidel Arencibia, una de las
víctimas del derrumbe acaecido el pasado martes 24, a las 8 de la noche,
en la calle Infanta, en Centro Habana, uno de los barrios más
superpoblados y destartalados de La Habana.
Los rescatistas continuaban sus labores. Podrían existir otros cuerpos
atrapados. Solo un individuo logró salir con vida del incidente, e
inmediatamente fue trasladado al hospital.
Se trata del inmueble contiguo a otro que se derrumbó el 17 de enero, en
la intercepción de las Calles Infanta y Salud, sesgando la vida de
cuatro estudiantes y una señora mayor de edad, además de dejar sin hogar
a varias familias, que por pura necesidad residían ilegalmente en sus
predios.
Los accidentados, presuntamente, habrían entrado al área para recolectar
ladrillos entre los escombros, para la construcción.
El edificio en cuestión era notorio por dos frondosos árboles, ficus
laurel ramificados, que se erguían en su techo. Varios desplomes
parciales, más de treinta años declarado inhabitable, no obstante, los
inquilinos lograron, en esas insólitas condiciones, permisos
gubernamentales para alquilar habitaciones a nacionales y abrir un
taller de reparación de móviles.
Vecinos afirman que el inmueble había sido desalojado meses atrás. La
última propietaria, que se negaba a abandonar el local, finalmente había
cedido al reclamo de las autoridades. A pesar del tiempo transcurrido,
la brigada de demolición no había acometido la tarea. Nadie impedía el
acceso a tan peligroso enclave, y eran varias las personas que extraían
sacos con materiales arrancados de las paredes, para su uso, o para
venderlos.
¿Por qué entidades estatales encargadas de demoler estos locales dejan
tras de sí ruinas que terminan por convertirse en trampas mortales? He
reiterado esta pregunta con insistencia, pero ya nada me extraña. Hace
meses, encontré que en el céntrico barrio Vedado, arquitectos y
dirigentes súper despistados crearon un parque para niños bajo la
peligrosa sombra de lo que fuera la fachada del Hotel Trocha.
Derrumbe en otro inmueble de Zanja y Salud - Foto de Belette
Derrumbe en otro inmueble de Zanja y Salud - Foto de Belette
Tras medio siglo de prohibiciones, el gobierno recién dio luz verde a
particulares para la reparación, remodelación, o edificación de sus
propias viviendas. También permitió subsidios bancarios, insuficientes
para satisfacer las necesidades acumuladas. La demanda de materiales de
construcción se disparó, a la par de los precios y la especulación sobre
los mismos. Otras causas del déficit de materiales se descubren en la
burocracia e ineficiencia estatal.
La ineptitud gubernamental, al disponer demoliciones, no es nueva.
Décadas atrás, en el terreno que hoy ocupa el Salón de Boxeo Kid
Chocolate, en La Habana Vieja, tanto vecinos como encargados de la obra
penetraron para obtener materiales. Emplearon hasta mini-buldóceres.
Golpearon una pared de carga central, y el saldo de muertos fue atroz.
Irónicamente ni los responsables del siniestro sobrevivieron.
El deficit habitacional del país, y en especial en la capital, es
enorme. En realidad, casi todas las edificaciones presentan daños.
Algunos provocados por las continuas explosiones subterráneas, durante
la fiebre de construcción de refugios militares, promovidas por el
actual mandatario en plena crisis del Periodo Especial, durante los años 90.
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