lunes, 2 de julio de 2012

Tan machistas como somos

Tan machistas como somos
Lunes, Julio 2, 2012 | Por Luis Cino Álvarez

LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org -A pesar de estar invitada a la
marcha por el Día del Orgullo Gay que convocó la comunidad LGTB, se daba
por seguro que Mariela Castro no aparecería por el Prado el día primero
de julio. ¡Que va a ir! Para ocuparse de los homosexuales que no bailen
en su conga, están los segurosos.

Mariela Castro, a pesar de sus conguitas una vez al año y de su sonrisa
adorable, no se hace muchas ilusiones respecto a su cruzada contra la
homofobia. Por ser de la familia, mejor que nadie sabe que los mandantes
homofóbicos de ayer, que son los mismos de hoy, siguen sin arrepentirse
absolutamente de nada de lo que hicieron contra "ese tipo de gente".
Hasta ahora, el bloguero Paquito, el pobre, en su condición de
militante del Partido, es el único dispuesto a pedir perdón por los
horrores de sus jefes.

Hace unos años, en una universidad canadiense, Mariela Castro se quejó
de la homofobia entre los soldados y oficiales del ejército de su papá y
confesó que a veces tiene la impresión de que libra una batalla perdida
de antemano. Y tiene todos los motivos para sentirse así.

El Observatorio Cubano de los Derechos LGTB denuncia en su más reciente
informe que los homosexuales en Cuba son víctimas de violaciones
frecuentes de sus derechos humanos, lo que los convierte "en un
colectivo de alta vulnerabilidad". La organización independiente se
refiere a casos de violencia escolar, abuso policial y de los guardias
en las cárceles y un incremento de la represión contra los activistas
independientes

Se dice que el Ministerio de Salud Pública está preocupado por ciertas
estadísticas que arrojan cifras extremadamente altas de homosexuales y
bisexuales. No es que el MINSAP vuelva a considerar la homosexualidad
como una patología o una perversión, sino que producto precisamente de
los prejuicios y la homofobia, el VIH-SIDA aumenta en el país.

"La perrísima Mariela" -como la llaman ciertos maricones que disfrutan
los llamen así y no de otra manera- no se desanima y hace lo que puede
en el intento de convencer a papá, sus generales y canchanchanes.
Aunque la princesa sólo defienda los derechos de los homosexuales -que
por muchos que sean, no son mayoría- aplausos: donde nadie tiene
derechos, por los derechos de alguien hay que empezar. Pero para aliviar
las culpas de sus parientes y sus subordinados, que no nos quiera hacer
sentir culpables con el cuento de que somos un pueblo muy machista.

Cierto que nos inculcaron desde muy pequeños que los varones no lloran,
hablan fuerte y se fajan. Aprendimos después que en las becas había que
hacerse respetar y en los cines, especialmente si se iba al baño,
mantener a distancia a los tipos de modales extraños y mirada rara. Pero
las recogidas de locas, las UMAP y la parametración no complacieron
peticiones populares, sino todo lo contrario. Desde 1959, la homofobia
siempre fue un asunto de estado. Que nos eximan de culpas.

Recuerdo haberme fajado más de una vez por defender a mi socio Lazarito
Barbachán, un mulato de Luyanó cuyo único pecado era que sin
proponérselo, caminaba como Farah María y miraba como Diana Ross. Los
profesores y una cáfila de energúmenos de la Juventud Comunista, que
casualmente también nos detestaban a los melenudos y los que gustábamos
de la música del enemigo, querían hacerle pasar, junto con el
pre-universitario, el purgatorio y el infierno juntos. Obviamente, los
que usábamos su radio VEF para escuchar la WQAM y tomábamos prestada su
ropa siempre a la moda, no podíamos permitirlo.

A pesar de lo machistas que dice que somos, no tuvimos que esperar por
Mariela y el CENESEX, para descubrir que los gays pueden ser buenos
amigos, no necesariamente interesados en tu portañuela. Pueden ser
magníficos vecinos, compañeros de trabajo, profesores. Algunos también
pueden ser cómplices en la conquista de la mujer de tus sueños,
estilistas de tus greñas rebeldes, ser anfitriones de almuerzos
lezamianos, intérpretes privados al piano de Rachmaninov y Michel
Legrand, verdaderas enciclopedias del cine y la literatura, expertos en
preparar el té, etc.

Pero Mariela Castro quiere enseñarnos, con lo machistas que somos, si no
a amar a los homosexuales, al menos a tolerarlos. Precisamente ahora,
que con tantos problemas como hay y en medio de tal desastre, lo que
menos importa es lo que cada cual haga con su…cuerpo.

¡Qué lástima que Mariela era muy niña en aquellos años en que la
revolución de su tío olía a pólvora, sangre y testosterona! Tal vez
si en aquella época hubiera conquistado los derechos para los
homosexuales, ahora tuviera tiempo de ocuparse de los derechos del resto
de los cubanos…

luicino2012@gmail.com

http://www.cubanet.org/articulos/tan-machistas-como-somos/

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