Los carros que nunca mueren
11 Julio, 2017 8:20 pm por Eduardo Martínez Rodríguez
El Cerro, La Habana, Emaro, (PD) Un jefe de transporte de una empresa
estatal, quien controla personalmente la recarga de las tarjetas de
combustible, se autoasigna, previa aprobación de la administración,
cuotas de combustible pertenecientes a vehículos parados por roturas,
muchas veces ya irrecuperables o inservibles. Esta gasolina que no se
consume se venderá a cualquier botero (taxista) y este efectivo
recaudado de esta manera será empleado por la empresa para pagar a
expertos privados quienes se encargan de reparar o producir las piezas
para autos, camiones y ómnibus, para los cuales el Estado no tiene
solución ni asigna presupuestos para mantenimientos o reparaciones.
Este mecanismo se emplea generalmente para mantener rodando los autos
asignados por las empresas a los jefes y no causar mucho revuelo, pues
estos funcionarios los consideran y usan como si fuesen de su propiedad
y generalmente se los llevan a sus nuevos puestos cuando son
trasladados. Algunos de estos funcionarios los rentan, si el pago es
bueno, para cualquier actividad, reportándolos como rotos. También
rentan camiones y ómnibus.
No se asombren por lo de las reparaciones. Solo en La Habana, si se
reunieran bajo un solo techo con las correspondientes condiciones, a los
fabricantes de partes, piezas y accesorios para vehículos, se podría
montar sin dificultades una fábrica de autos, camiones, motos.
En Cuba los autos nunca mueren. Incluso cuando resultan completamente
destruidos en un accidente, son totalmente reconstruidos a partir de
alguna otra carrocería idéntica, nueva o de uso, a la cual se le
adicionará el número identificativo de la destrozada, pero que está
registrada en el permiso de circulación. Del motor se conservará solo el
bloque donde está grabado el número o si hay dinero, se podrá adquirir
legalmente uno nuevo o de uso.
El coche de Polo Montañés, después de haberse destrozado en noviembre de
2002, en el accidente en que murió el cantante, fue reconstruido y hoy,
casi quince años después, aún lo utiliza su hijo.
eduardom57@nauta.cu; Eduardo Maro
Source: Los carros que nunca mueren | Primavera Digital -
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