Las empresas estadounidenses ante el freno ideológico de Cuba
Posted on 15 Julio, 2017
Por John S. Kavulich*
Los representantes del gobierno cubano continúan entreteniendo a
numerosas personas en Estados Unidos y en otros países con sus
declaraciones sobre el deseo abrumador de que empresas del mundo entero
se comprometan a hacer negocios con la isla.
Desgraciadamente, el gobierno de Cuba cuenta con muy pocas evidencias
correspondientes para ilustrar un compromiso proporcional y, en
concreto, el deseo de convertirlo en realidad. Las empresas han querido
hacer más de lo que el gobierno cubano ha querido hacer.
La lista de empresas -incluidas las de Estados Unidos- que desean
exportar, importar, prestar servicios e invertir en Cuba, es cada vez
mayor; el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) y el Ministerio
de Comercio Exterior (MINCEX) dicen que están inundados con tantas
propuestas como llamadas telefónicas (correo de voz) y correspondencia
(cartas, correos electrónicos, mensajes de texto) que buscan una respuesta.
Un desafío envidiable
Para la mayoría de los gobiernos, un desafío envidiable; para el
gobierno de Cuba la actividad representa una velocidad potencialmente
dañina por un vehículo ideológicamente enmascarado cuyo destino final
puede ser desconocido, pero con un resultado final seguro: interrupción
y cambio. Cada uno inalterable.
Si hay tantos deseosos, ¿por qué el número de empresas estadounidenses
con acuerdos para exportar, importar, prestar servicios y crear
inversiones directas dentro de Cuba permaneció anormalmente limitado?
Desde el 17 de diciembre de 2014, aproximadamente 50 compañías
estadounidenses tienen una presencia operativa (ninguna inversión
extranjera directa) en Cuba: las empresas se concentran principalmente
en el sector de viajes (apoyando a visitantes de Estados Unidos, que
tienen el mayor margen de ganancia neta para cualquier visitante de
Cuba) y más aún se dedicaban a traer ingresos a Cuba. Algunas empresas
han donado sus productos y/o servicios. Esta presencia operacional no
incluye a las empresas que exportan productos de salud, productos
alimenticios y productos agrícolas hacia Cuba de acuerdo con las
disposiciones de los estatutos promulgados en 1992 y 2000.
Si tal vez el 2% de las reuniones, recepciones y conferencias celebradas
desde el 17 de diciembre de 2014 en Washington DC y La Habana, sin
contar los cientos de delegaciones (oficiales y no oficiales) cuyos
participantes eran representantes de empresas estadounidenses ) con los
representantes de MINREX y MINCEX ha dado lugar a acuerdos, el paisaje
comercial bilateral se muestra hoy como un obstáculo formidable ante
cualquier ruptura comercial, económica o política. Algunos argumentarían
que el paisaje sería impermeable a la interferencia. Eso no es lo que
quería el gobierno cubano; preferían el interés a la realidad.
Elasticidad comercial
El interés de las empresas estadounidenses sirvió de cebo al gobierno
cubano para atraer el interés de empresas de otros países. Funcionó.
Desafortunadamente para el gobierno, si el pescador se queda sin cebo
(un mercado que supuestamente tiene ingresos para sostenerse y las
empresas que quieren participar en ese mercado), los peces (en este caso
las empresas, las instituciones financieras y gobiernos) se dirigirán a
otros lugares para nutrirse. Eso está sucediendo … y no debería.
La elasticidad comercial, económica y política de 57 años, la barrera de
la realidad que protegía al gobierno cubano de los cambios que
aborrecía, y que mantenían un status quo progresivo, ya no existe. No
hay más salvavidas para amortiguar o albergar a Cuba. Los fondos
proporcionados por los benefactores de manera casi permanente y
desprovistos de obligación, ahora requieren disciplina fiscal, lo que
significa disciplina política … y cambio.
Trágicamente para la comunidad empresarial de Estados Unidos, la
administración Obama y el gobierno cubano se comprometieron por ocho
años a una mala práctica comercial. Que ninguno de los dos partidos
modeló para un resultado electoral del 8 de noviembre de 2016 que no
fuera una victoria para el candidato del Partido Demócrata, desencadenó
un fracas tan evitable como catastrófico.
Complicado. Aún se debe responsabilizar en la cadena de oportunidades
desnutridas en estos años a los miembros del Congreso, los abogados, los
grupos de cabildeo (ambos autoproclamados por encima del radar y por
debajo del radar), los académicos y los comentaristas que se centraron
en buscar remedios legislativos en lugar de remedios reglamentarios, y
se adhirieron a la discutida exclusión. Ahora, a pesar de despilfarrar
los últimos 25 meses de la administración Obama, buscan el apoyo
financiero y político de las compañías estadounidenses para crear
resistencia a lo que la administración Trump puede implementar.
Asombrosa audacia.
Titanes del fracaso
Recordando algunos de los más escandalosos Titanes de Fracaso: 1) dos
importaciones comerciales autorizadas: café y carbon. 2) 50% de lo que
se requería para las cuentas directas en los bancos. 3) dos reuniones
sobre reclamaciones certificadas en 2,923 días (766 días si se calcula a
partir del 17 de diciembre. 4) eliminación limitada de las restricciones
para transacciones financieras (la eliminación completa habría alentado
la actividad bancaria y las operaciones de tarjetas de crédito y de
débito). 5) Secretarios de gabinete en desacuerdo acerca de si sus
delegaciones podrían incluir a representantes de compañías de Estados
Unidos. Sin embargo, más de 200 representantes del gobierno de Estados
Unidos visitaron Cuba durante los últimos 26 meses de la administración
Obama, incluyendo al Presidente, la Primera Dama, la Segunda Dama y
seis miembros del gabinete.
Aunque está autorizado por los reglamentos implementados durante la
administración Obama y hasta ahora ininterrumpidos durante la
administración Trump, ¿por qué el gobierno de Cuba no ha permitido
oficinas de representación (excepto aerolíneas), tiendas minoristas,
centros de distribución, instalaciones de montaje (incluso a título de
prueba) y no se permite a las empresas estadounidenses exportar
directamente a los más de 200 negocios categorizados con la debida
licencia? Cada una de estas actividades está autorizada por la Oficina
de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, la
Oficina de Industria y Seguridad (BIS) el Departamento de Comercio y
Departamento de Estado.
Debido a una pastilla de freno ideológico que impide el impulso, la
eficiencia, la creatividad, la toma de decisiones y, más onerosamente,
impide el cese de la conversación (terminar la charla y "hablar de la
charla" y embellecer y agrandar la "charla") el pivote de la nada a algo
permanece inconsistente y demasiado a menudo ilusorio. La determinación
de la trayectoria de deslizamiento de la nada o poco a algo se ha
convertido en un ejercicio agotador.
Es casi como si el gobierno cubano quisiera que las compañías
estadounidenses no se interesaran porque el resultado tiene más valor
político: la victimización. ¿Para quién tiene valor político? ¿No es una
meta crear mayores ingresos disponibles para la ciudadanía y disminuir
su dependencia del gobierno?
Ecuación en orden inverso
El gobierno de Cuba debe dejar de enfocarse en el "embargo" y
concentrarse en el uso de los estatutos, reglamentos y políticas
existentes en Estados Unidos para mitigar su impacto en la nación, lo
que podría haber sido una estrategia exitosa desde enero de 2009 a enero
de 2017.
Hay empresas estadounidenses que creen que pueden aportar valor a los
11,3 millones de ciudadanos cubanos; el gobierno de Cuba no cree en la
gestión de esas empresas.
El único medio para determinar si la sospecha del gobierno cubano está
justificada es permitir una presencia, monitorear esa presencia, evaluar
esa presencia y luego determinar su valor. Eso significa aceptar el
riesgo. Eso significa tener confianza.
Hasta ahora, el gobierno cubano está trabajando la ecuación en orden
inverso, desprovista de pruebas, lo que potencialmente significa más
años en función de "hablar".
La estrategia del gobierno cubano debe ser aprovechar el interés de las
empresas estadounidenses.
Lo que no necesitan las empresas de EEUU
El MINREX y el MINCEX dicen que los ejecutivos de las compañías
estadounidenses (en algunos casos calificados como "desesperados")
quieren entrar en el mercado cubano en los términos existentes para
firmas de otros países que ingresan en la economía del país. Déjenlas
entrar.
Esa generosidad de las empresas estadounidenses para contrarrestar la
atmósfera política predominante en Washington está disminuyendo. Ninguna
empresa en Estados Unidos necesita acceder al mercado cubano; es difícil
de asimilarlo para un ego como el de Cuba, pero hasta que eso no se
entienda, la relación comercial, económica y política bilateral
continuará simultáneamente apretando el freno y el acelerador. Una
dirección correcta no puede ser cambiante.
El gobierno cubano sirve como fiduciario para el sustento de 11,3
millones de ocupantes del archipiélago de 800 millas. A veces, actuar en
contra de los intereses del fideicomisario está actuando por los
intereses de quienes son servidos.
Quedan 60 días para que la OFAC, el BIS y el Departamento de Estado
emitan sus revisiones a las regulaciones existentes.
La distancia en el tiempo hasta el 15 de septiembre de 2017 necesita ser
utilizada sabiamente por las partes interesadas en Washington y en La
Habana.
*Presidente del Consejo Económico y Comercial Cuba-EEUU. Traducción:
CaféFuerte
Source: Las empresas estadounidenses ante el freno ideológico de Cuba -
Cafe Fuerte -
http://cafefuerte.com/principal/31105-las-empresas-estadounidenses-ante-freno-ideologico-cuba/
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