Tiempos de cambio: ¿Qué opciones tiene la oposición cívica en el proceso
electoral cubano?
Posted on 3 Abril, 2017
Por Miguel Fernández Díaz
El Movimiento Democracia convocó para este martes 4 de abril a una
conferencia de prensa, que dará a conocer cierta hoja de ruta proactiva
hacia la transición democrática, a través de elecciones libres o
plebiscito vinculante, con ánimo de impedir la sucesión de dictadores a
dedo tras el anuncio hecho por Raúl Castro, hace cuatro años, de
jubilarse como Jefe de Estado y Gobierno el 24 de febrero de 2018.
Sólo que nada podrá impedirlo y el anticastrismo tiene que ajustarse a
la realidad. Ni tiene fuerza política dentro de Cuba para contrarrestar
al régimen ni tiene apoyo efectivo fuera de ella.
Las denuncias de violaciones de derechos humanos no frenaron a
Washington para restablecer relaciones diplomáticas con La Habana ni a
la Unión Europea para abandonar la Posición Común. No tiene sentido
consolarse con que Obama fue un traidor. Tampoco Trump va a resolver
nada. Ni hay que cogerla con Europa por dar marcha atrás, porque ya
viene llegando la sexta década del castrismo sin atisbo de que la nación
cubana marche adelante.
El juego político se decide por los propios cubanos dentro de la Isla,
puesto que fuera de ella solo puede hacerse política simbólica y enviar
ayuda, que como no busca ni propicia levantarse en armas o en revuelta
popular no deja otra opción que atenerse a las reglas del juego del
régimen para oponérsele.
Dentro del juego
Las reglas del juego político están definidas por las leyes vigentes. No
hay concesión ni se otorga legitimidad al régimen por valerse de sus
leyes. Por el contrario, acorralarlo con ellas y mostrar cómo el propio
régimen va contra ellas resulta instrumental para deslegitimarlo.
Tal es el propósito del folleto Enfoque jurídico de la oposición cívica,
orientado a facilitar la defensa de las víctimas de la represión frente
a los represores. Antes que preparar hojas de rutas y tantas otras
propuestas declarativas sería mejor atacar al régimen con quejas y
peticiones a su cancillería por la demora inexplicable en ratificar los
pactos internacionales de derechos humanos, firmados en 2008; con quejas
a los fiscales por cada abuso de la policía, para tenerlo bien
documentado con respuesta oficial del propio Estado en vez de con tan
sólo el testimonio de las víctimas; con solicitudes de amparo judicial
contra los decomisos ilegales de la policía y con demandas judiciales
por los daños y perjuicios que a las viviendas de los opositores causan
las turbas protagonistas de actos de repudio; con denuncias por delitos
contra los derechos individuales, que están definidos y sancionados en
el Código Penal sin que nadie se acuerde de ellos, ni siquiera las víctimas.
Pudiera replicarse que los represores siempre harán lo que les dé la
gana y acabarán saliéndose con la suya, pero así y todo valdría la pena
agotar las vías legales dentro para sólo entonces llevar la discusión
afuera bien sazonada con las justificaciones de los victimarios, a
quienes sus propias leyes obligan a dar respuesta fundada a las quejas,
peticiones, solicitudes, demandas y denuncias de los ciudadanos.
La alternativa sería tomar las armas o las calles, que están bajo
control de los victimarios. Y como nadie seguirá jamás a las víctimas,
los opositores seguirán siendo víctimas de la represión sin poder llevar
adelante la política real, que exige apoyo popular masivo.
Papeles secundarios
Muchos dirán que todo lo anterior sería un papeleo, pero esos papeles
serían mucho mejores para secundar la labor opositora entre el pueblo
que las hojas de ruta, proyectos de leyes, solicitudes de plebiscitos,
cartas abiertas y tantas otras papelerías pasadas y presentes.
Tómese por ejemplo el más reciente ademán de Berta Soler, quien entregó
en la Fiscalía General "un informe de represión del 2016 hasta la
fecha", que también remitió a la delegación de la Unión Europea en Cuba
y a la Nunciatura Apostólica.
La Fiscalía no está obligada por ley a recibir semejante informe. Por
eso puede tirarlo al cesto sin revisarlo siquiera. Otro gallo cantaría
si, en lugar del informe, se interpone una queja a la Fiscalía por cada
acto represivo concreto. El fiscal actuante estaría obligado por ley a
dar respuesta; si esta no es satisfactoria, cabe todavía otra queja al
fiscal superior. Y como la respuesta definitiva constaría por escrito,
el asunto pudiera llevarse a cualquier parte más allá de los dimes y
diretes acostumbrados.
A su vez las declaraciones de cajón de la Unión Europea y la Nunciatura,
si atinaran a hacerlas, darían pie tan solo a repuestas diplomáticas de
cajón del gobierno, que como siempre alegará que los derechos humanos
son asuntos internos y que el informe presenta como represión la
reacción de las autoridades frente a unos revoltosos que violan la ley.
Es lamentable que el anticastrismo, luego de vivir de desengaños por
tantos años, muera de ilusiones con la oposición actual. Para evitarlo
no queda más remedio que ir al juego político dictado por la ley
electoral del castrismo, porque no hay otra.
¿Hoja de ruta en Miami?
Ninguna hoja de ruta en Miami u otro enclave del anticastrismo fuera de
Cuba conducirá a elecciones libres dentro de la isla. Ellas presuponen
una ley electoral muy distinta a la vigente y esa nueva ley solo podría
darse por un parlamento distinto al realmente existente. Y resulta que
este último parlamente solo podría cambiarse conforme a la ley electoral
vigente, a no ser que la gente se tire a la calle como en 1933 para
tumbar a Machado o como en 1959 para vitorear a Fidel Castro.
Por lo demás, el llamado plebiscito vinculante es superfluo. Todas las
elecciones de diputados a la Asamblea Nacional son ya plebiscitos, en
tanto todos los candidatos son -por ley- candidatos del gobierno. Votar
por cualquiera de ellos es el Sí y votar por ninguno, el No.
También por ley, las elecciones municipales comienzan con las asambleas
de nominación de candidatos en los barrios, este abril. Aquí no vale
lamentarse de que estén controladas por el único partido, porque allí
mismo, en los barrios, es dónde la oposición tiene que hacer valer su
prédica del pueblo como fuente y razón. El anticastrismo tiene que
desechar la justificación de la mayoría silenciosa, porque las mayorías
tienen connotación política tan solo al manifestarse.
De la ley a la ley a través de la ley
Así reza la fórmula clásica de la oposición cívica. Enfocarla
jurídicamente no está dictado por intereses de tal o cual organización
política o parapolítica, sino por la necesidad de cambiar el foco, ya
que no podido logarse absolutamente nada en más de medio siglo a la luz
de la actual oposición.
A falta de balas nada parece más atinado que tirarles a los represores
con sus propias leyes e ir avanzando de reclamación en reclamación para
ponerlos en la picota pública por violación de su propia legalidad.
El enfoque jurídico no salvará a la patria ni tiene su éxito
predestinado, pero al menos guarda relación de medio a fin y así se
desmarca de muchos otros empeños contra la dictadura de partido único.
ENFOQUE JURÍDICO DE LA OPOSICIÓN CÍVICA
Source: Tiempos de cambio: ¿Qué opciones tiene la oposición cívica en el
proceso electoral cubano? - Cafe Fuerte -
http://cafefuerte.com/csociedad/30623-tiempos-cambio-opciones-la-oposicion-civica-proceso-electoral-cubano/
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