Con las mismas calles rotas, cada vez menos cubanos creen en el Poder
Popular
Adriel Reyes
A mediados de marzo comenzó el proceso de rendición de cuentas de las
asambleas muniipales del Poder Popular. Por décadas, los cubanos se han
quejado de problemas como la falta de agua y el deterioro de viviendas y
calles.
El proceso de rendición de cuentas de las asambleas municipales del
Poder Popular, -visto como la clave de la "democracia"-, continúa en
abril en medio de la apatía y la desconfianza de muchos que en Cuba ni
se sienten representados, ni tienen esperanzas tras décadas de
inoperancia estatal.
El proceso comenzó a mediados de abril. Viene precedido de declaraciones
de las propias autoridades cubanas, quienes han renocido el problema.
"En no pocos lugares vemos que los electores solo hacen presencia física
y no participan del debate", dijo en noviembre Mirian Sarroca,
Secretaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, al programa Mesa
Redonda.
"Dejan escapar la oportunidad de ser parte de la fiscalización pero
también de la creación de soluciones colectivas a los problemas que más
atañen a la comunidad", expresó.
Con frecuencia los cubanos se quejan en estas reuniones de situaciones
que empeoran sus vidas como la falta de recursos para reparar sus
viviendas, las calles rotas, crisis en el abasto de agua y los salideros
de agua potable debido al mal estado de las redes de acueducto.
Las asambleas han sido por años una especie de catarsis colectiva. Con
frecuencia los delegados de las circunscripciones no tienen capacidad ni
recursos para resolver estos temas. Solo les queda elevar las
problemáticas a la Asamblea Municipal.
¿Rendición de cuentas o una puesta en escena?
El actual proceso, -que comenzó a mediados de marzo-, se produce a un
año del previsto congreso del Partido Comunista, en que deberá dejar su
cargo el mandatario Raúl Castro.
Con frecuencia, los cubanos se quejan de que no se resuelven sus problemas.
Medios oficiales como Granma han dicho que "el intercambio directo de
los delegados con la población constituye uno de los momentos más
importantes del sistema político e institucional cubano".
El presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo, fue más lejos al
aludir recientemente al "alto significado democrático que contiene el
proceso".
Pero cubanos consultados por el periodista Adriel Reyes, de Radio Martí,
ofrecieron una versión muy diferente.
"(La gente) ya no va a las reuniones porque saben que eso es una obra de
teatro, exponen los problemas, se habla de todo, anotan con la promesa
de resolver los problemas y al final pasan los años y siguen los mismos
problemas, las mismas calles rotas, las mismas tuberías botando agua,
todo hecho un desastre y todo es mentira", dijo por teléfono desde Ciego
de Ávila, Leonid Carbonell.
Como "una hipocresía" describe este proceso Roberto Miguel Tejeda, desde
Holguín.
"En las asambleas desde hace años se están dando las mismas quejas que
en la actualidad (…) siempre es lo mismo y el pueblo sigue recibiendo lo
mismo, la espalda del gobierno que no le da solución a simples
problemáticas, porque son simples", dijo Tejeda.
"Ellos mismos lo dicen, 'para qué nos vamos a quejar, si de todas formas
no van a hacer nada'",agregó.
Maylen Maidique, de Ciego de Avila, así lo explicó: "No se resuelven los
problemas, (la gente) no cree en las promesas ni nada (…) dicen muchas
cosas y al final no resuelven el problema del cubano".
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