El borracho y el bodeguero
25 Abril, 2017 6:39 pm por Alfredo M Cepero
Miami, USA, Alfredo M. Cepero, (PD) Uno de los recursos más utilizados
por los tiranos de Cuba para prolongar su poder absoluto ha sido la
manipulación y la diseminación de la desinformación. Cada vez que
confrontan una crisis se aparecen con una nueva "realidad virtual" en
ese teatro del absurdo con que el que han engañado al mundo y al pueblo
cubano durante más de medio siglo.
Con la muerte del tirano prestidigitador, la crisis económica de su
colonia venezolana, la renuencia de Rusia a arriesgar la ira
norteamericana penetrando su zona de influencia, el mutis político de
Barack Obama y los vientos huracanados procedentes de la Casa Blanca de
Trump, el "trust del cerebro" que asesora al heredero analfabeto le ha
creado un nuevo libreto. Pura patraña que ya no se la traga nadie. Ni
siquiera los cerebros adulterados por el odio, la envidia y la mentira
de los infelices que han sido adoctrinados en las "madrazas" del castrismo.
Uno de los actores principales de esta última farsa es la sabandija
purpurada de Jaime Ortega Alamino. Según la agencia noticiosa AFP, en el
curso de una conferencia en Nueva York, Ortega reveló que el coronel
Alejandro Castro Espín, hijo del actual tirano, representó al gobierno
cubano en las negociaciones secretas que condujeron al histórico
deshielo con Estados Unidos en diciembre de 2014. El texto de dicha
conferencia fue publicado en La Habana por la revista católica, que
circula este mes.
El objetivo no puede ser otro que adornar y enaltecer la imagen de un
sujeto que hasta hace muy poco tiempo era mantenido en la oscuridad y en
la periferia del gobierno, se me antoja que no por casualidad, sino por
designio. Se presentaba al inocuo Miguel Diaz-Canel como sustituto del
"presidente", como cuando el ilusionista te hace ver un conejo donde en
realidad hay un tigre.
Y el tigre escogido es sin dudas el coronel Alejandro Castro Espín. Con
51 años de edad, este hijo privilegiado del tirano es coronel del temido
Ministerio del Interior y forma parte de la Comisión Nacional de
Seguridad y Defensa. La formación y las credenciales perfectas, no para
servir al pueblo cubano, sino para prolongar su esclavitud.
Como parte de su entrenamiento para sustituir a "papá", cuando el tirano
de 84 años, se reunió en abril con el presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, en un encuentro histórico en Panamá, Castro Espín formó
parte del reducido grupo que permaneció en la habitación donde se
celebró la entrevista. Y cuando el tirano se reunió el 10 de mayo en el
Vaticano con el Papa Francisco, su hijo estuvo cerca de ambos.
Quienes hemos seguido la diabólica fórmula utilizada por los Castro para
aferrarse al poder vemos en estos acontecimientos el mismo procedimiento
utilizado para pasar las riendas del gobierno del hermano mayor al
hermano menor, cuando el primero renunció en el año 2008. El mayor
utilizó al menor como su perro de presa y como sus ojos y oídos en el
Ministerio del Interior. El actual tirano crió a su hijo para estar a su
lado y para una sucesión que prolongue la tiranía y le garantice la
impunidad por sus crímenes.
Para entender mejor esta trama vale la pena seguirla más de cerca. En un
revelador libro de la escritora e investigadora francesa Constance
Colonna-Cesari, la autora nos cuenta el papel desempeñado por Jaime
Ortega en esta traición a la patria. Para quienes estén interesados en
profundizar sobre el tema, dicho libro fue reproducido recientemente en
la web de Cuba Posible.
Entre los detalles sobre el proceso clandestino de acercamiento, la
autora asegura que Ortega recibió el encargo del papa Francisco el 27 de
abril de 2014, cuando viajó a Roma con motivo de las ceremonias de
canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo II.
De regreso a La Habana, el solícito Ortega Alamino entregó la carta a su
jefe Raúl Castro. La entrega a Barack Obama fue más complicada y demandó
un mayor sigilo. Para no levantar sospechas, fue programada una
conferencia de Ortega en la Universidad de Georgetown, en Washington
D.C. A su salida de la misma, "la eminencia cubana desapareció en un
vehículo con los cristales polarizados, discretamente estacionado cerca
del campus del lago Potomac", relata el libro. Acto seguido, con ayuda
de los cardenales estadounidenses Sean O'Malley y Theodore Edgar
McCarrick, Ortega consiguió una cita en el Despacho Oval con Obama para
entregar la carta del Papa.
Según el libro, "las dos cartas pontificias son idénticas, una en
español y la otra en inglés". Las mismas, "abogaban en favor de los
argumentos que tendrían ambos países en enterrar el hacha de guerra con
el fin de favorecer, a muy corto plazo, la reanudación de relaciones
diplomáticas cubano-estadounidenses.
Y en un gesto de reconocimiento al arquitecto de esta infamia, los
protagonistas deciden revelar al mundo su acuerdo de restablecer
relaciones el 17 de diciembre de 2014, fecha de cumpleaños del Papa.
Para suerte de los cubanos que amamos la libertad, Francisco I no es
santo ni tiene la capacidad de hacer milagros porque está haciendo la
obra del diablo cuando condena a 12 millones de seres humanos a la más
abyecta esclavitud. Y sólo un milagro sería capaz de prolongar la
pesadilla del castro comunismo.
Yo digo que, por el contrario, el régimen tiene los días contados. Me
explico. Gracias a la ayuda del exterior, los Castro han superado sus
peores momentos de crisis. Cuando quebraron la república, dilapidando el
bienestar heredado de la Cuba próspera que se robaron en 1959, vendieron
la soberanía nacional a los intereses estratégicos de la Unión
Soviética. Moscú financió de buen grado la fracasada revolución a cambio
de que se le permitiera establecer bases militares y de proyectiles en
territorio cubano a manera de un puñal en el vientre del odiado
imperialismo "yankee".
Cuando en 1989 se vino abajo el andamiaje de la fábula del comunismo
como doctrina y como sistema, apareció el apátrida de Hugo Chávez, quién
traicionó los intereses nacionales de Venezuela para satisfacer su
vanidad personal y salvar del naufragio a su padrino ideológico cubano.
Cuando la mafia chavista depauperó a la otrora próspera Venezuela y no
pudo seguir financiando a sus chulos cubanos, otro ideólogo empedernido
traicionó los intereses de los Estados Unidos y se apresuró a llenar el
vacío.
De hecho, la realidad política de este siglo XXI nos dice que Obama será
el último bodeguero en extender crédito a un borracho que no paga sus
deudas.
De ahí que este 2017 sea un año de extremo peligro para la supervivencia
de la tiranía comunista cubana. . Porque, a diferencia de los anteriores
mecenas, Donald Trump es un bodeguero que no fía y un negociador
experimentado que exige reciprocidad de aquellos con quienes negocia. En
este sentido, en nada me extrañaría que Trump respondiera un día en
afirmativa a las actuales súplicas de La Habana de sostener negociaciones.
Vaticino, por lo tanto, que el borracho no va a negociar con Trump sino
que recurrirá a la represión y al terror como últimos recursos de
aferrarse al poder. Pero sin la ayuda exterior que la salvó en ocasiones
anteriores, estoy convencido de que la tiranía está condenada a la
desaparición. Una nación sin energía para iluminar sus noches, mover sus
automóviles y operar sus negocios, así como sin recursos para mitigar un
hambre que ya es endémica, es una olla de presión a punto de hacer
explosión.
No hay que ser un genio para concluir que a Cuba se le acerca la hora de
la libertad.
alfredocepero@bellsouth.net; Alfredo M. Cepero
Tomado de: La Nueva Nación
Source: El borracho y el bodeguero | Primavera Digital -
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