Rencillas y súplicas
La disidencia cubana con una mayor caja de resonancia en Miami persiste
en repetir errores
Alejandro Armengol, Miami | 20/03/2017 10:05 am
Entre rencillas internas y súplicas o reclamos al gobierno
estadounidense de turno transita la oposición cubana.
De las declaraciones de Antonio Rodiles al Nuevo Herald se desprende que:
- Los activistas de la llamada disidencia, oposición, sociedad civil u
otra denominación, con posibilidades de divulgación en Miami, continúan
aferrados a un discurso dependiente de Washington. Esta retórica les
brinda ventajas y desventajas, que vienen desarrollando año tras año. Al
intentar depender los avances o retrocesos de una supuesta lucha por la
democracia en Cuba participan, sin reconocerlo, en un debate político
extraterritorial que les permite justificar sus fracasos o la
imposibilidad de un avance en sus reclamos a favor de los derechos
humanos con argumentos ajenos. En este caso la proposición no se refiere
a ayuda económica del Gobierno estadounidense a través del exilio —que
puede ser cuestionable, pero al mismo tiempo se debe aclarar que admite
varias respuestas— y tampoco al apoyo a la disidencia por parte de
Washington que se solicita —y que por otra parte nunca ha cesado— sino a
acciones directas de la Casa Blanca para resolver el problema cubano.
- El papel a desempeñar por el Gobierno de Estados Unidos, en su
relación con el cubano, se convierte en la clave sobre el destino
político, social y económico de la isla. Lo que lleva a una admisión de
dependencia extrema.
- La relación entre La Habana y Washington debe definirse, según esa
oposición, en términos de presión económica, aunque en ocasiones se
intente manifestarse no tan claramente al respecto. Las referencias a
"entrada económica", "beneficio al régimen" y el permitir "sobrevivir"
al sistema imperante en Cuba se asocian con una supresión de fuentes de
ingreso, en las cuales no resulta fácil aislar la parte destinada al
gobierno —ya sea directamente mediante gravámenes, impuestos u
honorarios, o indirectamente por otros medios de comercialización como
la empresa estatal— y lo que va a parar inmediatamente al bolsillo del
ciudadano de a pie. Como en ocasiones anteriores, los postulados de
Rodiles evidencian la voluntad de privar de fondos al Gobierno de La
Habana por cualquier medio, incluso aunque ello signifique mayores
sacrificios para la población cubana. Bajo tal enunciado se vuelven a
repetir dos principios de vieja data en Miami: la teoría de la "olla de
presión" y la tesis del aislamiento comercial, financiero y económico.
Curiosamente estos dos principios, de los cuales Rodiles hace no solo
una amplia defensa sino una petición urgente, son abrazados con fervor
emocional —más que con racionalidad— por un sector del exilio que se
niega a reconocer que en la práctica han fracasado una y otra vez.
- La exigencia de protagonismo como razón de ser y no como consecuencia
de una acción. Protagonismo que por otra parte no se busca en el
supuesto territorio de la lucha política, sino en el mapa de
configuración de las definiciones. Así surge una y otra vez el reproche
de haber sido "invisibilizados" por el Gobierno de Barack Obama en una
negociación entre Estados. Reproche que, por otra parte, no toma en
cuenta que esa propia administración, que de forma tan vocinglera han
manifestado detestar, estuvo durante ochos años contribuyendo
fundamentalmente a su mantenimiento económico, de forma directa o indirecta.
- La pésima costumbre, entre grupos opositores, de hacer públicas sus
diferencias y manifestar sus críticas en el exterior. Al argumento en
favor de tal actitud, de que ello implica transparencia y pluralidad
democrática, debe contestarse con la aclaración de que por lo general
las manifestaciones críticas hacia otros grupos pretenden disminuir
otros esfuerzos con imputaciones y declaraciones de superioridad.
Rodiles calificó de "fantasía" la campaña por un plebiscito en Cuba
liderado por la activista Rosa María Payá, de acuerdo a lo publicado en
el Nuevo Herald. También dedicó "duros términos" a la estrategia seguida
por activistas del proyecto Otro 18, de acuerdo a la misma fuente.
- Parlamentos como el de Rodiles, que siempre cuentan con la
complacencia de la prensa de Miami, no se libran de caer en lo que en
términos cubanos podría llamarse "Política Cómica" o en expresión más
universal catalogar simplemente de farsa: "Todo lo que esté dando
beneficio al régimen y no al pueblo debe ser revertido". Los opositores
tendrían entonces que "explicar" al pueblo el objetivo político de
medidas que podrían afectarlos directamente, de acuerdo al Nuevo Herald.
La conclusión entonces es que el natural "campo de batalla" de la
oposición cubana se traslada a las plácidas playas y las congestionadas
calles de Miami, para agregar un poco más de ruido a la ciudad.
Source: Rencillas y súplicas - Artículos - Opinión - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/rencillas-y-suplicas-328910
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