España a la vista, en Cuba cruzan los dedos
El 7 de abril se discutirá un proyecto de ley que busca aumentar el
número de beneficiados con la ciudadanía española
Lunes, marzo 27, 2017 | Pedro Manuel González Reinoso
VILLA CLARA, Cuba.- Con la esperanza fija en el Parlamento Español –que
se reunirá este 7 de abril y presumiblemente discutirá un anteproyecto
revisionista de la coalición integrada por el Grupo Parlamentario
Confederal Unidos-Podemos más el PSOE–, sobre la Ley (52/2007) de
Recuperación de la Memoria Histórica liderada por Zapatero, a la que se
que intenta anexar los excluibles por mayoría de edad cuando aplicaron
sus padres (entonces nietos) y hermanos menores, los cubanos exasperados
ante la ausencia de rendijas abiertas hacia cualquier lugar del globo
terráqueo, cruzan dedos de pies y manos, matan gallinas prietas como
ofrendas sincréticas y ponen asistencias de agua lo más alto que
alcancen sus extremidades.
La fiebre pro-hispanidad volviose histeria en 2009 cuando se comentó con
fuerza que a un costado de la Embajada habanera, en la calle Zulueta,
apareció un grafiti antipatriótico denigrando a los mambises: "¡Abajo
Elpidio Valdés y (su novia) María Silvia! ¡Muera (el caballo) Palmiche!
¡Que Viva (el General) Resoples!"
Pero no menos hacen para alentarlos las bichas autoridades cubanas que
ya se adelantaron al procesamiento de la papelería, por lo que de jugoso
entrañaría este nuevo trámite, distribuyendo en direcciones de
inmigración y extranjería indicaciones y planillas de dudosa
credibilidad, las que deberían legalizarse en toda su componenda de
inclusivos –"cucos" mediante– ante el MINREX (Ministerio de Relaciones
Exteriores), en red de consultorías jurídicas carísimas y aletargadas.
Se mofan también del artículo 32 de la Constitución que prohíbe la doble
nacionalidad. (No escuché nunca de nacionales que quisieran recuperar su
ascendencia africana).
Como ya terminó la vigencia expedita de aquella ley en 2011 para
herederos de los conquistadores regados por el mundo, ahora la mentada
coalición apela al anuncio del departamento demográfico peninsular que
vaticina unos decenios de creciente despoblamiento en el rango laboral,
sobre todo rural, y tal circunstancia es idónea para maniobrar el
aparato populachero dentro y fuera del territorio, doquiera habite un
potencial retornable.
Nuestra ínsula, que ha visto recortadas de un tirón sus aspiraciones
escapistas, remueve a jóvenes afectados para ver como se reintegran a
esa natural corriente "humanitaria", porque argüir "política" en ello
sería jugar con material explosivo.
Dice el Cónsul Español en Cuba que somos 120 mil los ciudadanos
cubanos/españoles y que el 70% obtuvo esa condición durante el período
en que esa Ley estuvo activa.
Resulta paradójico el constante arribo de africanos a las costas
mediterráneas del sur de Europa, cuando varios estados de la Unión
Europea apenas tienen recursos ni leyes para tamaña inserción.
Las intendencias cubanas, que siguen paso a paso esos guarismos que
luego pasan puntalmente al noticiero obviando comparaciones, ya han
suspendido por multitudinaria la entrega de esta planilla fantasma,
tramitación que los particulares –cuentapropistas sabidichosos– andan
reimprimiendo al precio de 5 pesos para desinformados díscolos.
Un poco de historia
En 1994, en lo más álgido del desbarajuste estival, con fines de
inventariar desafectos y bajo la promesa de un nuevo Mariel –como
extensión del Maleconazo habanero del 5 de Agosto–, la PNR (Policía
Nacional Revolucionaria) distribuyó similares a troche y moche entre los
desesperados por emigrar a los EE.UU., muy a tono con las purgas
antiguas, dejando de inmediato sin empleo a los profesionales ingenuos
que cayeron en la trampa.
Desde 1959 se adjuntaron avanzadillas y espías en todas las salidas
masivas que comenzaron por el puente de Camarioca en 1965 y que se
mantienen activas a pesar del cierre de la Ley Pies Secos-Mojados.
Obstando estas razones, no conozco a una familia que no tenga –para
bochorno o frenesí– al menos un representante del otro lado de los charcos.
Veamos entonces en que consistió el truco político más burdo del que se
tenga noticia después de la reconcentración de Valeriano Weyler.
Tras los 60, cuando se extinguió el Plan Peter Pan y los llamados
"Vuelos de la Libertad" tocaron fondo, comenzó –por parte de los cubanos
traicionados por gobierno de giros tan intempestivos– un deambular
urgente hacia otros confines. Aparecieron destinos eslavos en las
hermanas repúblicas inquebrantables, para neutralizar cierto escozor
individual en limarse las asperezas del peregrinaje, y los nacionales
fueron a dar con sus huesos calcinados a la tundra/taigá, como peones en
fábricas de a kilo. (Cuando no desertaron escandalosamente de
incontables misiones diplomáticas/culturales/deportivas, o aeropuertos
en tránsito, se escondieron en fuselajes e imploraron asilo desde
academias donde aprendieron lenguas extrañas).
Posteriormente la cafetera –puesta sobre el fuego ¿fatuo? del 77 peruano
y otras escenas consulares– subió de vapor y estalló en El Mariel tres
años más tarde. Con la "bonanza momentánea" de casi 130 mil evadidos
para sumar a los 2 millones de cubanos que ya residían fuera de la Isla,
nos llegó el violento safari verdi-obligatorio al África exótica, anexo
del colaboracionismo por decreto en sectores rentables.
En los 80 emergieron una caterva de "bombos suicidas" y otros
(des)aciertos públicos, lo mismo para marcharse a Australia, Sudáfrica,
o Canadá en plan de reforestación poblacional. Las familias con
pecadillos se apuntaron preferencialmente al sorteo norteamericano con
sus 20 mil papeletas prometidas, mientras lo cierto se cifraba "en los
cielos": cualesquiera fueran los que se abrieran donde plantarnos semilla.
Por aquella época era común escuchar en plena calle: "Me voy hasta pa'
Haití". Y esa compulsión debe haber sido horma que aplicaron los sesudos
segurosos a sus urnas de cartón, donde barajaron semejante rifa sin
futuro. (O mejor sí: el más negro de todos).
Estos pueblitos costeros poseen alto índice representativo por familia y
cuadra cederista en la avanzada migratoria de aquellos años. Por razones
geográficas –y de cultura marinera–, mayor fue el descenso caibarienense
y sagüero sobre los EE.UU. que en otros distantes destinos del
asentamiento. Estos cayos adyacentes e intricados que son hoy coto de
caza y descanso seguro de la fatigada dirigencia, sirvieron de refugio y
escondite entonces para más cubanos –lugareños o extraviados– de los que
la historia oficial (re)conoce.
La población andaba igual de transida, hambreada y ahíta de calor.
Cualquier puerta serviría. En La Habana las autoridades hacían
prestidigitaciones para contener a la primera gran ola de asaltos,
protestas, y controlar la disidencia para que no organizara en su
perímetro a gente dable a arrojarse al mar. Era la era en que todo lo
que flotara o en lo pudiera navegarse se mantenía a la vista. Fue quizá
el año más convulso y horroroso de nuestras acuíferas existencias.
Y sucedió en Caibarién –y en Sagua La Grande, como dije, por extensión
de La Isabela– creo que exclusivamente, la conocida "metedura de de'o
pa' sacar fideo" a los incautos. Ahora descubro que no sé si en otros
puertos también lo experimentaron sus ratoncitos blancos. (O tal vez
fuera orientada cruzada y no lo supe. Algún día lo averiguaré, pues a
estas alturas del peloteo, nadie confiesa siquiera quien mandó a
catalogar "la escoria" en mayo del 80).
Algunos de aquellos compatriotas, antes y después, terminaron enjaulados
en Guantánamo como consecuencia de la eficacia guardacostera. Esa fue la
parte menos tétrica del asunto. Los que no llegaron, naufragaron, y
jamás se sabrán nombres ni cifras en el único noticiero pan-africano.
Los otros, encarcelados, lograron en mayoría llegar después.
Se propició así la tercera invasión demográfica por jugada política de
manigua: el 8 de agosto del 94, el comandante autorizó a emigrar a sus
futuros tributarios con "medios propios".
La PNR abrió sus oficinas de par en par en esa fecha para que, todo el
ciudadano que lo desease, recogiera una Planilla Oficial para el puente
saltarín que se organizaría –"en septiembre u octubre a más tardar"–,
entre el "revuelto y brutal" y nosotros. (Éxodo programático).
Pocos se sorprendieron de que el nuevo documento no exigiese demostrar
las "desviaciones" que en 1980 fueran premisa para aquella visa masiva.
Aprovechando el malestar generalizado, el historial de intentos
aéreos/marítimos frustrados, y la crisis popular más célebre de nuestra
historia posrevolucionaria, sacaron suficiente papel de donde no había,
para imprimir tal cantidad de proformas falsas e incriminatorias.
Por aquellas "unidades" pasaron quienes prefirieron correr todos los
riesgos en lugar de morirse de caquexia en casa. Hubo de todo en la
cola: artistas, militantes, profesionales, delincuentes, avergonzados, y
gente común. Pero la trampa consistía en que no existiría jamás esa fuga
organizada por el estado a través de sus "serias" instituciones armadas.
Lo que se pretendía (y se consiguió) era que ante "el llamado", los
ciudadanos dieran el común paso al frente y se "entregaran" para ser
reclasificados en desertores, traidores, enemigos y apátridas. Ocultando
con qué pulsar la espita perfecta, cuantificando el miedo-odio.
Lo que sucedió a los profesionales "develados" ya es sabido: años de
rencor y ruptura socio-familiar, separación del puesto laboral
definitivo, o alejados del perfil ocupacional cual lenta muerte en vida.
Tengo aún claros los rostros de vecinos y amigos que aplicaron y se
quedaron sin nada de la noche a la mañana, como solución al "problema"
(¿del gobierno, de los sin-nada?) dejándoles cesantes allí donde
sobraban plazas de castigo.
Una amiga entrañable, perita logopeda de Escuela Especial para niños
diferenciados, jamás volvió a ejercer (ni se marchó del país). Otro
vecino, experto profesor de idiomas, estuvo enterrando muertos hasta que
consiguió una visa como "perseguido" años después, y hoy delira en un
desierto próspero. Un tercero –galeno– tuvo que hacer guardias hasta el
final de sus días –algunas de 48 horas sin electricidad ni agua– en
destartalado hospitalito para cobrar algo del famélico sueldo, porque
nunca fue menos confiable el ex "médico de familia".
Les aclaré que antaño había que ganarse "la salida del país" a filo de
mocha en la zafra que fuera, o a punta de guataca en los campos y
"Granjas Reeducativas" –moda punitiva de improvisados Tribunales
Populares–, por períodos tan largos como para hacerles perder el ímpetu
evasor. (Machucándoles sus "huevitos de gusanos", socarroneaban).
Pequeñas y grandes tragedias personales o colectivas que algún día
emergerán.
En fin, que mirado en el tiempo, abocados como habitualmente estamos a
perennes crisis –de valores, fuga e identidad– nos parece aquel
rudimentario invento una triquiñuela baldía, treta de gobernantes
enfermos, pues bien se sabe de qué es capaz el humano –animal al fin–
cuando no encuentra salida y falla el argumento.
Para tener evidencia de quienes eran –son y serán– los magníficos
prófugos de Cuba, habrá que añadir, a la lista consensuada –¡cómo no!–
también los que por sabiduría o pavor aún callan, colaboran, desfilan y
aplauden. (Priorizando en ella a los novos: desclasados, descontentos,
ingratos, infieles, heréticos, recién tronados o ex-cualquier-etcétera).
No solo a los "legales" cubañolitos.
Source: España a la vista, en Cuba cruzan los dedos CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/espana-la-vista-cubanos-cruzan-los-dedos/
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