Los nuevos ricos en Cuba
agosto 02, 2016
Iván García Quintero
En la isla, donde el salario promedio ronda los 25 dólares, no hay
grandes préstamos bancarios, ni comercio electrónico y el Estado prohíbe
la acumulación de capital, el surgimiento de una nueva clase media alta
(incluso de algunos millonarios silenciosos) se va expandiendo.
La negociación fue rápida. Pagó al contado alrededor de 70.000 dólares
por una casa y un bar privado y el negocio cambió de dueño. El comprador
contrató a una agencia particular de diseño y pidió a su antiguo
propietario que desmantelara la barra, estantes y puertas que con las
nuevas reformas no necesitaría.
El céntrico bar se abrió hace un par de años y la inversión inicial fue
de unos 20.000 dólares. A los diez meses, ya la taberna reportaba
ganancias. El nuevo dueño se da un aire a Gordon Gekko, el personaje que
Michael Douglas encarnaba en el filme "El dinero nunca duerme".
Es agresivo y culto -y cosa rara en Cuba-, ha viajado por Europa y
Sudamérica. Compra obras de arte y muebles antiguos. Es propietario de
un Mercedes Benz y cuando entra a una tienda no repara en los precios.
No son muchos en la Isla, pero desde 2010 a la fecha, se viene gestando
un sector discreto de personas que mueven o poseen bastante dinero. Las
cantidades son irrisorias en Estados Unidos y otras naciones del Primer
Mundo. Pero en Cuba, donde el salario promedio ronda los 25 dólares, no
hay grandes préstamos bancarios, ni comercio electrónico, el Estado
prohíbe la acumulación de capital y sospecha que un emprendedor privado
es un presunto delincuente, el surgimiento de una nueva clase media alta
(incluso de algunos millonarios silenciosos) se va expandiendo, sobre
todo en La Habana.
Dentro de un sector del exilio en Miami, existe la percepción de que la
prosperidad dentro de Cuba viene de la mano de los giros de remesas. Es
cierto que muchos pequeños negocios se fundaron con capital de los
emigrados. Otros son una especie de sociedades mixtas, con dinero de
parientes o amigos al otro lado del charco, y cuyas ganancias se
repatrian a través de las 'mulas'.
Llamémosle Figueredo, dueño de una flota de siete autos de carrocería
antigua más conocidos como almendrones y dos camiones que alquila para
cargar mercancías o transportar pasajeros. Sus ganancias netas mensuales
superan los 90.000 pesos, algo más de 4.000 dólares, una pequeña fortuna
en Cuba.
"Comencé con una plata que le pedí prestada a un hermano residente en
Estados Unidos. Después que pagué la deuda, el bisne lo manejo yo solo.
Calculo que treinta o cuarenta tipos, quizás más, poseen millones en
pesos cubanos. Y, no te asombres, conozco personas que en la sombra, han
amasado más de un millón de pesos convertibles. Créeme, no son uno o
dos", confiesa Figueredo.
En esa piñata, donde altos militares y funcionarios han empoderado a sus
parientes, se puede pensar que la mayoría de los nuevos ricos proceden
de la elitista burguesía verde olivo. Que los hay. El dueño real del
paladar Star Bien, en el Vedado, es un hijo de Abelardo Colomé Ibarra,
ex ministro del Interior y allegado cercano de Raúl Castro. Un segmento
de dueños de negocios boyantes son familiares o están muy bien
conectados con mandarines del status quo.
Pero esos ricos de doble moral, que hablan con la boca apretada de las
injusticias del mundo, condenan la pobreza, pero beben Chivas Regal y se
compran relojes de 5.000 dólares, siempre existieron en Cuba. Al sector
que me refiero es al de una nueva clase que no tiene nexos con el
gobierno. Sí, es cierto, han acumulado dinero haciendo trampas
financieras, violando las rígidas leyes del trabajo privado y utilizando
doble contabilidad en sus negocios, pues en Cuba no hay una manera legal
de hacer dinero.
Todavía no adquieren yates o autos de lujo, pero discretamente, por
debajo de la mesa, compran casas y negocios en quiebra, aprenden a jugar
golf en el campo de 18 hoyos al sur de La Habana, tres veces al año
alquilan 10 días en hoteles cinco estrellas y más de uno ya se ha ido de
vacaciones a Roma o Moscú.
Este selecto grupo cena menús gourmet y hace ejercicios en gimnasios o
spa de hoteles habaneros que cobran 50 CUC por cada sesión de masajes.
Aunque no son visibles, los dependientes de cabarets, discotecas de
calibre y bares de moda en la capital, les brindan un trato exquisito
gracias a las suculentas propinas.
"Conozco al dueño de varios negocios privados que deja de propina 40
pesos convertibles. No son pocos los cubanos con bisnes que a la hora de
dejar propinas son más espléndidos que los extranjeros", dice un
cantinero del Floridita.
Estos nuevos ricos se posicionan sin estridencias. No suelen llamar la
atención y les gusta volar por debajo del radar. Tienen buen gusto,
formación académica y piensan en grande. Como el nuevo dueño de un bar
al sureste de ciudad.
Source: Los nuevos ricos en Cuba -
http://www.martinoticias.com/a/nuevos-ricos-cuba/127207.html
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