"La nación cubana está herida, pero volverá a reír"
Ocho meses después del derribo del techo de su centro de culto, el
pastor Bernardo de Quesada mantiene la fe en un futuro mejor para Cuba
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Agosto 08, 2016
A Bernardo de Quesada Salomón todos lo conocen en el Reparto Versalles
de la ciudad de Camagüey. Locuaz, inquieto y fundador del Mover
Apostólico, ha vivido meses intensos este año, especialmente el pasado 8
de enero, cuando la policía entró a su vivienda y derrumbó el ranchón
del patio que servía como centro de culto.
Para contar cómo llegó a ser un pastor adorado por sus vecinos y
denigrado por la Seguridad del Estado, Quesada le abrió las puertas de
su casa a este diario. En la explanada tras su hogar, donde hasta hace
poco se levantaba el templo, ahora se reúnen cada domingo los asistentes
al culto bajo el intenso sol de agosto. Ninguno ha dejado de asistir en
estos últimos meses a pesar de que la campaña contra el líder de la
Iglesia arrecia cada día.
El movimiento cristiano del que forma parte se separó del Consejo de
Iglesias de Cuba en el año 2003, pero Quesada se había consagrado a la
religión mucho antes, en 1984, un año después de comenzar a estudiar la
carrera de Biología, de la que se graduó justo cuando el Muro de Berlín
se hacía pedazos en Europa.
Ahora, mientras muestra el lugar donde ha cantado e improvisado
sermones, recuerda que cuando trabajaba como profesor del nivel
secundario "cada vez que impartía alguna de las asignaturas como
evolución, embriología, anatomía, fisiología o genética, terminaba
viendo la mano de Dios". Su fe comenzó a chocar con las autoridades
educativas.
"En 1991 sentí que me queda poco en el sistema de educación. Entonces
trabajaba en la universidad Vladimir Ilich Lenin, de Las Tunas, donde
impartía microbiología y materias de botánica a los alumnos de
ingeniería agrónoma", cuenta. Quesada fue nombrado para varios cargos a
nivel nacional en su Iglesia, una situación que tensó la atmósfera en su
puesto de trabajo.
Cuba estaba en ese momento en medio del Período Especial y la Isla
sufría las estrecheces económicas y la desesperanza. Miles de antiguos
ateos comenzaron a abrazar la religión y las corrientes evangélicas
crecieron por todas partes.
En septiembre de 1991 fue citado por la dirección del centro
universitario y le hicieron "una especie de juicio con todos los
factores, el partido, el sindicato, la juventud", evoca. Lo acusaban de
hablar de Dios a los estudiantes y profesores, aunque lo mantuvieron en
su plaza hasta abril de 1992, cuando fue expulsado. Entre los
denunciantes había una trabajadora del lugar que hoy "labora en Radio
Martí, en Miami", apunta con sorna. "Cuidado con el extremismo y los
extremistas", sentencia sobre ese pasaje en su libro En el ojo del huracán.
Desde que cortó sus vínculos con un puesto de trabajo estatal, Bernardo
empezó a considerarse "un hombre libre" y comenzó a "predicar por
diferentes iglesias de Cuba". Llevó a cabo un "evangelio itinerante" que
lo acercó a lugares tan pobres como Macareño, en Santa Cruz del Sur. En
esos lugares encontró miles de seguidores que le atribuyen incluso
sanaciones físicas.
Quesada promueve que los pastores de los pueblos con mayores
dificultades no se vayan hacia La Habana y, mucho menos, emigren a otro
país. "La gente evita hablarme de una salida ilegal", explica sobre el
tema de los miles de balseros que cada año se lanzan al mar desde la
costa cubana para intentar llegar a Estados Unidos. "Les digo que eso va
a dividir a la familia, como lo han hecho también las misiones médicas
en el extranjero", señala.
Reitera, remarcando cada sílaba, que está "en contra de que los cubanos
se vaya de Cuba. Nuestra nación la tenemos que cambiar nosotros mismos y
huyendo solo vamos a aletargar más el problema", asevera.
Sus críticas al sistema también le han valido la ojeriza de las
autoridades. "En Cuba no hay vigente una Ley de Asociaciones. Nadie se
puede registrar para hacer legal su existencia organizacional", denuncia
en sus textos. Sobre los disidentes de la Isla cree que "expresar sus
derechos, salir a la calle en son de reclamar justicia" no debería ser
catalogada de "una acción contrarrevolucionaria como han querido hacerle
pensar a la gente".
Ha sido acusado de ser agente de la CIA, provocador e, insluso, un loco,
pero Bernardo parece saber lidiar con el insulto."Cuando te lancen
piedras de difamación, no las botes: úsalas para seguir construyendo tu
plataforma, para seguir creciendo", predica.
El camino que queda por delante es muy difícil, considera, pero tiene
confianza en que una "iglesia genuina" será un "factor importante en el
futuro". "La nación cubana está herida, lleva una herida social muy
grande, pero volverá a reír", vaticina con convicción y sonríe en el
mismo patio donde hace ocho meses los policías creyeron haber
desmantelado su lugar de culto.
Source: "La nación cubana está herida, pero volverá a reír" -
http://www.14ymedio.com/entrevista/nacion-cubana-herida-volvera-reir_0_2049994986.html
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