jueves, 4 de agosto de 2016

Carlos Amel Oliva - un puñado de vísceras contra un sistema

Carlos Amel Oliva: un puñado de vísceras contra un sistema
REINALDO ESCOBAR, La Habana | 04/08/2016

El 13 de agosto, en el 90 cumpleaños de Fidel Castro, no habrá solo
festividades oficiales. Si el joven activista Carlos Amel Oliva se
mantiene en su decisión de no ingerir alimentos, ese día cumplirá un mes
en huelga de hambre. La cuesta arriba se hace difícil para este
opositor: su cuerpo se deteriora y el Gobierno parece sordo a sus
reclamos. El miembro de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) se apaga
lentamente sin que sus demandas sean respondidas.

Carlos Amel Oliva comentó a 14ymedio que durante la jornada de este
miércoles, el día 22 de su ayuno, sentía mucho dolor "en la rodilla y
acidez". Hace dos días recibió un suero de rehidratación en el
Policlínico 28 de Septiembre de Santiago de Cuba que le apaciguó "el
ardor del estómago", pero ahora vuelve a sufrir "náuseas y mareos". El
disidente denuncia que ha estado rodeado durante todos los últimos días
de un "fuerte operativo represivo".

A pocos metros de Oliva, en la sede de Santiago de Cuba de la Unpacu,
las opositoras Oria Josefa Casanova Moreno y Zulma López Saldaña llevan
sin probar bocado desde el 16 y el 18 de julio, respectivamente. Esta
mañana recibieron la visita de dos médicos que llegaron desde el
policlínico más cercano y que aseguraron que las mujeres debían "ser
rehidratadas" cuanto antes.

"Estamos esperando que venga las ambulancias para llevárselas", explica
Yriade Hernández Aguilera, miembro del consejo de coordinadores de la
organización opositora. Un activista al que apenas le alcanzan los
minutos para responder llamadas, atender a los huelguistas y vigilar el
operativo que va creciendo allá afuera.

Oliva sufrió una confiscación de sus pertenencias el 24 de mayo pasado.
Dos laptops, un móvil, un disco duro y un Nanostation (para recibir y
repetir señal WIFI) y algo de dinero, fue el saldo de aquel arbitrario
despojo en el que sintió que el cielo se le unía con la tierra. En julio
volvieron a interceptarlo y junto a una computadora portátil le quitaron
un celular Samsung Galaxy S6, 421 dólares, 12 pesos convertibles, un
cuchillo de cocina y dos destornilladores.

El 12 de julio Oliva recibió una llamada en que la policía le comunicó
que debía esperar a que la Seguridad del Estado lo contactara para la
devolución de sus pertenencias, pero la señal nunca llegó. El disidente
decidió esa misma noche dejar de ingerir alimentos. Una huelga de hambre
que anunció públicamente al otro día, 13 de julio. Los oficiales de la
Seguridad del Estado intentaron apaciguarlo en una visita a la Estación
de Policía, diciéndole que le devolverían una de las laptops, pero el
opositor se mantuvo en sus trece: "O me lo llevo todo o nada".

Oliva, con un hilo de voz y a través de la línea telefónica, cuenta a
este diario que "un alto oficial" de la Seguridad del Estado, "alias el
Polaco", le aseguró que no "había necesidad" de que hiciera una huelga
de hambre. "Con una llamada le hubiésemos devuelto las cosas" era el
centro del mensaje que le envió el oficial a través de su padre.

Este miércoles Oliva sigue apostando con lograr, a través de sus
vísceras vacías, que el andamiaje represivo rectifique y le devuelva sus
propiedades. Pero el resultado es incierto y las fuerzas comienzan a
fallarle.

Source: Carlos Amel Oliva: un puñado de vísceras contra un sistema -
http://www.14ymedio.com/blogs/desde_aqui/Carlos-Amel-Oliva-visceras-sistema_7_2047665215.html

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