Muerte de Payá y retorno de Elián
Miguel Fernández-Díaz | Miami | 22 Mar 2013 - 10:08 am.
A la demanda ya satisfecha de '¡Habla, Carromero!', solo puede seguir la
de '¡Actúa!'.
Ante un caso que Castro tenía ganado de antemano, por imperativo de los
Derechos de Familia e Internacional Privado, el exilio se desgastó con
tánganas en La Pequeña Habana para terminar tragándose la devolución del
balserito Elián González a Cuba. La investigación internacional de la
muerte de Oswaldo Payá y Harold Cepero muestra igual proclividad o
predilección al ademán anticastrista inapropiado.
La lógica no es castrista ni anticastrista: es lógica. Se comprende que
—en medio del dolor por la pérdida irreparable y el desespero por el
acoso de la Seguridad del Estado— la familia de Payá insista en la
investigación internacional independiente de aquellas muertes. Solo por
ignorancia o ingenuidad —sin descontar hipocresía— se explica que The
Washington Post y otros voceros apoyen esa demanda inútil, en vez de
aconsejar el ademán pertinente que ya señaló el canciller español José
Manuel García-Margallo: Ángel Carromero "haría bien en ir a un tribunal".
Frente al Pentágono entero en zafarrancho de combate, Fidel Castro se
plantó con que ni la ONU ni nadie irían a Cuba a inspeccionar la
retirada de los misiles soviéticos. Ni Rosa María Payá en la ONU ni
Yoani Sánchez en el Congreso de EE UU, ni The Washington Post con sus
editoriales, ni nadie con cualquier cosa, forzarán al gobierno castrista
a reabrir un caso que ya dio por cerrado.
Sin embargo, Carromero puede sin cortapisas acudir a la Audiencia
Nacional en Madrid y replantear su causa penal por confesión obtenida
bajo coacción. Y la tramitación por tribunal imparcial e independiente
implicaría esclarecer también la muerte de Payá y Cepero. A la
proclamación de la verdad tiene que seguir la búsqueda de la justicia.
De lo contrario, este episodio del movimiento anticastrista desembocará,
como el caso de Elián González, en otro fracaso, a pesar del alboroto
mediático, y a lo sumo dará pie a otra leyenda como el asesinato de
Camilo Cienfuegos, que nunca sirvió para nada en contra de Castro.
A la demanda ya satisfecha de "¡Habla, Carromero!", solo puede seguir la
de "¡Actúa!".
http://www.diariodecuba.com/cuba/1363943301_2151.html
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