Los comunistas del siglo XXI
[21-03-2013]
Oscar Sánchez Madan
(www.miscelaneasdecuba.net).- Después del súbito descalabro del proyecto
político-económico emprendido por los países del otrora bloque comunista
de Europa Oriental, la extrema izquierda internacional pretende, sobre
todo en Latinoamérica, desenterrar el extinto sistema marxista
leninista, despreciado por la humanidad.
Con ese propósito le han colocado al referido difunto un nuevo disfraz:
el del denominado socialismo del siglo XXI, un término aparecido en el
planeta, en 1996, a través del sociólogo y analista político alemán
nombrado Heinz Dieterich Steffan, quien residía en México, en los años 90.
En su empeño por presentar una alternativa de proyecto económico
político y social del cual adolecía el movimiento altermundista o
antiglobalización, el susodicho explica en su obra, Socialismo del Siglo
XXI, la base técnica del concepto homónimo. Esta última encuentra su
aplicación práctica más directa, según manifiestan los izquierdistas, en
los llamados procesos revolucionarios de Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Dieterich devino en asesor especial del gobierno "bolivariano" que
presidía, hasta hace pocos días, el desaparecido gobernante Hugo Rafael
Chávez Frías, quien al igual que Evo Morales, mandatario boliviano y
Rafael Correa, presidente ecuatoriano, acudía con frecuencia a La Habana
para recibir instrucciones de los discípulos de la difunta escuela
soviética.
Por mucho que reemplace su vestimenta, el comunismo, como anacrónico
sistema político económico, no puede esconder su cadavérico rostro, ni
contener su irritante fetidez. El destino de los malos e inhumanos
proyectos será siempre la ultratumba.
Quizás muchos piensen que es una exageración calificar de comunistas a
los principales líderes de los gobiernos de Bolivia, Venezuela y
Ecuador; esos caudillos estrafalarios que hablan en nombre de los pobres
mientras destruyen, con singular lentitud, pero con paso firme, las
relucientes democracias latinoamericanas.
Quien dude que las verdaderas intenciones de estos autodenominados
socialistas son edificar un estado totalitario reformado, que busque las
palabras pronunciadas, el pasado 11 de marzo, por el presidente
encargado de Venezuela, Nicolás Maduro, después de presentar su
candidatura, con motivo de las venideras elecciones. El mandatario
expresó que desde hace años ellos, los chavistas, se guían por las obras
de Carlos Marx y de Vladimir I. Lenin.
De ahí sus constantes ataques contra la prensa libre y la oposición
democrática, en los países que malgobiernan y el pretendido afán de
aferrarse al poder indefinidamente.
Estos discípulos de Lenin, fundador de la primera dictadura marxista, ya
no utilizan la estrategia de la lucha armada como antes. Sus actos
guerreristas de antaño, llevados a cabo mediante desestabilizadores
combates guerrilleros, causaron la muerte de miles de latinoamericanos y
la destrucción de parte de las infraestructuras nacionales, por lo que
los pueblos de la región los aborrecen.
Es esa la razón por la que ahora utilizan la ¿nueva? táctica de alcanzar
el poder mediante la participación en elecciones democráticas.
Una vez asumido éste, comienzan a cerrar todo espacio de real influencia
ciudadana en la vida económica y política del país. En este turbio
escenario la participación ciudadana se convierte en un acto formal y de
propaganda politiquera, utilizado para tomar el pelo a los integrantes
de la izquierda democrática y a los intelectuales ingenuos.
Para engañar a las grandes masas estos fantasiosos payasos del
desacreditado circo "socialista" se erigen en supuestos defensores de
los desposeídos. Auxiliados por un discurso demagógico y populista
resuelven muchos problemas educacionales, de la salud y alimenticios con
el fin de ganar voluntades en sus naciones.
Una vez consolidados en el poder, arremeten con toda su furia contra las
instituciones y sectores democráticos. Utilizan como justificación de su
repentino cambio de postura las presuntas amenazas de un poderoso
enemigo externo que se inventan.
Después llega el momento en que torpedean las iniciativas de los países
libres tendientes a exigir el respeto a los derechos humanos. Un claro
ejemplo de ello, lo constituye la reciente e insidiosa pretensión del
gobierno de Ecuador de debilitar el Consejo Interamericano de Derechos
Humanos.
A estos aliados del régimen totalitario de La Habana se les hace difícil
revivir el cadáver del comunismo. No es para nada fácil resucitar un
muerto enterrado el pasado siglo.
No por eso su solapado accionar y sus discursos supuestamente humanistas
resultan menos peligrosos. Es precisamente su aparente delicada máscara
la que los convierte en oscuros personajes del planeta.
Los gobiernos y los pueblos de los países democráticos no pueden
cruzarse de brazos ante estos insaciables depredadores de la libertad.
Sería un grave e imperdonable error esperar que logren, si fuese
posible, resucitar la putrefacta hiena comunista.
Correríamos el riesgo de que ésta nos ataque a traición y nos devore.
Sería una aventura demasiado peligrosa, en un mundo atormentado por la
crisis económica, los desastres naturales, las amenazas nucleares y los
ataques de los fanáticos terroristas.
El viejo fantasma del comunismo, que nuevamente recorre el mundo, debe
ser detenido sin vacilación.
Pidamos a Dios que no se nublen las mentes de los honestos políticos del
planeta, ni tiemblen las manos de los honorables soldados de la libertad
y de las ideas.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=38855
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