Publicado el jueves, 03.21.13
Embajadores ciudadanos de Cuba
Oscar Peña
Yoani Sánchez y Eliécer Ávila simbolizan el auténtico sonido del pensar
político, social y económico de la gran mayoría del pueblo cubano. Estos
dos jóvenes cubanos son los mejores traductores del pensamiento actual
del cubano de la isla. Incluyendo a los que pertenecen a anteriores
generaciones. No entender a estos auténticos embajadores de los
ciudadanos cubanos, es no entender a la Cuba de hoy, es como romper
lazos con los 12 millones de cubanos de la isla, es autoaislarse de su
país. Como piensan ellos piensa Cuba hoy.
Algunos cubanos muy exigentes al rígido y torpe estilo de todo o nada
debían reflexionar y comprender que no siempre se puede obtener lo
perfecto, ni escuchar exactamente lo que quisieran oír porque se pierde
el horizonte cuando la realidad es otra. Si alguien en el Miami cubano o
dentro de la oposición interna tuviera una varita mágica para alcanzar
esa Cuba ideal que todos aspiramos sin pasar por inevitables procesos de
pactos, negociaciones, convenios de armonía y compromisos entre todos,
entendería algunas posiciones y las apoyaría pero hasta hoy solo observo
"gritos porque llueve y gritos porque no llueve", se protesta por todo,
pero sin aportar ideas o soluciones viables. Sería muy penoso –ante el
pueblo de Cuba– que en momentos trascendentales del complejo asunto
cubano se vea un empate en intransigencia entre la dirección histórica
de la revolución, la dirección histórica de Miami y la dirección
histórica de la oposición interna.
¿Por qué no aprender de los errores de nuestros predecesores? Echemos
una rápida mirada atrás. En la década del 40 y 50 del siglo pasado los
cubanos llegaron a creer que se había logrado definitivamente llegar a
la meta de la estabilización política del país pero lamentablemente no
fue así. La joven república de Cuba tenía defectos y virtudes. Incluso
más virtudes que defectos. Sin embargo, comentaristas de radio,
articulistas de prensa escrita y muchos activistas de la oposición solo
aumentaban y multiplicaban los defectos y problemas creándose una
salvaje mentalidad de demoler todo. Hasta el elegido presidente Carlos
Prío Socarrás fue sacado con un golpe de Estado. A Cuba le pasó lo que
un compatriota muy práctico en los análisis me expresó con un símil:
"Aquella joven república cubana era igual a una persona que está
aprendiendo a conducir un auto y sin darse cuenta se está saliendo de la
carretera hacia la cuneta y de pronto el instructor le grita ¡cuidado! y
el aprendiz para incorporarse a la vía da un timonazo muy brusco y el
auto se cae por la cuneta contraria".
No tener en cuenta las experiencias pasadas presenta el peligro de
volver a errar y ser víctimas –como fueron nuestros padres y abuelos– de
los irresponsables y agitadores de hoy. La propia historia cubana ha
demostrado que no es muy sensato ser tan inflexible. Está comprobado que
por no querer pactar después con el general golpista Fulgencio Batista,
la oposición política y la sociedad cubana de ayer apoyó la violencia y
los arrebatos de Fidel Castro. Entiéndase esta enseñanza: los
desorbitados de ayer provocaron curas para Cuba que fueron peor que la
enfermedad.
Ojo: ¡Peligro en el horizonte cubano! Hoy con más medios de
amplificación en sus manos también tenemos dentro de Cuba y en exilio
clones de aquellos instigadores de ayer. El pedir que nuestro proceso
sea gradual y armonioso no es un capricho, es una necesidad para avanzar
sólidamente. Se debe entender que más de medio siglo viviendo en
dictadura de claroscuros hace que nuestro pueblo tenga un inevitable
atemperamiento, acondicionamiento de costumbres y hábitos de vivir muy
diferentes a los compatriotas que han tenido la oportunidad de residir
fuera de Cuba. Y ello hace necesario y demanda del cubano que está fuera
del país y que está poniendo su hombro para abrir puertas y ventanas de
la patria que tenga un mínimo de sentido común, de lógica y sensibilidad
con las circunstancias de allá. Los proyectos y hojas de ruta de Cuba
tienen que ser matizados teniendo en cuenta su complicado escenario. Es
iluso querer de un día para otro tocar el cielo.
Acabemos entre cubanos con la fea costumbre de desacreditar a los que no
piensan como nosotros o tienen una trayectoria diferente. Cuba nos
necesita a todos. Es hora de empezar un nuevo capítulo. Pienso que nunca
es tarde para reconocer y rectificar errores, discursos y medidas
incoherentes, contraproducentes y obsoletas. Es de sabios revisar y
actualizar nuestra proyección hacia la isla para no aparecer igual a los
"Diputados de Cuba" apoyando ciegamente todas las acciones y políticas
de mano dura de los políticos cubanos de Miami que nos desvinculan
totalmente y nos desconectan de la realidad cubana.
Les propongo a todos los cubanos decorosos y serios que no están en la
escena cubana por "matar el tiempo" o por ser adicto solo al vicio de
"robar cámaras, micrófonos y espacios de la internet" que escuchen con
atención y sin predisposición a Yoani y a Eliecer para que ajusten su
brújula hacia Cuba. Ellos son los que más verdad han dicho últimamente.
Otros la dijeron antes y no fueron tampoco comprendidos.
http://www.elnuevoherald.com/2013/03/21/v-fullstory/1436626/oscar-pena-embajadores-ciudadanos.html
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