Bienvenidos a Cubazuela
Viernes, Marzo 22, 2013 | Por Ernesto Santana Zaldívar
LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org -De acuerdo con la costumbre de
Hugo Chávez de sobreactuar en cada una de sus apariciones mediáticas, la
escena de su cadáver y de su Ascensión a la Eternidad ha sido exagerada
hasta el delirio. Peor que en una apoteosis norcoreana. Y sin el menor
pudor.
El viernes 15 de marzo, finalmente, los restos mortales del fallecido
presidente de Venezuela han sido llevados desde la capilla ardiente en
la Academia Militar hasta el Cuartel de la Montaña, pero la estadía allí
será provisional, mientras se gestiona situarlos de manera definitiva en
el Panteón Nacional. Es posible que ningún sarcófago haya estado tanto
tiempo seguido en la televisión como este; ante él han desfilado
multitudes, incluyendo militares de todas las armas y colores y altos
mandatarios del mundo, además de músicos y cantantes de moda que han
entonado sus elegías.
No podía faltar una delegación cultural cubana y allá fue una,
encabezada por Miguel Barnet y Abel Prieto, con Amaury Pérez y el dúo
Buena Fe para poner cantos, todos asegurando que no te dejaremos ir, que
tu nombre es pueblo, que hasta siempre, que etcétera.
Ni gota de descanso se le ha dado al cuerpo de este incansable agitador,
víctima de un cáncer muy agresivo del que las autoridades no han
informado casi nada (excepto que probablemente tiene la etiqueta made in
USA). Chávez decía que uno no desaparece simplemente, sino que se queda
"circundando por ahí". Si ese es su caso, debe estar más que complacido
con el modo alucinante en que su deceso y su póstuma gloria han saturado
los medios, sobre todo la televisión, tan de su gusto cuando a su gusto
se ajustaba y lo exhibía como benefactor mesiánico, salvador de pobres,
Presidente Comandante Supremo, cantante, pintor, devoto cristiano,
bailador, con variados y coloridos atuendos, según por lo que le diera.
Una etiqueta pareciera más adecuada para todo este aparatoso espectáculo
y sería quizás la de made in Cuba. En definitiva, la idea de que la
enfermedad podía haberle sido provocada por sus sofisticadísimos y
sañudos enemigos imperiales le fue sugerida por el decano de los
atentados fallidos, su demonio personal, Fidel Castro. La enfermedad fue
diagnosticada, tratada, operada y manejada como información secreta en
Cuba. La estrategia y las tácticas de todo el proceso político chavista
fueron incubadas paso a paso, llevadas a vías de hecho y supervisadas
desde este país, además de ser implementadas por personal cubano en la
misma Venezuela. Varios jerarcas del chavismo han recibido
adoctrinamiento intensivo aquí, como es el caso de Maduro, que fue
adiestrado desde muy joven, en la prehistoria del chavismo, y que
resultó designado como sucesor encargado a la medida de La Habana.
Tan faraónico ceremonial por puro milagro no terminó en un
embalsamamiento estilo Lenin, Stalin o Mao, ya que no se planificó a
tiempo porque los vivos estaban muy ocupados con el pollo. Como en las
multitudinarias concentraciones que se organizaban en la capital cubana
durante el fidelismo esperpéntico de temporada alta, son traídas ante
las cámaras cientos de miles de personas desde todos los puntos del
país. Baños de pueblo en vida, baños de pueblo en muerte, Baños de
Pueblo para Siempre.
Por otra parte, lo del líder bolivariano no será un entierro, sino la
"siembra definitiva". No habrá momia, pero todos los días sonará un
cañonazo para que la hora de su muerte se torne Inolvidable. Sin noción
alguna del pudor.
En fin, se supone que, inspirada en la Revolución Cubana, la Revolución
Bolivariana es el primer capítulo de la Revolución Latinoamericana en su
segunda temporada. Pero algunos venezolanos que no querían dejarse
confundir, ironizaban escribiendo en los muros de Caracas, con motivo de
una visita de Ramiro Valdés: "Bienvenidos a Cubazuela".
Aunque la oratoria de Chávez venía de la más rancia estirpe politiquera
latinoamericana, le llegó sin duda alguna por vía directa de su admirado
Comandante en Jefe cubano. Esa oratoria que quería hacerse sublime e
incontestable con el argumento del aullido, pasando por abundantes
alusiones a las ridículas marionetas pagadas por el yanqui opresor y por
constantes letanías de devoción por el pueblo abusado que ya no lo será
nunca más.
Sin embargo, ni siquiera a su maestro se le ocurrió un despilfarro
económico del lenguaje como el que —a manera del derroche de
petrodólares— perpetró el discípulo con su manía de imponerle la
variante femenina a esos sustantivos generalizadores que casi nunca la
requieren: si "venezolanos" y "venezolanas" era pasable, ya lo de
"presidenta" y "soldada" caía en el disparate. Pero su autoritarismo
lingüístico no paraba y a veces, por mezclar pujos ideológicos con
ignorancia, se le botaban las cabras, como cuando quiso endilgarnos la
denominación de América India por América Latina.
Tampoco el viejo caudillo se permitió autocomplacencias como esa que
Telesur repite cien veces al día: "Yo ya no soy yo. Soy todo un pueblo".
Y que, para colmo, es completada con ese mantra de la uniformidad más
anodina: "Chávez somos todos". Bueno, por algo Maduro y sus colorados lo
invocan como Comandante Presidente: primero Comandante que Presidente,
Comandante por sobre todo, el que ordena y dispone de los demás como
tropas, no como ciudadanos. No obstante, a imagen y semejanza del
cubano, lo llaman Comandante Presidente invicto, sin tener en cuenta que
"invicto" significa "nunca vencido" y que Chávez resultó vencido en las
urnas cuando intentó implantar su reelección por los siglos de los
siglos. Pero la verdad es que, en cuanto a la interpretación de esa
palabra, Fidel Castro ha sido muchísimo más libre, libérrimo, pues fue
vencido más de una vez (y de elecciones, él mismo lo dejó bien claro:
"¿Elecciones para qué?").
Ahora, el presidente encargado de Venezuela se lanza a conservar el
poder para su grupo mediante las urnas, con mucha bullanga que recuerda
el peor cubaneo, con una parafernalia incesante, con la agitación
permanente y a todo trapo. Bien enseñado por sus asesores expertos en
polvareda y algarabía, el clan chavista no quieren dar ni un segundo
para que el ciudadano pueda pensar. La histeria no como estado de ánimo,
sino como estado de sitio. Y ni gota de pudor. Hasta la náusea.
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