viernes, 17 de junio de 2016

Discriminación con los cubanoamericanos

Discriminación con los cubanoamericanos
SANTIAGO A. ALPÍZAR | Miami | 17 de Junio de 2016 - 9:18 am.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EEUU
subraya la discriminación de los ciudadanos estadounidenses de origen
cubano que aún tienen que viajar a la Isla con pasaporte expedido por el
régimen de La Habana. De este modo arrostran que el Gobierno cubano se
agarra de un simple guion, que gramaticalmente indicaría ya solo la
dualidad de su identidad cultural, para discriminarlos con la
complacencia del Departamento de Estado.

A estos ciudadanos estadounidenses de origen cubano, el Departamento de
Estado se contenta con advertirles que se atengan a las consecuencias en
Cuba, en vez de brindarles la debida protección legal que merecen como
ciudadanos de EEUU.

Aparte de tener que adquirir el pasaporte más caro del mundo, los
ciudadanos estadounidenses en tal situación tienen que renovarlo cada
dos años. Así el régimen saca más dinero aún y el expolio se acelera por
el robo de unos cuantos meses a los interesados. Las agencias locales de
tramitación entregan los pasaportes mucho después de la fecha de
expedición por el consulado en Washington, a partir de la cual se cuenta
el plazo de renovación.

Las leyes del embudo

Esta discriminación de ciudadanos americanos por su origen nacional no
solo es ilegal en EEUU, sino también en Cuba. La Constitución actual
cubana es tajante con que "no se admitirá la doble ciudadanía. En
consecuencia, cuando se adquiera una ciudadanía extranjera, se perderá
la cubana" (Artículo 32).

Solo que como el mismo artículo puntualiza: "La ley establece el
procedimiento a seguir para la formalización de la pérdida de la
ciudadanía y las autoridades facultadas para decidirlo". Aunque habría
que precisar cuál es esa ley.

El Ministerio de Justicia aclaró el 15 de octubre de 1996, en el
Dictamen Nacional No. 14/96 de su Dirección de Registros y Notarías, que
la regla constitucional "no significa que, al adquirirse una ciudadanía
extranjera, automáticamente se pierda la cubana, pues existe un
procedimiento y unas autoridades facultadas para decidir al respecto de
conformidad con el Reglamento de Ciudadanía".

Curiosamente este reglamento es todavía el Decreto 358, de 4 de febrero
de 1944, dictado por la Administración Batista como ley complementaria
de la Constitución de 1940. Y esa ley prescribe que "el ministro de
Estado dispondrá la instrucción del expediente oportuno cuando tuviera
conocimiento de que un ciudadano cubano (...) haya adquirido otra
ciudadanía. Terminada la instrucción (...) se declarará perdida la
ciudadanía cubana por ministerio de la constitución" (Artículo 33).

Lejos de proceder así, el ministro de Relaciones Exteriores se vale del
pleno conocimiento que tiene de cubanos con ciudadanía estadounidense
para imponerles la coyunda de entrar a Cuba con una visa transfigurada
en pasaporte cubano "habilitado".

Al Gobierno de Cuba no le importa ir así en contra de su propia
Constitución, que refrenda: "Los cubanos no podrán ser privados de su
ciudadanía, salvo por causas legalmente establecidas. Tampoco podrán ser
privados del derecho a cambiar de esta" (Artículo 32). El propósito
estriba en moler a los cubanoamericanos con los costos de tramitación y
para lograrlo el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) se guía ya
solo por aquel eslogan de María Furniture: "Aquí lo que importa es el cash".

La perversión jurídica

Detrás de esta decisión política, la llamada ciencia jurídica socialista
viene como costurera remendona y desde 1978 circula este invento del
finado constitucionalista cubano Hugo Azcuy: la Constitución prohíbe
tener doble ciudadanía, pero no dos. Así, los cubanos que adquirieron
afuera la ciudadanía estadounidense no pierden la cubana, sino que
tienen dos.

Solo que no pueden invocar aquella extranjera para entrar a Cuba y
entonces tienen que pagar el arancel consular más caro del mundo por el
pasaporte, aunque ya dentro de Cuba sean considerados ciudadanos
estadounidense para otras cosas, como recibir atención médica sonando la
contadora.

La persona de origen cubano termina siendo ciudadano cubano o
estadounidense según convenga al régimen de La Habana, mientras que,
tras restablecer relaciones con él, Washington no muestra voluntad
política alguna por discutir y resolver la evidente discriminación que
pesa sobre los cubanos residentes en EEUU que deciden hacerse ciudadanos
estadounidenses. Para empezar solo tendría que pasar al MINREX la lista
de mucho más de un millón de cubanos ya naturalizados.

Source: Discriminación con los cubanoamericanos | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1466068545_23111.html

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