sábado, 24 de mayo de 2014

Un avance de la próxima Cuba

Un avance de la próxima Cuba
Entrevista con Manuel Cuesta Morúa, gestor de Consenso Constitucional
- Opciones que se debaten: Modificar la Constitución de 1940, actualizar
la de 1976 o crear una nueva Carta Magna
- En el Proyecto participan la mayoría de las organizaciones relevantes
de la comunidad cívica y política, dentro y fuera de Cuba
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Mayo 23, 2014

Pregunta. ¿Cuál es el objetivo del proyecto Consenso Constitucional?

Respuesta. Convocar a la sociedad civil y a la ciudadanía para trabajar
por el cambio constitucional, y crear una nueva Constitución cubana que
esté de acuerdo con tres realidades y exigencias clave: el control
ciudadano del Estado, que es la premisa de la democracia; el Estado de
derecho, que garantiza que nadie esté por encima de la ley; y la
limitación del poder, sin lo cual no hay respeto a las libertades
fundamentales. Este es el objetivo central, visto por tres caminos
integrables e interdependientes.

Hay otro propósito colateral, básico para la consistencia de una
sociedad y un Estado constitucionales. Este propósito es el
empoderamiento cultural de los cubanos en materia de leyes, ciudadanía y
Estado de derecho, acompañando y basándonos en las contribuciones de las
organizaciones cubanas de juristas independientes. Como demuestra la
experiencia, las mejores constituciones duermen el sueño de los justos
si no se basan en la cultura de derechos y del derecho. Y el tema de la
cultura constitucional en Cuba hay que abordarlo con fuerza por dos
razones primordiales: la primera es que como la llamada Revolución ha
sido y es la fuente de derecho por excelencia, los cubanos no estamos
familiarizados con la ley y su valor para la convivencia; la segunda es
que estamos aún regidos por la que probablemente sea la última
Constitución de molde soviético que queda con vida en el mundo ―no sé si
en Rusia se acuerdan de la Constitución de 1936 que sirvió de modelo a
la cubana actual―, y como se sabe, ella nada tiene que ver con nuestras
tradiciones y cultura.

P. ¿Qué organizaciones lo patrocinan?

R. Consenso Constitucional es una propuesta horizontal sin jerarquías ni
organigramas rígidos. Participan de él la mayoría de las organizaciones
más relevantes de la comunidad cívica y política, dentro y fuera de
Cuba. En www.consensoconstitucional.com se puede ver la relación de
todos los patrocinadores, que no menciono aquí porque la lista debe
seguir creciendo.

P. ¿En qué etapa se encuentra y cuándo (no en fecha, sino en señales)
considera usted que haya cumplido sus propósitos?

R. Ahora mismo estamos en la preparación de las Mesas de Iniciativa
Constitucional en todo el país, y en la preparación de los distintos
encuentros que se realizarán fuera de Cuba. A fines de mayo, se reunirán
entre 8 y 10 ciudadanos en cada una de estas Mesas de Iniciativa
Constitucional con el propósito de aproximarnos al punto de partida más
razonable para el cambio constitucional: si la Constitución reformada de
1976, si la paradigmática Constitución de 1940 o si una nueva
Constitución. Queremos buscar primero un consenso ejemplar que se
enfoque en la legitimidad ciudadana, desafortunadamente no puede ser
entre todos los cubanos, para entonces empezar a concebir un borrador
que será redactado por los Comités de Iniciativa Constitucional,
formados por abogados y especialistas en las diversas materias
legislables dentro de una Constitución.

Estas reuniones se harán también en Madrid y Puerto Rico, y en el mes de
julio se realizará con múltiples organizaciones de Miami en la
Universidad Internacional de la Florida (FIU).

Habremos cumplido nuestro propósito, y por ahora estoy siendo
minimalista, cuando tengamos redactado ese borrador que refleje el
consenso de todos los participantes, cuando hayamos recogido un número
crítico de firmas ciudadanas demandando un nuevo proceso constituyente,
y cuando hayamos logrado estabilizar en cada municipio Mesas permanentes
de Iniciativa Constitucional como espacios de interacción e intercambio
ciudadano con todo el proceso legal. Si los ciudadanos no montamos un
esquema de vigilancia sobre la calidad de las leyes, el cumplimiento de
la legalidad y la arbitrariedad consustancial a todo poder impune e
inmune, de nada vale contar con la mejor Constitución posible. Tuvimos
la de 1940 y Cuba se encuentra por debajo del grado cero de cultura
constitucional y legal.

Hay desde luego, un propósito maximalista: llegar a través de este
proceso a contar con un ordenamiento constitucional y jurídico que sea
expresión de nuestras necesidades, de nuestros derechos y de nuestras
exigencias de convivencia realmente civilizada. El comportamiento
incivil es la realidad más profunda de nuestro país, de arriba hacia
abajo. Desde el poder hasta la sociedad. Eso necesita las reglas del
juego de una Carta Magna que incluya a todos los cubanos. De dentro y de
fuera.

P. ¿Cree usted que en la dirección del país existe la imprescindible
cuota de buena fe que se requiere para que el proyecto no sea abortado o
incluso tratado como una acción hostil tendiente a derrocar el gobierno?

R. El gobierno cubano no se caracteriza por la buena fe. Su lógica de
poder no nace de entender el vínculo racional con el resto de los
mortales, sino el de la pura y dura dominación. Así no puede haber buena
fe. Sin embargo, este gobierno demuestra capacidad para el pragmatismo
justamente porque le interesa conservar el poder. La realidad obliga, y
esperamos que en este caso, el del cambio constitucional, los hechos se
vayan imponiendo. En América Latina hay un fuerte movimiento pro reforma
constitucional que puede y debe incluir a Cuba. Por otra parte, hay un
consenso siempre tácito, a ratos explícito, sobre la necesidad de
reformas en las leyes.

Desde otros espacios se promueve, si bien con una visión elitista, la
necesidad de reformar la constitución actual. Y el mismo Presidente
designado se viene expresando en esta dirección. Nuestra propuesta, por
otra parte, no está concebida con la mentalidad de tumbar a los de
arriba. En Consenso Constitucional se trata de definir el qué, no el
quién. Nos importa más la naturaleza del poder que los sujetos que lo
ejercen. De manera que no hay hostilidad hacia el poder, sino intento de
definir nuevas reglas del juego desde donde ejercerlo. Si dentro de
ellas los ciudadanos deciden que el gobierno debe estar en manos de los
mismos que lo conservan hoy, pues no me va a gustar pero tengo que
respetar esas reglas que contribuí a definir junto al resto de los
ciudadanos. Lo auténtico e interesante desde esta perspectiva
constitucional es que la próxima Cuba sea la de los ciudadanos.

Una Cuba donde la seguridad ciudadana y el control efectivo sobre las
incertidumbres permitan la defensa de las libertades fundamentales y la
explosión creativa, en todas las direcciones, de la sociedad cubana.

Source: Un avance de la próxima Cuba -
http://www.14ymedio.com/entrevista/Consenso_constitucional_0_1558044184.html

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