Publicado el domingo, 05.25.14
El embargo al gobierno cubano como pretexto ideológico
JOSÉ AZEL
Mientras Polonia luchaba para establecer un gobierno democrático, más de
cien partidos políticos competían por poder personal y político. Lech
Walesa sintetizó humorísticamente la situación señalando: "Cuando dos
polacos se reúnen surgen tres partidos políticos". Esa proliferación de
ideas políticas es similar para los cubanos cuando discuten cómo lograr
un cambio de régimen en Cuba. La política exterior de EEUU hacia Cuba, y
específicamente el embargo al gobierno cubano, es a menudo la piedra
angular de este debate.
Temáticamente, aunque lamentablemente no cualitativamente, el desacuerdo
sobre el embargo no es diferente a los grandes debates en la filosofía
política alrededor de las revoluciones americana y francesa llevados a
cabo por Edmund Burke y Thomas Paine. El debate Burke-Paine es analizado
detalladamente por Yuval Levin en su libro El gran debate.
Tanto Burke como Paine eran hombres de ideas y de acción. Burke era un
devoto defensor de las tradiciones heredadas de la Constitución inglesa
que argumentaba brillantemente por una paciente y gradual reforma de las
instituciones de su país. Por contraste, Paine creía fervientemente en
el potencial del liberalismo de la Ilustración para promover la causa de
la justicia arrancando de raíz los regímenes corruptos y opresivos y
reemplazándolos con gobiernos que respondieran al pueblo. Como Levin
señala en su libro, "Cada uno expresaba una peculiar y profunda visión
del mundo enfrentada a la del otro, sobre algunos de los más importantes
temas del pensamiento político liberal-democrático".
Hasta recientemente siempre presumí que el debate sobre el embargo era
una discrepancia sobre estrategia, es decir, sobre diferencias
referentes a las modalidades del cambio político. De un lado, aquellos
de nosotros que, como Paine, creemos que para lograr un futuro próspero
y democrático en Cuba es necesario reemplazar el régimen opresivo con un
gobierno que responda al pueblo. Del otro lado, aquellos que, como
Burke, creen que las reformas pacientes y graduales de las instituciones
del régimen comunista es la mejor estrategia para promover el bienestar
del pueblo cubano.
Superficialmente, el debate sobre el embargo podría ser una discrepancia
sobre tácticas, pero es una pugna mucho más profundamente enraizada en
el pensamiento político-económico, ilustrando que la diáspora cubana no
es un solo pueblo en ningún sentido político significativo.
Parafraseando a Lech Walesa, cuando dos cubanos se reúnen emergen tres
visiones políticas sobre Cuba.
Como los críticos del embargo señalan correctamente, esta política no ha
logrado provocar un cambio de régimen en Cuba; eso no se discute. Pero
los críticos, en una exposición casuística, nunca explican cómo su idea
de una eliminación unilateral e incondicional de las sanciones
económicas de EEUU lograría provocar tal cambio. Quizás porque un cambio
estructural en el régimen cubano no sea un objetivo altamente valorado
por ellos.
Tampoco es discutible de que bajo un sistema totalitario, donde toda la
actividad económica está al servicio del Estado, las sanciones
económicas circunscriben los recursos económicos disponibles para el
régimen. El embargo de EEUU ha logrado eso. Por consiguiente, una
eliminación unilateral e incondicional de las sanciones económicas
ampliará inevitablemente, en algún grado, los recursos económicos del
régimen cubano. ¿Por qué apoyar un cambio que fortalecerá a un régimen
que oprime a sus compatriotas?
Aparentemente, mis amigos en el otro lado del debate no rechazan en su
totalidad las políticas colectivistas del régimen de Castro. Eso no
implica que apoyen a los Castro o la naturaleza represiva de su régimen.
Estoy seguro de que no lo hacen. Pero sugiere que en algún nivel, y en
alguna medida, están intelectualmente atraídos por el uso generalizado
del poder coercitivo del Estado por personas auto designadas para llevar
a la nación hacia sus ideas de lo que es una sociedad justa. Eso sugiere
una genuflexión ideológica al colectivismo cubano.
Su visión política, como la de Burke, es moralizadora, gradualista y
reformista. Recelan de una relación del ciudadano con su sociedad
definida por el derecho individual a la libertad de elección. Están
dispuestos a aceptar cambios económicos dictados por decisiones
autoritarias sin reformas democráticas que permitan a la ciudadanía
escoger libremente su camino. Esto es abominable para aquellos de
nosotros que, como Paine, creemos que los derechos y libertades del
individuo deben ser el centro de la vida política. He terminado por
creer que, entre los cubanos, el embargo es solo el pretexto para este
debate político más medular.
Profesor Adjunto en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos
de la Universidad de Miami y autor del libro Mañana in Cuba.
Jazel@miami.edu
Source: JOSE AZEL: El embargo al gobierno cubano como pretexto
ideológico - Opinión - ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/05/25/1755154/jose-azel-el-embargo-al-gobierno.html
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