martes, 24 de julio de 2012

Los profanadores de Colón

Los profanadores de Colón
Martes, Julio 24, 2012 | Por Pablo Pascual Méndez Piña

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -A la tumba de José A. Barnet
Vinajeras (un ex presidente de la República de Cuba, quien ocupó el
cargo desde el 11 de diciembre de 1935, hasta el 20 de mayo de 1936), le
quitaron su lápida original y, en su lugar, colocaron una plancha de
granito rústico y sin ningún tipo de inscripción. No se sabe quién está
enterrado allí.

La misma fechoría se ha expandido a otros panteones. Centenares de
nichos ya no tienen identificación, se ignora de quiénes son los restos
que ¿descansan? en esos sepulcros. La memoria histórica del Cementerio
de Colón se está perdiendo.

En la zona Este, donde se localizan las tumbas más antiguas, manos
inescrupulosas han causado daños irreparables. Por ejemplo, en las
sepulturas de quienes en vida poseyeron títulos de nobleza, se percibe
que fueron robados emblemas heráldicos, bustos y frisos. Fuentes
anónimas informan que blasones o epitafios interesantes, grabados en
mármoles de Carrara, forman parte de los muestrarios de algunos
coleccionistas de antigüedades.

Es cierto que una buena porción de la marmolería ya estaba arqueada y
con innumerables grietas, como consecuencia del envejecimiento y la
desatención de los propietarios, quienes en su mayoría se extinguieron o
partieron al exilio. Pero las profanaciones han ocasionado el mayor
daño, como en los casos de los sepulcros del ex presidente José A.
Barnet y el alcalde habanero Manuel Fernández Supervielle, cuyas lápidas
fueron fracturadas mediante actos vandálicos.

Alejandro García, cuentapropista, con 54 años de edad, comenta que hace
15 años retiró las obras de arte y objetos de valor del mausoleo que
guarda los restos de su familia, por recomendación y autorizo del
fallecido Jaime, entonces administrador del cementerio. "Antes que lo
roben" -alegó- prefiero guardarlos en mi casa"

Los restauradores de la oficina del Historiador de la Ciudad laboran
bajo el sol, encaramados sobre andamios y desbastando manualmente con
papel de lija las superficies de las imágenes funerarias. Limpian,
cuidan los jardines, realizan trabajos de albañilería, y sustituyen con
mármoles de producción nacional las piezas deterioradas.

Sin embargo, el grueso de los trabajos es acometido en la avenida
Cristóbal Colón, principal arteria de la necrópolis y trecho donde se
concentra el mayor número de turistas que vienen a admirar y a
fotografiar las decoraciones y tumbas de personalidades ilustres
enterradas en la zona.

Afortunadamente, algunas tumbas permanecen intactas. Por ejemplo, la
lápida de Josefa María Tarafa, quien fuera una víctima del azote del
cólera en La Habana , en1833 (enfermedad erradicada en nuestro país hace
130 años y traída ahora de nuevo por la indolencia de nuestras
autoridades de la salud), se salvó de ser sustituida por otra de
granito. También las losas del Conde de Casa Bayona y el Marqués de Casa
Calderón salieron ilesas, gracias a que su panteón resulta poco
llamativo para el rango que ostentaban.

Pero Celestino González, jubilado, de 68 años, no quiere saber nada del
cementerio. Su panteón familiar fue saqueado. Incluso sustrajeron el
cráneo y varios huesos del nicho que guardada la osamenta de su madre.
Él supone que el móvil del robo fue la hechicería. "Antiguamente, en
Cuba, siempre respetamos a los muertos –afirma-, pero estas
profanaciones evidencian que ya hemos degenerado hacia una nación
bárbara e incivilizada".

http://www.cubanet.org/articulos/los-profanadores-de-colon/

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