Monday, February 21, 2011 | Por Jorge Olivera Castillo
LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) – Junto a la noticia de la
llegada del cable submarino de fibra óptica procedente de Venezuela, el
lector cubano accede, por medio de la prensa oficial, a otra información
que contrasta por ser la antítesis de la modernidad.
Si como se ha hecho saber al público, el referido cable mejorará las
conexiones a internet, además de facilitar nuevos servicios relacionados
con el ciberespacio y las telecomunicaciones; por otro lado nos informan
sobre la presunta recuperación en el uso de la tracción animal en las
labores agrícolas llevadas a cabo en la provincia de Matanzas.
Mientras se promociona el salto tecnológico en materia comunicacional,
nos enteramos de que los bueyes cubanos logran igualar o superar la
productividad de los tractores. La prensa oficial se hace eco de esa
fantasía, confirmando una vez más su falta de objetividad y la tendencia
a darle cobertura a asuntos que rayan en lo trivial y lo ridículo.
Paradojas aparte, ambas noticias son mentiras: lo cierto es que ni habrá
libertad para conectarse a la red de redes, ni los bueyes serán los
artífices de un crecimiento espectacular en la producción de alimentos.
Todo es parte de un programa de creación o reciclamiento de expectativas
que sólo busca mantener en pie la fracturada legitimidad política del
partido de gobierno.
Disparate y pueril desenfado se unen nuevamente para dar un producto
mediático todavía capaz de engañar o desencadenar una gran carcajada.
Explicaciones relacionadas con esta información, que bien podría
confundirse con una noticia sacada de un periódico del siglo XIX, dan
cuenta de las dificultades para encontrar domadores y acceder a otros
insumos, no menos importantes en el uso de la tracción animal como base
para el desarrollo de la agricultura.
La escasez de los correspondientes arreos, tales como yugos, frontiles,
cabuyas y arneses, ha sido un impedimento para impulsar esta modalidad
productiva. Las soluciones para paliar la situación son esfuerzos
individuales donde la innovación y la improvisación, son totalmente
artesanales.
Los cubanos, como revela un dicho popular, tendrán que continuar
"comiéndose un cable". O lo que es lo mismo, seguir a merced de las
prohibiciones, la falta de oportunidades, la represión policial,
viviendo en tugurios sin acceso a agua potable, con salarios de miseria
y acosados por los precios estratosféricos de los productos de primera
necesidad, entre un sinfín de calamidades.
En resumen, es iluso esperar por el libre acceso a Internet a través de
la novedosa instalación, y mucho menos pensar que tendremos comida
gracias a las arduas faenas de los bueyes de Matanzas. Quien espere lo
contrario no está en su sano juicio. No es fácil mantener la cordura con
tantos tragos amargos.
Verdaderamente, no están muy lejos de la verdad quienes afirman que Cuba
se ha convertido en un manicomio flotante. ¿Qué vendrá después de estas
noticias?
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