Monday, February 21, 2011 | Por Orlando Freire Santana
LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) – En Cuba es común que muchas
personas simulen una adhesión al régimen con tal de recibir algunas de
las prebendas que el gobierno ofrece a sus partidarios. Aunque no sea
una actitud plausible, hay que reconocer que se trata de una defensa del
ciudadano ante un sistema totalitario que no permite resquicios a la
sociedad civil y castiga la no adhesión. Sin embargo, en Cuba la doble
moral no es solo cosa de la gente, es también política de Estado.
Nuestros gobernantes critican la globalización neoliberal porque
supuestamente impone un pensamiento único basado en la supremacía del
mercado y la democracia representativa al estilo occidental. Argumentan
que los principales medios de difusión internacionales están al servicio
de los poderosos, mientras que las naciones del Tercer Mundo no cuentan
con las mismas facilidades para exponer sus puntos de vista. Hasta hace
poco, ciertas restricciones que afrontó el sitio web Cubadebate
provocaron la ira de las autoridades, ya que según su criterio "ese
sitio sirve para defender la verdad de Cuba frente a la agresión
imperialista".
Pero esa defensa del pluralismo de opiniones y la libertad de expresión,
solo se aplica de nuestras costas hacia afuera y desaparece totalmente
cuando se trata de la política informativa del régimen hacia el interior
del país. Hostigamiento a los periodistas independientes, interferencia
a las emisiones radiales de onda corta y a TV Martí, persecución a los
ciudadanos que posean antenas parabólicas, enormes restricciones a
internet, e incluso el bloqueo de páginas web como Cubaencuentro,
Cubanet y hasta CNN en español.
Todo esto tiene como objetivo impedir el libre flujo de la información y
evitar que el pueblo sepa lo que realmente pasa en el mundo y en el país.
Además, han concebido una manera más sutil de manipulación de la
información. A través de la prensa oficial, los cubanos no recibimos las
noticias importantes como tales, como información de los hechos que
acontecen, situados en el contexto en que suceden, como debería ser para
que el ciudadano se forme su propio punto de vista a partir de la
información recibida. A los cubanos las noticias nos llegan ya
masticadas e interpretadas, en programas como La Mesa Redonda donde no
se dice qué pasó, sino la interpretación oficial de lo que pasó,
ajustada a los intereses de nuestros gobernantes, para que "pensemos"
exactamente lo que les conviene a ellos.
Curioso modo de predicar con el mal ejemplo.
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