Hostales, comercios y cruceros: GAESA va por más en La Habana Vieja
abril 01, 2017
Iván García, desde La Habana
Cuando de dinero se trata, la junta militar no se anda con chiquitas. En
nombre del socialismo ocupan cualquier rincón de la isla que les pueda
reportar moneda dura.
El enemigo a conquistar es el dólar. El campo de operaciones es amplio.
Un espacio de poco más de seis kilómetros cuadrados de superficie y un
trazado urbanístico semejante a un gran lente biconvexo.
La parte antigua de La Habana es como un viejo truco: todas las calles
terminan en el mar. Entre callejuelas estrechas, la música a toda mecha,
tipos que parecen estatuas en las esquinas a la caza de forasteros,
bicitaxistas que maniobran sus vehículos como en una carrera de
obstáculos, niños con biotipo de beisbolistas jugando fútbol con balones
desinflados y camisetas piratas de Messi, CR7 o Neymar. Y, desde luego,
el bullicio a toda hora.
Pregones, mulatas pasadas de peso vestidas como gitanas, libreros
privados, pícaros de ocasión y jineteras perfumadas. La Habana Vieja es
una caja de caudales donde todos quieren coger un trozo del pastel. Por
las calles adoquinadas de postal turística caminaron desde Barack Obama
hasta Beyoncé.
En ese teatro vernáculo ya montó su puesto de mando el empresariado
militar. Oficiales estirados que en túneles soterrados preservaron
obuses, Migs-23 y torpederas Konsomol de la era soviética, sustituyeron
las toscas cantimploras por vajilla fina y el rancho de cuartel por
comida gourmet. Y para citas puntuales guardaron los calurosos uniformes
verde olivo por inmaculadas guayaberas importadas de Colombia o Miami.
Cuando de dinero se trata, la junta militar que gobierna Cuba no se anda
con chiquitas. En nombre del socialismo próspero y sostenible, del
partido comunista o del difunto Fidel Castro, ocupan cualquier rincón de
la Isla que les pueda reportar moneda dura.
Un ex gerente de Habaguanex recuerda: "Cuando en el verano de 2016
llegaron los directivos de GAESA, se hicieron con todo. Esa gente no
dice ni buenos días. Llegan precedidos con la confianza que otorga el
poder conferido por las más altas instancias del gobierno. No ofrecen
consejos, dan órdenes".
Un funcionario que se movió con soltura por la Oficina del Historiador
Eusebio Leal, conoce los "secretos, chismes e intrigas del palacio.
Eusebio no entregó las llaves con una sonrisa de satisfacción. Socio,
este negocio no es un chiringuito, mueve más de 170 millones de dinero
convertible líquido trimestralmente. La buena noticia es el potencial
que posee. Con creatividad e inversiones puede generar dos o tres mil
millones anuales. Es una mina de oro. Y los guardias lo saben. Eusebio
era -y es- un caballero. Sí, es cierto que está enfermo, pero a nadie le
gustan que le quiten la caja fuerte. Sobre todo después de haber erigido
un emporio y rescatado edificaciones históricas sin olvidarse del tema
social. Eusebio, que no sé si es comunista, probablemente es el último
funcionario del gobierno que parecía humano".
La mayoría de los residentes de esta zona de la Habana colonial
reconocen el trabajo de la Oficina del Historiador de la Ciudad. De
Eusebio Leal Spengler hablan bien barberos como Papito Valladares,
dueños de negocios gastronómicos o hospedajes y prostitutas que cobran
cien dólares la noche.
Edelmira, ama de casa, está agradecida a Eusebio. "Reparó un montón de
viviendas. Es verdad que aún hay casas que se están cayendo, pero él
solo no era la solución. Cuando no había agua, la Oficina del
Historiador enviaba una pipa al edificio donde vivo. Arreglaron
escuelas, casas de los abuelos, parques infantiles, policlínicos y
abrieron un hogar para mujeres embarazadas. No creo que los actuales
mandamases hagan todo eso".
Una persona que laboró como contable en Habaguanex aporta otros detalles.
"La empresa administraba alrededor de 20 hoteles, más de 25 restaurantes
y unas 30 tiendas y mercados. Existía un grupo de transporte denominado
Fénix y una constructora, Puerto Carena. Se crearon escuelas de oficios
donde se formaba a los futuros restauradores, masilleros y plomeros.
Gracias a esas escuelas, miles de jóvenes desocupados que andaban
jineteando o en malos pasos fueron rescatados. Sin esa función social
hoy el número de reclusos y la violencia en la zona fuera cuatro veces
mayor. Me temo que a los militares que van dirigir el negocio solo les
importa el tema del dinero, no establecer políticas sociales. Son más de
reprimir que de brindar opciones de futuro. Te aseguro que a la vuelta
de diez años o antes, todo el andamiaje histórico, económico y social
levantado por Eusebio se viene abajo".
Un trabajador con veinte años de experiencia en la restauración
patrimonial reconoce que en Habaguanex existía corrupción.
"¿Pero dónde no hay corrupción en Cuba?, se pregunta y él mismo
responde: "Cuba no es Suiza. Claro que se robaba, existían almacenes que
se manejaban sin inventario y no fueron pocos los que se embolsaron
miles de dólares. Puede que los militares le pongan freno al desfalco.
El problema es cómo se administra o cuál es el destino final de los
beneficios que generan los negocios en la Habana Vieja. Con la Oficina
del Historiador, a pesar de todos de sus fallos, se dedicaba un
porciento a mejorar la infraestructura social y mejorar un poco las
durísimas condiciones de vida de los vecinos residentes en esos barrios.
Veremos qué hacen los militares".
Para un antiguo proyectista, el detonante fue el 17 de diciembre de 2014.
"Con el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos,
GAESA se percató que en algún momento podía comenzar la danza de los
millones. Calcularon que en un lustro, sin 'bloqueo' y con siete
millones de turistas, de ellos tres millones estadounidenses, el 80%
recorrerá la Habana Vieja, comprará artesanías y libros viejos, cenará
en paladares o restaurantes, visitará museos y se hospedará en la zona.
A eso súmale que los pasajeros de los cruceros pudieran llegar al
millón. Los planes de ampliación pasan por convertir toda el área
adyacente al antiguo puerto habanero en un boulevard y construir nuevas
terminales destinadas a ferries y cruceros. Bien administrado, el
'bisne' puede dejar de tres mil o cuatro mil millones de dólares
anuales, y a lo mejor me quedo corto. Ahí está la clave principal de la
ocupación por parte de GAESA de la empresa Habaguanex".
Otra fuente no comparte la misma opinión. Considera que la participación
de los militares en Habaguanex se venía pensando antes del anuncio del
restablecimiento de relaciones. "Ellos no vienen solos. Detrás hay un
capital enorme de empresas extranjeras como la constructora francesa BBI
(Bouygues Bâtiment International), que en la Habana Vieja está
construyendo cuatro hoteles para Gaviota y se espera sea la que restaure
edificios patrimoniales y abra nuevos hostales. Como en Cuba no hay
transparencia, nadie sabe cómo y porqué licitaron a esa empresa".
Próximamente, BBI en asociación con Gaviota y bajo la administración de
la cadena hotelera suiza Kempinski, inaugurará el primer cinco estrellas
plus de Cuba. Se llamará Gran Hotel Manzana Kempinski y en la planta
baja se abrirán boutiques de firmas internacionales. Del futuro pastel
económico, en la Habana Vieja solo quedarán migajas para la gente.
La fauna marginal, arriesgándose a una sanción penal, continuará
vendiendo sexo, tabacos y muñecas negras de trapo. Los emprendedores
privados seguirán intentando burlar con doble contabilidad a la rigurosa
cuchilla fiscal y al ejército de inspectores corruptos. Bueno, algo es algo.
Source: Hostales, comercios y cruceros: GAESA va por más en La Habana
Vieja -
http://www.martinoticias.com/a/hostales-comercios-cruceros-gaesa-habana-vieja/142193.html
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