Cuba no está preparada para la debacle en Venezuela
Un fenómeno que, si no está ocurriendo, se halla peligrosamente cerca
Sábado, abril 8, 2017 | Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba.- El Gobierno de Venezuela se convirtió en un aliado
difícil de defender para las autoridades cubanas. La inusual cautela de
estas últimas refleja las profundas dificultades económicas, políticas y
sociales isleñas, y la incertidumbre sobre el nuevo contexto en las
Américas, particularmente con respecto a la administración Trump.
Una resolución del Consejo Permanente de la Organización de Estados
Americanos (OEA) adoptada el 3 de abril insta al Gobierno de Venezuela a
garantizar la separación de poderes, restaurar la plena autoridad de la
Asamblea Nacional en los próximos días y, a pesar de la reciente
revisión de algunos elementos de las decisiones al respecto, considera
esencial que asegure la plena restauración del orden democrático.
Asimismo expresa la disposición de apoyar las medidas que permitan el
retorno de este en el marco de la Constitución venezolana, y que
emprenderá gestiones diplomáticas adicionales para fomentar la
normalización de la institucionalidad democrática, de conformidad con la
Carta de la OEA y la Carta Democrática Interamericana.
La sesión extraordinaria de la OEA, suspendida por Bolivia —estrenada
como presidente ese día—, se reunió en su ausencia y del vicepresidente
Haití, encabezada por Honduras en calidad de decano. La votación fue de
17 a favor y 4 abstenciones (Barbados, Belice, Republica Dominicana y El
Salvador, los dos últimos bien relacionados con el gobierno de Maduro).
Llama la atención notables ausencias de países caribeños y de Ecuador,
usualmente coalicionados con Caracas, método diplomático muy socorrido.
Si bien la situación política, económica y social en Venezuela
constituye la base de la actuación de los miembros de la OEA, la
desestabilización en ese país es una preocupación fundamental, sobre
todo para los países fronterizos Colombia, Brasil y Guyana, por un
eventual conflicto armado, crisis humanitaria y emigración que
irradiaría también hacia Panamá, Centroamérica y otros países.
La canciller de Caracas, Delcy Rodríguez, intervino en una sesión
extraordinaria el 5 de abril donde se debatió el reclamo de Venezuela
sobre la violación de la institucionalidad de la OEA, y anunció que
pedirá otra reunión para analizar el comportamiento del secretario
general Luis Almagro.
La Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba sobre una
reunión de la OEA para tratar la situación en Venezuela el 28 de marzo
mantuvo el tradicional tono agresivo y reivindicativo de la supuesta
legitimidad de su aliado. Sin embargo, el desenvolvimiento posterior
aconsejó cautela, pues las discrepancias públicas de las autoridades
judiciales de Caracas, todas afines al chavismo, brindaron pruebas a los
argumentos planteados por Luis Almagro, secretario general de la OEA, y
por los países solicitantes de una reunión extraordinaria para analizar
la conveniencia de aplicar la Carta Democrática. Más importante aún,
sacó a la superficie la descomposición del llamado gobierno cívico-militar.
Con sus motores, Maduro pretendió engatusar al pueblo; pero Venezuela,
con las mayores reservas de petróleo del mundo, también tiene la
inflación y el declive del PIB más elevados. Sufre asimismo carencias de
alimentos y medicinas, de criminalidad y la corrupción. Su élite
gobernante ha coartado las opiniones discrepantes y mantenido en prisión
a muchos dirigentes políticos. El diálogo con la oposición, respaldado
por el Vaticano y varios expresidentes, fue el subterfugio gubernamental
para ganar tiempo y procurar confundir a la comunidad internacional.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decidió el 28 de marzo levantar
los fueros a los diputados con la sentencia 155. El 30 de marzo acordó
dejar sin poderes al Parlamento, de mayoría opositora, y asumir sus
funciones "mientras persista la situación de desacato" al incorporar a
tres diputados por el estado de Amazonas, acusados de fraude electoral y
de invalidez "para velar por el Estado de Derecho", mediante la
sentencia 156.
La Fiscal General desde 2007, Luisa Ortega, durante la presentación de
su informe anual, televisada en vivo el 31 de marzo, expresó que "se
evidencian varias violaciones del orden constitucional y desconocimiento
del modelo de Estado consagrado en nuestra Constitución. Es mi
obligación manifestar ante el país mi alta preocupación por tal evento.
Llamamos a la reflexión para que se tomen caminos democráticos, que
respetando la Carta Magna, propiciemos un ambiente de respeto y de
rescate de la pluralidad", según reportes de los medios internacionales.
Maduro sostuvo conversaciones con Ortega y el Consejo de Defensa sesionó
hasta avanzada la madrugada. El 1 de abril, en conferencia de prensa,
Maikel Moreno, presidente del TSJ, anunció que la Sala Constitucional
del TSJ había anulado las sentencias 155 y 156, y quedaba en manos de la
Asamblea Nacional retornar a su posición una vez que haya abandonado el
desacato. Maduro anunció "con satisfacción" en su cuenta de Facebook que
"la controversia ha sido superada, para garantizar la estabilidad del
país y la paz en el pueblo".
La oposición había calificado la decisión del TSJ como golpe de Estado y
Panamá, México, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, la Unión Europea,
Estados Unidos y otros países expresaron su preocupación, mientras Perú
retiró su embajador de Caracas. En la OEA, la canciller Delcy Rodríguez
había luchado por impedir la reunión extraordinaria, convocada para el 3
de abril.
Las repercusiones del derrumbe de los herederos de Hugo Chávez en
Venezuela abarcarán en Cuba no solo el incremento de la crisis económica
y social, sino también la proyección en América Latina, el Caribe y el
mundo, lograda por Raúl Castro en sus 11 años de gobierno. El mandatario
cubano dilapidó el impulso conferido por sus promesas de cambios
internos y las auspiciosas relaciones con Estados Unidos, en el crítico
período de relevo de los dirigentes históricos. Desde mediados de 2015,
el paso sin prisa pero sin pausa ha mostrado ser una rémora,
precisamente cuando más necesario resultaba el avance.
Una transición suave ha sido la principal responsabilidad histórica del
General. Sin embargo, el 24 de febrero de 2018 dejará un gobernante sin
aureola heroica ni capacidad aglutinadora de las distintas tendencias e
intereses subyacentes. Raúl Castro permanecerá como Primer Secretario
del Partido Comunista (PCC) hasta 2021, pues en el VII efectuado en 2016
anunció que sería su último, gobernando con el sostén de los militares,
pero en esos tres años podrían aflorar criterios e intereses divergentes
de los herederos, que permanecen callados para ascender. Tampoco puede
confiarse en la longevidad.
Source: Cuba no está preparada para la debacle en Venezuela
CubanetCubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/cuba-no-esta-preparada-para-la-debacle-en-venezuela/
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario