El cuarto fracaso, editorial 469
22 febrero, 2017 3:53 pm por Primavera Digital en Cuba
La Habana, Cuba, Redacción Habana, (PD) Los tres grandes fracasos del
régimen militar castrista en casi seis décadas de poder absoluto son, de
acuerdo a la vox populi en la Isla, 1-Desayuno, 2-Almuerzo. 3-Comida. A
pesar de haber sido opacado en el imaginario popular durante décadas, el
cuarto fracaso emerge y sienta cátedra en estos momentos: se trata del
transporte, que ha ganado sin lugar dudas el lugar merecido desde antes
en la saga triste de los últimos 58 años.
Este último cuarto fracaso, aportó algo que no aportaron los tres
grandes fracasos ya enunciados. Se trata de una huelga de transportistas
espontanea. Una huelga sin comité organizador, grupo gestor o sindicato
representativo. Esto es algo relevante.
Al igual que los tres primeros, el cuarto fracaso es el resultado de una
inviabilidad sistémica crónica, la incompetencia proverbial de un
funcionariado corrupto y disfuncional, sumado a una apatía y un marasmo
que en primera instancia ha dado paso hoy a una huelga de transportistas
privados a partir de características expuestas y reseñadas en múltiples
ocasiones.
La crisis generada desde este cuarto fracaso es responsabilidad absoluta
del Estado Patrón, dueño absoluto que sentó las premisas para todo lo
ocurrido.
Frente al colapso del transporte automotor urbano, al menos en la
capital, el estado patrón impuso 'tarifas máximas', para los taxis
colectivos llamados almendrones. Se trató de resolver un problema que
creó el Estado desde los bolsillos nada opulentos de los conductores y
propietarios de los almendrones.
Como se ha hecho costumbre por acá, se trató por parte del estado de
enfrentar a la población con los choferes y a estos con la población. Se
promovió como es costumbre las delaciones y las denuncias anónimas, pero
no se logró el fin perseguido, porque les pasó lo reflejado por el
clásico Fuenteovejuna. Todos a una, existe el consenso compartido de que
el único culpable de todo es el gobierno. Esto es el consenso que hoy
día sostiene la mayoría.
Todo el mundo sabe que el estado impone impuestos altísimos. Frente a
esto, la corrupción toma la palabra y todo el entramado echa a andar. El
combustible, desde los precios impuestos por entidades estatales, ha
sido aprovechado desde otras entidades estatales por unos que pueden
roban y lo ponen en manos de los afectados en mejores y más acordes
condiciones a su poder adquisitivo real.
Frente a su cuarto fracaso, hay un hecho que se destaca y es que se nota
la diferencia entre las reacciones gubernamentales contra los boteros
transportistas privados y la tolerancia de estas autoridades con sus
ómnibus ruteros y otros medios alternativos en que un control estatal
más tolerante y relajado deja amplios márgenes para ocurrencias e
incidencias no toleradas si se trata de almendrones.
Como ya se ha hecho costumbre en Cuba, lo que anda regular se desplaza a
malo y lo que está malo avanza a peor. Mientras, el estado vuelca su
esfuerzo primado en reprimir. Se promueve la delación y se dirige esta y
otros recursos represivos sobre los transportistas privados. Ellos han
sido seleccionados para ser los culpables máximos en esta ocasión.
Esto de topar precios y afectar más a los que menos tienen, es la
solución primada de siempre del régimen militar castrista.
La constante intromisión del estado en el mercado y su vocación
totalitaria de controlarlo todo, empeora la situación económica,
política y social del país, en la medida que hace difícil la vida a la
mayoría por no decir, a todo el pueblo.
primaveradigital2011@gmail.com; Redacción Habana
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