Navidades cubanas: entre sapos y duelo
MIRIAM CELAYA , La Habana | Diciembre 18, 2016
Ignoro cómo se les llama en otras culturas, pero para los cubanos de
aquende y allende los mares un "sapo" es el típico personaje que siempre
aparece en un ambiente de jolgorio, optimismo o alegría con el único
propósito de aguar la fiesta, poner la podrida, secar el picadillo,
malear el picao, es decir, –llevando el término a su forma verbal–, para
sapear.
En esta Isla, hedonista y risueña pese a las adversidades, ser un sapo
es una de las muchas formas de ser un pesado, que entre nosotros
constituye el peor de los defectos. Entiéndase la sutileza: se puede ser
un pesado sin ser necesariamente un sapo, pero es irrefutable que
absolutamente todos los sapos son unos pesados. Por eso el sapo puede
granjearse en un segundo la antipatía de todos los presentes, en
cualquier escenario y circunstancia. "No seas sapo" es entre nosotros
una expresión de rotundo rechazo contra ese sujeto que sabotea el
disfrute en cualquiera de sus manifestaciones.
Por eso resulta tanto más curioso y contradictorio que en Cuba el Sapo
se haya sobredimensionado hasta erigirse en institución y política de
Estado. De hecho, en los últimos 60 años el Poder ha estado en manos de
un grupito de batracios verdes dedicados a anular por decreto y
sistemáticamente cualquier atisbo de felicidad popular.
Si alguien dudara sobre este particular, basta enumerar algunas
pinceladas del impenitente saperismo verdeolivo: la proscripción de
festividades tradicionales como las Navidades, el racionamiento de los
alimentos y de todos lo que significara prosperidad y confort, los
Trabajos Voluntarios para arruinar el descanso dominical de los
trabajadores, la exclusión de mucha y muy buena música foránea y nativa
de las radioemisoras nacionales, la imposición de efemérides luctuosas
del santoral comunista en detrimento de las fechas festivas religiosas
(la Semana Santa, entre otras), y otros muchos ejemplos que harían
demasiado extenso el inventario.
Por estos días finales de 2016, otro año espinoso y estéril, y tras
sobrevivir a duras penas el reciente novenario del Finado en Jefe (Sapo
por antonomasia), los trabajadores cubanos han sido informados de que no
tendrán lugar las tradicionales fiestas de Navidad que en muchos centros
laborales estatales constituyen prácticamente la única festividad casi
desprovista de matiz político. Y digo "casi" porque es sabido que, al
menos oficialmente, los trabajadores cubanos no festejan el nacimiento
del Niño Jesús ni el advenimiento del Año Nuevo, sino el glorioso
aniversario del triunfo de la revolución. (Las minúsculas son
intencionales).
En fin, que no habrá fandango alguno. "Estamos en duelo", según los
secretarios del PCC y los directivos de cada centro de trabajo estatal,
sapos menores encargados de dar la mala nueva, que viene a sumarse a la
ya conocida suspensión de las parrandas y fiestas populares de los
pueblos del interior de la Isla.
Solo que ese duelo debe parecer una expresión espontánea del pueblo, por
eso no ha sido decretado por el Gobierno ni divulgado en los medios
oficiales, sino que se ha ordenado desde cada Ministerio a los
directores de sus diferentes instituciones, quienes a su vez han
"indicado" por escrito a los Directores de Empresas, que se les
subordinan, que esta vez la celebración deberá ser "sencilla" a través
de "actividades políticas que pueden ser en el marco de un almuerzo para
todos los trabajadores". Y aunque el documento oficial no lo expresa, la
orden es que no habrá bebidas alcohólicas en el susodicho almuerzo.
Duelo es duelo, lo cual significa que no hay que estar realmente triste,
basta con que lo parezca.
La referencia corresponde al Grupo Empresarial de Diseño e Ingeniería de
la Construcción (GEDIC) y el Órgano Superior de Dirección Empresarial
(OSDE), ambos del Ministerio de la Construcción, a los que se subordina
más de una treintena de empresas a nivel nacional, incluyendo las que se
encargan de supervisar las obras constructivas de la Zona Especial de
Desarrollo de Mariel (ZEDM).
Fue en una de estas empresas subordinadas donde el Director, tras
cumplir exitosamente su misión de sapo en funciones y anunciar la no
fiesta de fin de año, acudió a la oficina del jefe superior donde, según
testigos estupefactos, los sapidirectivos allí reunidos brindaron con un
generoso trago de Havana Club Reserva... a la memoria del Batracio Mayor.
Source: Navidades cubanas: entre sapos y duelo -
http://www.14ymedio.com/opinion/Fidel_Castro-Luto_extendido-empresas-Cuba-cubanos-Miriam_Celaya-sapos-duelo_0_2129187061.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario