La opacidad en los resultados de la Contraloría de la república
25 octubre, 2016 7:29 pm por Osmar Laffita Rojas
Capdevila, La Habana, Omar Laffita, (PD) Es un hecho que en la mayoría
de las instituciones del estado cubano está presente la corrupción,
quien diga lo contrario miente impúdicamente.
En Cuba es tal la magnitud de la corrupción que ha pasado a ser
patrimonio de todo. No solo está presente en el entramado de los
ministerios, Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial (OSDE),
Uniones de Empresas, empresas y unidades presupuestadas. Cesta ha
brotado como la maligna cabeza de un Alíen. Cuando surge lo hace con la
confabulación de los que se ponen de acuerdo para dar un puesto a un
amigo, que realmente le corresponde a otro aspirante. Alguien con más
méritos que quien recibió el cargo de manera fraudulenta.
Es un hecho que la corrupción existe. Lo realmente importante es saber
cómo se actúa cuando se descubre al corrupto y las medidas que toman los
responsables de poner fin a tales prácticas. Tal proceder no es el que
espera la población, ocurre debido a la complicidad que existe en los
centros laborales de ocultar los hechos de corrupción que a diario
ocurren en el país.
El principal problema que arrastra la lucha contra la corrupción en
Cuba, es que en los resultados de los controles internos que realiza la
Contraloría a las empresas no existe la trasparencia. No se dan a
conocer los resultados de esos controles. Por esto, la ciudadanía esta
ajena a hechos que en la práctica violan sus derechos, dado que la
Contraloría no realiza su función de garante de los bienes públicos y
que no deja trascender información ni a los medios oficiales sobre lo
que se discute en el parlamento, sobre lo que arrojaron los controles.
Esto permitiría que aunque solo fueran los medios oficiales, estos al
menos dispondrían de informaciones que brindar al pueblo, algo que nunca
ocurre.
Lo que es cierto es que desde su fundación, la Contraloría de la
República de Cuba, adolece de esta falta de trasparencia en los
resultados de sus controles internos y los que esta realiza en las
empresas y otras dependencia de los Consejos de Administración
provinciales y municipales. Esto es un resultado del secretismo en que
se desempeña este organismo y muestra de ello es que las evaluaciones
del plan de control de 2015, todavía continúan pendientes de ser informadas.
Una verdad es que persisten deficiencias en el desempeño de los
auditores a nivel de empresa. Esto es resultado de la insuficiente
atención a su labor por parte de los controles estatales. Como resultado
de este mal trabajo se da lugar al desvío y el robo de recursos que
engrosa el mercado negro.
Llama la atención que los medios oficiales no hagan una valoraciones
critica de la alarmante pandemia de corrupción en la que está atrapado
el aparato empresarial del régimen. Que nadie se detenga a denunciar los
aspectos medulares que determinan tales manifestaciones de corrupción en
las empresas y las entidades de subordinación local. Con una mayor
incidencias en las empresas municipales y provinciales de Comercio y las
Gastronomía.
Lo que si es cierto y no se da información sobre lo que verdaderamente
ocurre, es que en las empresas no se ha podido poner freno a la
impunidad manifestada en los robos y desvíos de recursos, resultado del
descontrol. Este se detecta cuando se realizan alguna auditoria, pero en
pocas ocasiones por la labor de auditores de la empresa o unidades
subordinadas.
Esto sucede porque las administraciones de las empresas no cumplen con
lo recogido en las leyes bajo la responsabilidad de la Contralora
General, que es el instrumento legal del control del Estado y el
Gobierno. La que deja bien claro que los administrativos son los
responsable de dar seguimiento a estos problema y no los auditores.
Tal situación propicia que directores de empresas por temor de enfrentar
análisis de dificultades y por conveniencia se inventan excusas para
proponer acciones. No pocos las consideran burocráticas y es por ello
que muchos de estos directivos forcejean por reducir las auditorias y
los controles a simples trámites.
Las administraciones de las empresas al dejar de lado su responsabilidad
de velar por el manejo y destino de los recursos y delegar esta función
en un auditor, dan lugar al descontrol reinante. Es por ello que al
momento que la Contraloría realiza su labor, es cuando se detectan
graves irregularidades en las contrataciones y salen a relucir
significativas faltas en inventarios, faltantes de combustible, así como
irregularidades en los activos fijos y los efectivos en cajas y bancos.
La Contralora de la República, Gladys Bejarano Portela, en su
infructuoso intento de aparentar con su conducta un mal remedo de la
fallecida Madre Teresa de Calcuta, oculta su complicidad y pide a los
delincuentes de cuello blanco un comportamiento de dirigentes políticos,
algo realmente inalcanzable. Estos funcionarios andan en franca cofradía
y complicidad con los raqueteros y bandoleros que controlan el
floreciente mercado negro. Nadie puede esperar sus denuncias contra los
delitos de desvío de recursos y malversaciones que ocurren a diario.
Ellos reciben grandes sumas de dinero de estas operaciones ilícitas.
origenesmadiba@gmail.com; Osmar Laffita
Fuentes:
Diario Juventud Rebelde; 1 de junio de 2016; Yunier Labacena Romero:
"Control con responsabilidad".
Diario Granma; 14 de julio de 2016; Leidys María Labrador Herrera: "Sin
control eficiente no hay socialismo"
Diario Granma; 19 de agosto de 2016; Yudy Castro Morales: "Controles
¿inocuos?"
Source: La opacidad en los resultados de la Contraloría de la república
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