¿Y el trabajador cubano, qué?
El Estado prefiere que las empresas extranjeras contraten obreros
foráneos a que los de la Isla ganen salarios dignos
Viernes, julio 22, 2016 | Luis Cino Álvarez
LA HABANA, Cuba.- Informan agencias internacionales de prensa que la
empresa constructora francesa Bouygues emplea desde hace dos meses a más
de un centenar de trabajadores procedentes de la India en la
construcción de tres hoteles en Cuba, uno en Varadero y dos en La
Habana, uno de ellos el Manzana, en donde estaba la emblemática Manzana
de Gómez.
Cuentan vecinos de la Habana Vieja que han visto a los indios que
laboran en el Manzana, enfundados en overoles de color naranja, algunos
presumiblemente sikhs, con barbas y turbantes. Dicen que las jineteras
ya les tienen echado el ojo. Y eso que aun no se han enterado de cuánto
les pagan…
Bouygues paga a los indios, que trabajan como electricistas, albañiles,
carpinteros y plomeros, alrededor de 1 500 euros al mes, amén de los
gastos de alojamiento, transporte y alimentación, que se ahorrarían con
los nativos.
La empresa francesa prefiere traer trabajadores extranjeros, aunque le
resulte más costoso, porque los cubanos, debido a los bajos salarios que
reciben, se sienten desmotivados, y trabajan de mala gana y con muy
poca calidad.
No es que Bouygues u otras empresas extranjeras paguen poco a sus
empleados cubanos, sino que el Estado cubano, que es quien cobra ese
dinero, se queda con la mayor parte y les paga un ínfimo porciento a los
trabajadores.
Debido a esos bajos salarios, las empresas constructoras estatales se
están sintiendo la falta de mano de obra, luego de que aparecieran las
brigadas de construcción particulares, donde pagan mucho más a los
empleados.
El Estado cubano hace, también en este caso, como el perro del
hortelano: antes de permitir que esos compatriotas constructores ganen
salarios dignos que les permitan vivir un poco mejor a ellos y a sus
familias, prefiere quedarse sin empleados o que empresas como Bouygues y
otras que seguirán su ejemplo, atenidas a las regulaciones especiales de
la Ley de Inversión Extranjera, traigan a trabajadores de otros países
a Cuba, donde tanta falta hacen fuentes de empleo y más si pagan en divisa.
Es asombroso cómo este gobierno desperdicia el provecho que podría
sacarle al capital humano del que dispone y se vanagloria, todo con tal
de no pagar salarios mínimamente decorosos. Se esmera en que la gente,
por mucho que se esfuerce, no halle modo de prosperar.
Parece que hubiera en las políticas de este régimen mafioso y mezquino,
un propósito, intrínsecamente perverso, de mantener a la población
sumida en la miseria, aunque ello redunde en la ruina de la nación. Como
dice el refrán, "son capaces de sacarse un ojo con tal de dejar ciegos a
los demás".
Así, aunque diga incluirlos en la llamada "actualización del modelo
económico", no facilita a los emprendedores privados la adquisición al
por mayor, a precios razonables, de los insumos y mercancías que
necesitan. Saben que los fuerzan a comprar en el mercado negro lo que se
roban de los almacenes estatales, pero no les importa: así tienen el
pretexto, cuando los descubran, para cerrarles los negocios, multarlos o
meterlos en la cárcel.
En vez de zafar los nudos impuestos por la burocracia del Ministerio de
Agricultura, de sembrar las tierras improductivas y llenas de marabú que
están en manos de las ineficientes empresas estales y aumentar la
producción agrícola, que sería la única forma de abaratar los alimentos,
no se les ocurrió otra idea que topar los precios, y volver a recurrir
a Acopio, luego que tantas veces fracasó y solo consiguió el
desabastecimiento mientras que las cosechas se podrían en el campo, bien
fuera por falta de camiones, de combustible o de envases. Pero eso no
importa: la cuestión es que no se enriquezcan los campesinos.
Ahora mismo, justo cuando escasea el combustible, empeora el transporte
público y amenazan con volver aquellos días del Periodo Especial cuando
las guaguas demoraban varias horas en pasar y los pasajeros tenían que
viajar colgados de los estribos y las ventanillas, decidieron topar los
precios de los taxistas particulares, que son los nuevos satanizados,
como antes fueron los intermediarios de los agro-mercados y los
carretilleros, a riesgo de agravar más la situación y generar el caos
que ya se ve venir y que el estado es incapaz de evitar.
Adicionalmente, para que no se pierda el hábito de la chivatería, las
autoridades han habilitado un número telefónico para denunciar a los
choferes que violen las nuevas ordenanzas. ¡Lástima que no les dé por
habilitar otra línea telefónica para denunciar los robos de los
dirigentes que no detectan en la Contraloría General! Y quien dice eso,
otro número para denunciar las violaciones de los derechos humanos, por
ejemplo, las golpizas a las Damas de Blanco y los opositores.
luicino2012@gmail.com
Source: ¿Y el trabajador cubano, qué? | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/cerco-a-la-prosperidad-del-cubano/
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