Ni pan, ni casabe
El gobierno prohíbe prestar servicios que los particulares pueden asumir
Lunes, julio 25, 2016 | Reinaldo Emilio Cosano Alén
LA HABANA, Cuba.- Cientos de compungidos ciudadanos, quizás miles, se
ven privados del pan como alimento diario tras varias arremetidas
de las autoridades contra vendedores de pan a domicilio
"¿Por qué nos meten presos, nos quitan el pan, el dinero, ponen multas
tan altas porque ofrecemos a la población un servicio de venta a
domicilio que el estado no es capaz de brindar?", se pregunta Joaquín,
de 23 años, uno de los doce jóvenes del capitalino municipio Guanabacoa
detenidos este mes por su condición de vendedores ilegales.
A todos les fueron confiscados sacos con pan e impuestas multas de 1 200
pesos a cada uno, equivalente al salario promedio mensual de tres meses.
"No robamos, no hacemos daño a nadie, nos buscamos la vida honradamente,
soportando muchos sacrificios porque aunque llueva, truene o
relampaguee, y el intenso sol de verano queme, compramos el pan en
Guanabacoa, nos trasladamos en bicicleta hasta veinte kilómetros o más,
ida y vuelta, hasta los hogares de los clientes que, agradecidos, lo
compran", describe Joaquín.
Como él, muchos jóvenes pedalean decenas de kilómetros con su saco de
pan a cuestas, entre carreteras estrechas y peligrosas, lomas y caminos
vecinales, para vender pan. Compran en la panadería cada libra de flauta
a diez pesos y la revenden a doce.
Félix González, vecino de la barriada Jústiz, en Guanabo, Habana del
Este, cuenta que "hasta hace unos días compraba el pan en la puerta de
la casa, pero un operativo contra los vendedores ahora lo impide. Se nos
fastidió el desayuno y a veces hasta el almuerzo, pan con huevo frito.
De nuevo tenemos que dejar cualquier ocupación para trasladarnos en
ómnibus a la panadería en Guanabo, diez kilómetros ida y vuelta para
comprar pan. Eso, si no te encuentras con la frecuente sorpresa de que
al llegar te digan: '¡se acabó el pan!'"
Luis Alberto Ramírez, residente en Bajurayabo, Guanabo, piensa parecido
Félix, pero añade: "Si mi hija, que trabaja en una oficina, o yo, no
estamos en la casa, la pasamos peor; nos quedamos sin pan porque mi
madre, anciana de 85 años, no puede moverse hasta la panadería de Guanabo".
Junto al arroz y frijoles, el pan es parte indispensable de la dieta del
cubano. De elaboración y venta controladas por el gobierno, es siempre
"personaje" mencionado y atacado en las periódicas asambleas de vecinos
por la mala calidad e irregularidad de venta en las bodegas, aunque de
calidad algo mejor en la venta liberada así como en divisa.
La negativa a conceder permiso a particulares, mientras el gobierno
tampoco asume la distribución, manifiesta obvia necesidad del servicio y
de crear nuevas fuentes de empleo. Una dolorosa contradicción entre
estómagos vacíos que reclaman el alimento y la terquedad de las
autoridades en reprimir para que la gente no coma.
Un refrán de la época colonial dice: "A falta de pan, casabe". Este
último, elaborado de la yuca, fue alimento principal de los aborígenes
cubanos. Los conquistadores lo acogieron como parte de su dieta. Por
menosprecio oficial está casi desparecido en Cuba. Félix y José Alberto
―como otros muchos― a veces tienen que regresar a sus casas sin el pan
ni el casabe que ya nadie fabrica.
cosanoalen@yahoo.com
Source: Ni pan, ni casabe | Cubanet -
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