Cuba y Venezuela, terrorismo de Estado
PEDRO CORZO
El Departamento de Estado de Estados Unidos confeccionó en diciembre de
1979 una lista de países que patrocinaban el terrorismo internacional
directamente y/o colaboraban con organizaciones terroristas, relación a
la que fue incorporado el gobierno de Cuba en 1982, donde permaneció
hasta el 2015.
Para incluir en la lista a un estado no se tenía en cuenta la situación
interna del mismo sino, como se ha expuesto, su actuación en política
internacional, un factor clave en lo que respecta a la seguridad global,
pero que descuidaba la condición interna de cada país, en una clara
muestra de falta de solidaridad y doble moral en virtud de la consigna,
no principio, de "no injerencia en los asuntos internos de otra nación".
Sería muy apropiado y justo que los gobiernos democráticos instrumenten
una lista de países terroristas en la que se incluyan con prioridad a
los gobernantes que no respetan a sus ciudadanos, haciendo énfasis en
aquellos que fundamentan su autoridad en la represión policial.
La situación de los derechos humanos en cada país, la transparencia en
las elecciones, las condiciones de vidas de las personas, el nivel de
miseria, la corrupción pública como forma de gobierno, la libertad de
expresión e información, las libertades económicas y por supuesto, la
eficiencia de los gobernantes, entre otros factores, deberían ser puntos
fundamentales para ser incluidos en esta ignominiosa relación.
Por lo antes expuesto se puede concluir que el término de terroristas de
Estado es tan o más repudiable que el de los fanáticos religiosos o
políticos que atentan contra vidas y bienes de persona o grupos de
personas, que no están relacionadas con el conflicto que ellos pretenden
generar.
Es importante apreciar que los regímenes incluidos en la lista de países
terroristas del Dpto. de Estado de EEUU son dictaduras, regímenes
autocráticos que también se caracterizan por reprimir y violar los
derechos de sus ciudadanos, como han hecho por décadas los gobiernos de
Cuba, Irán y Corea del Norte. La promoción de la violencia está
estrechamente asociada a la represión doméstica.
Si por lo regular se califican como acciones terroristas la violencia
extrema e indiscriminada de grupos irregulares contra personas no
beligerantes con el objetivo de generar pánico y avanzar en la
consecución de su agenda, se deben considerar como tales a los gobiernos
que recurren a la represión de forma sistemática, porque al igual que
los terroristas, la violencia la ejercen contra personas inocentes o
contra individuos que de forma pacífica demandan el respeto a sus
derechos; en consecuencia, Venezuela y Cuba, con independencia a la
política exterior que desplieguen, deben ser calificados como estados
terroristas hasta que cambien las condiciones internas de esos países.
Ambos regímenes practican el terrorismo de Estado. La clase gobernante
actúa desde la impunidad, justifica sus atropellos con alegatos de
seguridad nacional sustentados en el pretexto de que la nación está en
peligro. Las fuerzas represivas con todos los recursos del Estado a su
disposición actúan contra la población, en particular, contra quienes
reclaman un cambio de gobierno.
Los gobiernos de Cuba y Venezuela cumplen todas las pautas que
identifican a los terroristas cuando guardias nacionales bolivarianos o
agentes de la seguridad castrista arremeten indiscriminadamente contra
personas indefensas, usando impunemente a los funcionarios públicos para
infundir pánico con el fin de que la ciudadanía acate ciegamente la
modificación de sus valores y cambios en sus condiciones de vida.
Si a lo anterior sumamos que estos gobiernos buscan imponer una sola
forma de pensamiento, criminalizan a la oposición política, incentivan
la lucha de clases, procuran controlar los medios de información, se
caracterizan por la ineficiencia a la vez que auspician la corrupción,
conduciendo a la ciudadanía a la miseria moral y material, el
calificativo de terrorista les calza a la perfección.
Nicolás Maduro y Raúl Castro son dos terroristas por antonomasia. Sus
asesinatos compiten en número y crueldad con los de cualquier grupo
yihadista y la destrucción moral y material que han causado en sus
respectivos países supera con creces a sus pares en el terrorismo.
Periodista de Radio Martí.
Source: Cuba y Venezuela, terrorismo de Estado | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article155079179.html
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