jueves, 9 de marzo de 2017

Raúl y el castrismo en fase anexionista

Raúl y el castrismo en fase anexionista
Espinosa AP

Al fin, Raúl Castro habló sobre Donald Trump. Poco, pero habló. Algo
tenía que decir. Estaba en la Cumbre del ALBA, el pobre. Con Nicolás
Maduro de anfitrión. Con Evo Morales. Con Daniel Ortega. Et al.

De lo poco que habló, nada sobre Cuba. Habló de las injustas reglas del
comercio mundial. Habló del muro en la frontera con México. Gran
espectáculo el del ALBA. Los cleptócratas del socialismo del siglo XXI
con la retórica del independentismo del siglo XIX. Sin Lula da Silva, ni
Dilma Rousseff, ni Cristina Fernández. Todos barridos en las urnas. Por
ineptos. Por ladrones.

Yo no sé si Raúl le teme a Trump. Precaución, sí le tiene. Estaban
seguros de que iba a ganar Hillary Clinton. Había que oír a los heraldos
del cambio-fraude, a los mercaderes de la reconciliación. Si Barack
Obama abrió la puerta, Hillary abriría la caja fuerte. Pero a la
medianoche del pasado 8 de noviembre la cuestión política se les
convirtió en la cuestión teológica. ¿Y ahora qué, Dios mío? Entibiado en
las copas, moribundas las burbujitas, el champán de la victoria se
decantó en el jarabe de la derrota. ¿Y ahora qué, Raúl?

Por tres meses, los discursos de reafirmación antiimperialista quedaron
a cargo de funcionarios de segunda, líderes estudiantiles, comisarios de
la cultura. Ni siquiera en el velorio de Fidel se mencionó a Trump. Para
enigma general, las tropas de elite desfilaban por las calles de La
Habana prometiéndose llenar de plomo la cabeza de Obama. A medida que
subía el rango de los voceros se apaciguaba el tono, surgían las
variantes, observábanse discretos agachamientos. Parásito en su
fundamento, no extraña que la última fase del castrismo sea anexionista.

La inmovilidad interna contrasta con la movilización externa. Se han
montado un circo de cuatro pistas para que Trump no dé marcha atrás a la
operación de salvamento de la familia Castro. Los cuentapropistas del
oficialismo hablaron en Washington del cruel "bloqueo" que dificulta las
entregas de pistacho y redecillas. ¡La agresión del país más poderoso
del mundo contra un paladar de Marianao y una peluquería de Luyanó! Los
empresarios y académicos transgénero (del género exiliado al género
colaboracionista) enviaron sus opiniones a los principales periódicos.
Van y vienen las delegaciones de legisladores norteamericanos ansiosos
de abrir la ruta del arroz de Alabama y el chicharrón de viento de Kentucky.

Hasta el novelista Leonardo Padura, que no comenta de política en Miami,
publicó un artículo en The New York Times sobre la angustia de un chofer
de almendrón que vive del turismo gringo, la esotérica relación entre el
levantamiento del embargo y el trámite de los equipajes en los
aeropuertos cubanos, y la necesidad de mayores inversiones extranjeras
que, como usted, querido lector, bien sabe, constituyen el feudo del
yerno de Raúl. Violando las leyes de su propia narrativa, Padura
consigue sintetizar en sólo 12 palabras la perversa, maniqueísta
consigna de la dictadura: "¿Un Trump pragmático flexibilizará el embargo
o un Trump fundamentalista lo reforzará?"

En Miami, de momento, el castrismo anda por las catacumbas. Supongo que
todavía les queda la resaca de las elecciones. Ni uno, pero ni uno de
los candidatos partidarios del cambio-fraude salió vencedor. De hecho,
tal parece que la política de Estados Unidos hacia Cuba volverá a pasar
por las manos de los legisladores cubanoamericanos, que es por donde
debe pasar. Han desaparecido las encuestas con la metodología de la
media verdad. Salvo un foro por allí y un columnista por allá, la
gusanera retoma la ofensiva.

Dilema el de Raúl. No puede hablar ahora ni tampoco callar para siempre.

Source: Raúl y el castrismo en fase anexionista | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-reynaldo/article137434778.html

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