El canto de cisne del ALBA
MAYKEL GONZÁLEZ VIVERO | La Habana | 15 de Diciembre de 2016 - 16:13 CET.
El ALBA conmemoró este miércoles su aniversario. Hace 12 años de su
constitución en La Habana. Aquí se fundó, aquí le cantaron ayer el
obituario. Nicolás Maduro, más sentimental que práctico, usó la
efeméride para compartir su optimismo de capa caída con Cuba, el aliado
crepuscular. Romántica antes que política, la cita terminó con unas
palabras de Hugo Chávez y una canción de Silvio Rodríguez salidas de una
bocina, naturalmente, pues el ALBA ya no tiene mesías ni música propia.
Lo más duro es que Maduro, el cacofónico, no admita el atardecer del
ALBA. "Ahí está China y Rusia y la India", señaló. Aludir a esos socios,
opciones de vejez, sugiere que la Alianza no fue bien recibida en
América Latina. Como si esta beldad con cabeza en el Bravo y piernas en
la Patagonia prefiriera un vestido prêt-à-porter en vez de una prenda
hecha a medida.
El ALBA era un remedio demasiado estricto. Ningún gigante lo suscribió:
ni México, ni Brasil, ni Argentina. En cambio, lo abrazaron las islas
utilitarias: Dominica, Antigua y Barbuda, Santa Lucía, San Vicente y Las
Granadinas, Granada, San Cristóbal y Nieves.
Se constituyó como antítesis, la cruz de la moneda, el reverso del
traje. El Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) proponía un
tratado desigual. El ALBA, su contrario, acabó proponiendo una
integración inefectiva. "Antineoliberal", dijo Fidel Castro. "Con un
discurso social, no tecnocrático", apuntó una vez Maduro. "En pos de
sociedades racionales, eficientes", explicó en su día Raúl Castro. Pero
todo dependía de un pilar económico que se quebró: el petróleo venezolano.
El heredero de Chávez acabó por reconocerlo en La Habana: la renta
petrolera se agotó, al parecer para siempre. De paso, expuso la
perogrullada de la época: "la independencia y la soberanía dependen del
desarrollo económico".
La Misión Milagro, digamos, anduvo apresurada. Y ya no sale nada de los
pozos que sirva para untar los ojos de los ciegos y hacerles ver.
El discurso postcolonial de borrar asimetrías sociales entre naciones y
complementar economías desiguales siempre tendrá oídos en América
Latina. Casi ningún Estado, sin embargo, valorará en serio una ruta de
integración que no propenda al éxito económico, una unión interesada,
confesémonos, a la manera de Europa.
Sin un banco que destrabe su caja fuerte en alguna parte, el ALBA se
pone sin llegar a mediodía y la CELAC vegeta. Vive Mercosur, el mercado,
la conexión económica donde evaden ahora a Venezuela. Por eso el
vapuleado Maduro viene a insinuar en La Habana que la Alianza tiene
"hoja de ruta para 2017 y 2018", pero no dice cuál. Por eso protesta, en
medio del cumpleaños, y avisa que "apalearon" en Buenos Aires a la
canciller Delcy Rodríguez. El ALBA también muere de un bastonazo.
La integración latinoamericana no se fermentará con levadura
bolivariana. La alianza por negación, por causa del enemigo, nunca será
suficiente. El subdesarrollo, la única verdadera afinidad, tampoco basta
para conciliarnos. "Nuestra América" no es un artefacto cultural, mucho
menos político. Tironea a un lado y a otro. Se rompe cuando aprietan el
haz. Si le buscamos el defecto común, aparece como un cachivache
subdesarrollado. Todas las integraciones de cariz ideológico lo
comprendieron, pero no izaron ese argumento, el único rotundo.
Así Venezuela gastó un potosí en Petrocaribe y las islas utilitarias
demoraron la siembra de paneles solares. Así Cuba sazona el discurso
social con especias tecnocráticas, poco a poco, sin renunciar al
Partido. Así nadie se asombra, con Fidel en el cielo bolivariano, de que
se oiga por estos días en La Habana el canto de cisne del ALBA.
Source: El canto de cisne del ALBA | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/internacional/1481814529_27456.html
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