lunes, 11 de julio de 2016

Pura fachada

Pura fachada
El "sálvese quien pueda", aunque los escribanos de Granma lo omitan en
sus parrafadas, viene a ser como la coletilla de las aguerridas notas
del himno nacional
Lunes, julio 11, 2016 | Jorge Olivera Castillo

LA HABANA, Cuba.- Salvo unos pocos afortunados, la mayoría de los
cubanos que envían sus quejas y denuncias a la sección Cartas a la
dirección del diario Granma a raíz de las afectaciones por el mal
trabajo de las instituciones estatales se quedan con las ganas de
recibir una satisfacción expedita y duradera.

Por más detalles que expongan del fenómeno y denuncien con pelos y
señales a los infractores, la situación, raramente llega a un final feliz.

Y es que en Cuba la apatía dentro y fuera de los organismos del Estado
es desde hace bastante tiempo una pauta que expone en todas las
dimensiones posibles la disfuncionalidad del sistema.

Asombra que todavía haya ilusos dispuestos a enviar sus reproches a la
redacción en este caso del principal periódico del oficialismo con la
idea de que las soluciones a sus desgracias terminarán de una vez y para
siempre.

Al final tienen que contentarse con la publicación, alguna que otra
promesa o quizás una compensación parcial, en el mejor de los casos.

Y es que no hay posibilidades reales para tener acceso a mejores
opciones, a no ser apostándose en el derruido búnker de las esperanzas.

La corrupción, el soborno y otras ilegalidades no menos perniciosas se
han convertido en el verdadero estandarte de la revolución proletaria
que, según sus fundadores, sentaría precedentes en el ámbito del Tercer
Mundo e incluso más allá, en cuanto a patrones morales, éticos y de
desarrollo integral del ser humano.

Los retoques en la fachada del socialismo son a menudo la guía para
desembarcar en los dominios de la candidez y también el motivo para
convencerse de que los espejismos que se difunden por todos los medios
de comunicación nada tienen que ver con figuraciones ni disimulos.

Precisamente desde el Granma se crean esas expectativas que terminan
evaporándose entre los vaivenes de la desidia.

Lo cierto es que la regla de oro en los naufragios sigue siendo parte
del código al que hay que ajustarse en una transición que se destaca por
su inconsistencia y por sus notables analogías con la parodia.

El "sálvese quien pueda", aunque los escribanos de Granma lo omitan en
sus parrafadas, viene a ser como la coletilla de las aguerridas notas
del himno nacional.

Cartas a la dirección adolece de muchas insuficiencias. Saca a la
palestra una parte ínfima del desastre institucional que afecta a miles
de cubanos sin que se avizore la probabilidad de una renovación de esas
estructuras marcadas por la obsolescencia y el burocratismo.

Como plataforma para la catarsis funciona de maravillas. Los remitentes
sienten un alivio temporal y hay quienes se ilusionan con la respuesta
de la entidad cuestionada.

No obstante, el balance de los últimos meses es otra invitación a la
duda sobre la efectividad de las denuncias, aunque el triunfalismo como
de costumbre vuelva a asomarse con su característico desatino.

oliverajorge75@yahoo.com

Source: Pura fachada | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/pura-fachada/

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